¿Un PNV preparado para pasar a la oposición?

Cuando CiU perdió el Govern en 2003 y el Tripartit desalojó a Jordi Pujol del Palau de la Generalitat tras 23 años, su mujer, Marta Ferrusola, pronunció una frase antológica: «Es como si entran en tu casa y te encuentras los armarios revueltos porque te han robado». La perpetuación en el poder lleva irremediablemente a una visión patrimonial de las instituciones comunes, lo que a su vez desemboca en un sentimiento de afrenta cuando sucede el democráticamente saludable hecho de que a uno lo manden, de vez en cuando, a la oposición.
A la luz de los últimos resultados en las elecciones al Parlamento de Gasteiz, especialmente en Gipuzkoa y Araba, no es una majarada pensar que, en el corto plazo, el PNV se va a ver obligado a dejar el Gobierno y ocupar la bancada de la oposición en algún momento. Puede ocurrir en esos dos herrialdes y puede ocurrir, no necesariamente de aquí tres años, también en Lakua.
O puede no ocurrir, aquí nada está escrito. Pero ahora que el EBB muda de piel no está de más poner el foco en esta posibilidad, porque los analistas se preguntan qué va a hacer Aitor Esteban para recuperar los miles de votos perdidos, pero no qué va a hacer si no logra virar la tendencia. Del mismo modo, se cuestiona si EH Bildu está lista gobernar instituciones mayores, pero nadie se pregunta si el PNV está preparado para pasar a la oposición como un partido adulto. La actitud de esta nueva dirección jeltzale ante tal eventualidad marcará, en gran medida, la talla de la democracia en esta parte del país.
El antecedente de Gipuzkoa no augura nada bueno, pero hay que insistir en lo saludable de la posibilidad. Es de sentido común y los politólogos lo tienen a estas alturas bastante estudiado. Los últimos en hacerlo han sido Simon Otjes, David M. Willumsen y Djessie Ligthart, que el 7 de marzo publicaron un artículo académico sobre ‘La alternancia en el gobierno y la satisfacción con la democracia’. La principal conclusión es obvia: los votantes de países con niveles altos de alternancia total en el Gobierno muestran mayor satisfacción con la democracia.
Con deportividad. Sin sobreactuaciones, gesticulaciones excesivas, ni aspavientos. Sin tomárselo como una afrenta personal. Con normalidad. Esta también podría ser, por qué no, la dirección del PNV que abra esta parte del país a una sana alternancia democrática.
«Manhattan, Santa Katalina eta Ipar kanalean galdutako 'kokoak' topatzen joango gara udaran»

Si el futuro es China, ¿qué hacer hoy?

EH Bildu postula a Euskal Herria como «nación de libertad» y ve factible un nuevo «campo base»

Un fallecido y una herida grave, vecinos de Zornotza, en un accidente en Aragón
