Ibai Azparren
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

La crisis climática a pie de calle: un paseo por la Txantrea

La Txantrea se transformó el viernes en un aula a cielo abierto. En el marco de su 75 aniversario, el barrio iruindarra acogió un «paseo climático» con voces expertas que a lo largo del recorrido desgranaron los efectos de la crisis climática y la necesidad de repensar nuestro entorno urbano.

«Paseo climático» por la Txantrea.
«Paseo climático» por la Txantrea. (Iñigo URIZ | FOKU)

Bajo un cielo indeciso de primavera, una multitud se congregó el viernes por la tarde en el Puente de la Magdalena, puerta de entrada desde el centro de Iruñea hasta la Txantrea. Convocados por Alianza por el Clima Nafarroa, vecinos, expertos y curiosos recorrieron juntos las calles de este rincón que, a lo largo de sus 75 años de historia, ha sido testigo de luchas vecinales y decisiones urbanísticas, y que hoy se enfrenta a los desafíos de la crisis climática.

En el puente que sigue dotando de encanto a las orillas del río Arga, Camino Jaso, bióloga especializada en restauración fluvial, comenzó su charla con una advertencia: los ríos tienen una capacidad natural -y «maravillosa», todo sea dicho- de autorregularse, lo que atenúa los efectos de la crisis climática, aunque cada vez son más manifiestos.

Una de las consecuencias más claras es el aumento de la temperatura y su impacto en la cadena trófica; otra, la irregularidad en los caudales. En este aspecto, señaló que, aunque Nafarroa no tiene un clima mediterráneo, «se está mediterraneizando». Todos esos desajustes de ciclos pueden combinarse con deshielos rápidos, creando el caldo de cultivo para crecidas impredecibles, como la que ya vivió el barrio hace pocos años.

Recogiendo el guante, Mikel Baztan, especialista en jardinería transformadora, destacó la necesidad de reconectar con el río como aliado: un río que puede enriquecer los suelos con nutrientes cuando se desborda y facilitar así una agricultura regenerativa.

Además, recordó que, hasta los años 50, Iruñea no dependía de la verdura de fuera, ya que la ciudad contaba con amplias huertas como las de la Magdalena. «Es un elemento que debemos conservar», dijo.

Adaptar el entorno

Durante la ruta hacia la Plaza Sabicas, Ana Urtasun, licenciada en Ciencias Ambientales, pidió a los asistentes que observaran el diseño urbano del barrio. Sus calles que dan o niegan sombra, sus plazas arboladas o de hormigón, también ofrecen una crónica climática escrita por distintas formas de entender la ciudad.

Las zonas verdes ayudan a reducir la temperatura en las viviendas en verano, mientras que los parques de caucho, carentes de árboles, tienden a elevarla. Así, subrayó la necesidad de actuar a dos velocidades: para lo nuevo, integrar desde el principio criterios de sostenibilidad y adaptación; y para lo existente, repensar, desmontar, eliminar asfalto y devolver a las calles su función como espacios de encuentro.

En el centro de salud, Peio Oria, doctor en Ciencias y exdelegado de AEMET en Nafarroa, desplegó con precisión científica los datos del cambio climático: veranos que se alargan, fenómenos extremos que ya no son anomalías... «Lo que antes era excepcional, ahora se repite», advirtió. Aunque ya no se puede evitar que los impactos sigan aumentando, señaló que se pueden minimizar sus efectos con políticas activas de adaptación. Sobre ese hilo conductor, también hablaron de las afecciones en nuestro cuerpo. Explicaron cómo las enfermedades se agravan, cómo el calor mata a los más vulnerables y las desigualdades sociales y climáticas se entrelazan.

Antes de finalizar el paseo en el Parque del Mundo, Antonio Aretxabala, geólogo y doctor en Ciencias de la Tierra, ofreció una breve historia del consumo energético y arremetió contra el sistema financiero que alimenta las industrias fósiles, pero también contra la transición que promete continuidad con una capa de verde.

Como ejemplo de proyectos que funcionan, Aretxabala mencionó ‘Lugo Biodinámico’, una iniciativa que fusionó sostenibilidad, digitalización y un urbanismo respetuoso. El proyecto logró reducir la contaminación, mejorar la salud, y recuperar biodiversidad. «Por eso no ha salido en los medios», comentó. Aquí, al menos, sí pueden leerlo.