
La leyenda del viento sur, esa que dice que bajo su influjo la Real se espesa como el chapapote del Prestige, ha escrito este sábado un nuevo capítulo. Después de dos ilusionantes victorias consecutivas, la escalada hacia Europa ha sufrido un severo frenazo tras caer ante un Mallorca que ha aprovechado sus ocasiones para doblegar a un equipo sin capacidad de reacción.
Mal partido de los de Imanol, a quienes se les ha atragantado el 5-3-2 de Jagoba Arrasate y prácticamente han sido incapaces de poner en apuros al guardameta Greif.
Las bajas en el eje de la zaga han dado a Jon Martín la oportunidad de disfrutar de su primera titularidad en Liga, acompañado por Aritz Elustondo. El resto del once podría definirse como el titular, salvo la ausencia de un Brais Méndez que estaba en el banquillo, de regreso tras la lesión en el quinto metatarsiano de su pie derecho durante el choque en Old Trafford, a mediados de marzo.
En el arranque se han escuchado algunos pitos a Sucic cuando tocaba el balón, una crítica por ser sincero y decir esta semana que para él la Real es un puente para tratar de saltar a un equipo puntero de Europa. Algo que entra dentro de la lógica profesional, más en el caso de un jugador que dejó el mejor club de su país de nacimiento para venir a Donostia.
Gol anulado a Oyarzabal
La primera jugada de peligro realista ha terminado en la red, un remate de Oyarzabal a centro de Barrene (m.13), pero el de Eibar estaba ligeramente adelantado y el tanto ha sido bien anulado.
Sí ha subido al marcador el tanto de Larin, tras un error de Barrene, que ha perdido el esférico en un pase horizontal en el centro del campo. Darder ha capturado el balón y lo ha tocado en profundidad para el desmarque del delantero canadiense, que ha batido a Remiro con un toque suave que ha entrado llorando (0-1, m.20).
La réplica de Marín, con un disparo raso y lejano, la ha sacado a córner Greif. La Real ha tratado de sumar ocasiones colgando centros laterales, que sin embargo no han encontrado rematador. Resultaba evidente que los donostiarras necesitaban una inyección con algo de picante para la segunda mitad.
Como primera medida, Imanol ha dejado en el vestuario a un Barrenetxea que tras su exhibición en Las Palmas hoy no ha estado bien –y no solo por la jugada del gol, que le ha podido pesar luego mentalmente– y ha dado entrada en su lugar a Sergio Gómez.
Sentencia nada más regresar
No ha dado tiempo a ver el efecto del cambio antes de que el Mallorca hiciera el segundo. Darder ha encontrado el espacio a la espalda de Aramburu, ha pisado área, y cuando Aritz ha salido a cerrar ha disparado con el interior de la diestra al palo largo. Su tiro no iba muy ajustado, pero Remiro no ha estado fino y el balón se le ha colado por debajo de los brazos (0-2, m.47).
Con el choque muy cuesta arriba, el técnico blanquiazul ha quitado a Sucic para meter a Oskarsson arriba y colocar a Oyarzabal en la mediapunta. Pero así tampoco.
Superada la hora de encuentro ha habido un atisbo de reacción local a base de empuje. Jon Martín ha podido recortar distancias al cabecear un saque de esquina, pero se ha topado con los reflejos del meta bermellón. Olasagasti y Mariezkurrena saltaban al verde por Marín y Kubo.
Pero ha sido un espejismo. El partido languidecía como quien dormita en el sofá tras una opípara comida dominical, y por momentos estaba más cercano el tercero del Mallorca. Derrota justa, un vía crucis como aperitivo de la Semana Santa.

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