Las circunstancias fuerzan a CDU y SPD a formar Gobierno

A principios de mayo, el Bundestag podría elegir al nuevo canciller si las bases del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) aprueban al nuevo pacto de gobierno. El acuerdo alcanzado con la mayoritaria Unión Demócrata Cristiana (CDU) se vio acelerado por el caos en las bolsas internacionales.

El líder de la CDU, Friedrich Merz.
El líder de la CDU, Friedrich Merz. (EUROPA PRESS)

La primera fuerza política en Alemania, la CDU, y la tercera, el SPD, han dado por cerradas esta semana sus negociaciones sobre un acuerdo para la constitución de un nuevo bipartito. No será una «gran coalición» como en la época de la excanciller Angela Merkel (CDU), cuando sus socios socialdemócratas aún se situaban en segundo lugar.

La fase negociadora, iniciada tras las elecciones, se topó con su súbito final el pasado lunes cuando el canciller en funciones, Olaf Scholz (SPD), pidió al presidente de su partido, Lars Klingbeil, y al líder de la CDU, Friedrich Merz, que cancelasen su reunión para encontrarse con él, tal y como informó la prensa alemana. La intervención de Scholz, quien no formará parte de la futura coalición, se debió a la caída de la bolsa alemana, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara en el marco de su guerra comercial los aranceles contra los Estados miembros de la Unión Europea.

Alemania se vería especialmente afectada por esta política fiscal de Washington, pero el Gobierno de Berlín tiene las manos atadas porque solo actúa en funciones.

Si fuera por Merz, el Bundestag le elegiría canciller cuanto antes, el 6 o el 7 de mayo. Sin embargo, el pacto alcanzado con Klingbeil debe recibir el visto bueno de las bases socialdemócratas. La CDU opta por otra vía: que sean solo sus ejecutivas las que lo avalen.

Ambos líderes no tendrán fácil convencer a los suyos porque se trata de un matrimonio de conveniencia

El SPD tiene razones para temer, en caso de gobernar esta legislatura con la CDU, otra debacle histórica como la que sufrió en las elecciones generales de febrero, cuando cayó al 16% de los votos. Para paliar este bajón, el SPD ha negociado con tesón imponiendo una serie de exigencias a las que renunció, paradójicamente, mientras gobernó con los Verdes y los liberaldemócratas (FDP).

El mayor logro ha sido forzar a la CDU con la ayuda a que Alemania levante el freno de la deuda. Con el cambio constitucional, realizado solo pocos días antes de la constitución del nuevo Bundestag -en el cual no habría dispuesto de la mayoría de dos tercios, ni siquiera con el apoyo de los Verdes-, el futuro Gobierno podría contraer deudas por valor de 800.000 millones de euros.

Justamente esta jugada política podría ser el inicio del fin de la carrera de Merz. Durante tres años, e incluso en campaña electoral, insistió en mantener el freno de la deuda. Poco después de las elecciones generales, sin comunicarlo, dio un giro de 180 grados.

El enfado de sus bases y la decepción entre su electorado es mayor de lo que recogen los medios. No obstante, se refleja muy bien en los actuales sondeos electorales: por primera vez en su historia, la neofascista Alternativa para Alemania (AfD) adelanta a la CDU en una encuesta colocándose en primera posición.

Un comité comarcal de la CDU en el este alemán exige que se levante el cordón sanitario a la ultraderecha para poder gobernar con ella. En campaña, la lideresa de la AfD, Alice Weidel, había pronosticado que Merz no iba a poder cumplir su palabra y ahora los hechos le dan la razón.

Así, la presentación del acuerdo de coalición es una fuga hacia adelante del jefe de la CDU. Él y su entorno de confianza piensan que gobernando podrán recuperar la confianza perdida.

Por eso, quieren reducir la carga fiscal sobre los ingresos bajos y medios, y también para las empresas. El nivel de las pensiones debe estar asegurado hasta 2031. Además, reactivarán el servicio militar aunque en un principio sería solo voluntario y no obligatorio. Asimismo, plantean aumentar las ayudas a los estudiantes. Para las trabajadoras autónomas pretenden crear una ley con derecho a la protección de la maternidad para cuando den a luz. Los socios quieren abolir la Ley de la Cadena de Suministro alemana para aliviar a la economía.

Eliminan la denominada «turbo-naturalización» de extranjeros después de tan solo tres años. Además, se endurecerán las condiciones para recibir ayudas sociales. Los refugiados con estatuto de protección restringida no podrán traer a Alemania a familiares durante dos años.

Todavía existe la posibilidad de que las bases de la SPD, pero también las ejecutivas de la CDU, tumben el acuerdo de gobierno. En ese caso, a Merz solo le quedaría la opción de gobernar en minoría o con la AfD o de perder tres votaciones a canciller en el Bundestag para solicitar al presidente federal que disuelva el Parlamento y convoque elecciones anticipadas.