«Trump parece buscar el regreso a un esquema puramente colonial del comercio»
Ricardo Bustillo es profesor de la UPV-EHU y experto en Macroeconomía, Comercio Internacional y Globalización en la Facultad de Sarriko. En varios artículos recientes ha tratado de racionalizar el impacto y la doctrina económica que empujan a Donald Trump a iniciar esta guerra comercial.

Hemos visto a Trump hacer saltar por los aires el consenso sobre el clima, romper con la Organización Mundial de la Salud, permitir bombardeos de la ONU en Gaza. ¿Hasta qué punto esta guerra de aranceles es la traslación de este mismo reordenamiento mundial al plano económico?
Más que una reordenación, esto parece la destrucción de lo existente. La intención de la Administración Trump parece ser eliminar cualquier atisbo de cesión de soberanía a la Organización Mundial del Comercio, la OMC, que aunque es de creación posterior a la ONU, responde a esa misma filosofía. Trump ya actuó en contra de la OMC en su primera legislatura, pero ahora lo hace con más contundencia. El compromiso de la OMC es que los países no levanten aranceles de forma unilateral. Trump plantea, con distintas justificaciones económicas, volver a una política de proteccionismo. Piensa que eso le conducirá a una reindustrialización y que resolverá algunos déficits que EEUU arrastra desde hace muchos años.
Pero sí que la ruptura de los marcos mundiales abriría la vía a otro tipo de acuerdos comerciales, un multilateralismo. En un artículo reciente, usted hablaba de «regionalismo autoritario».
Es un concepto académico. Lo que la OMC reconoce como instrumentos de integración comercial son aquellos avalados por la propia OMC como aquellos que conducen a una integración comercial: zonas de libre comercio, uniones aduaneras, mercado común, unión monetaria... Básicamente, las fases por las que ha pasado Europa para conformar la UE. Algunos autores sostienen que hay otro tipo de regionalismo que, aunque se parece a zonas de libre comercio, responde a otros intereses. Ejemplo de ello serían los tratados que ha firmado Rusia con antiguas repúblicas soviéticas y que no han conllevado el desarrollo de una integración comercial, sino que tiene que ver con una colaboración de tipo militar. Es una regionalización con un líder marcado y países satélites.
¿Ve usted similitud entre el regionalismo autoritario y lo que pretende establecer Trump tras esta fase de subida de aranceles?
Entiendo que sí y se lo puedo explicar. Lo que pretende EEUU no es liberalizar el comercio entre estados, sino justo lo contrario. Estados Unidos quiere volver a una especie de comercio de compensación que esté bilateralmente equilibrado con todos y cada uno de sus socios. Eso es casi imposible y, además, especialmente grave con países en vías de desarrollo.
«EEUU quiere volver a un comercio de compensación que esté bilateralmente equilibrado con todos y cada uno de sus socios. Es casi imposible»
¿Por qué?
No se suele mencionar, pero la ONU desde mediados de los 60 avaló que a los países en desarrollo no se les podía exigir una apertura comercial como al resto. Instó a los países desarrollados, y estos así lo hicieron, a establecer sistemas de preferencia hacia países en vías de desarrollo. La UE permite a la entrada de productos industriales y agrícolas de países del África Subsahariana con arancel cero, mientras que estos países de África pueden poner los aranceles que quieran a productos de la UE. Que EEUU pretenda ahora poner aranceles del 20% a Vietnam no tiene mucho sentido. ¿Van a coser las zapatillas ellos? De ahí la sospecha de que lo que busca EEUU es cerrar después otro tipo de acuerdos. El ejemplo de Ucrania nos da pistas.
¿Se refiere al acuerdo sobre las tierras raras?
Lo que ha pedido EEUU a Kiev son recursos y, en especial, sus tierras raras. Un planteamiento así tiene precedentes en la historia del pensamiento económico. Es volver a un esquema puramente colonial de comercio. Esto es, la metrópoli se surte de recursos de sus colonias y las colonias importan bienes manufacturados o, simplemente, no importan nada. Estados Unidos tiene esa obsesión por las tierras raras y otro tipo de recursos.
O sea, que no se trata simplemente de equilibrar la balanza de pagos con todo el mundo.
Eso también está ahí, pero es un objetivo comercial absurdo. Yo miro al pasado para interpretar esto. Es una política mercantilista y el mercantilismo es una doctrina anterior al siglo XVIII y que fue la que seguían los asesores de las monarquías absolutistas que acabaron convirtiéndose en potencias coloniales. Reconozco que, personalmente, estoy mediatizado por la política de EEUU en Ucrania. Si EEUU va a Ucrania y lo que quiere es un recurso, esto invita a pensar que busca este tipo de acuerdos. Por otro lado, es algo que también está copiando a China. China ha cerrado acuerdos así, sobre todo en África. A cambio de obras e inversiones, Pekín se ha garantizado el acceso a materias primas que ellos consideran interesantes.
Quizá EEUU piensa que se está quedando atrás a la hora de garantizarse determinadas provisiones. Esto implica que va a haber países que no van a tener activos de este tipo para conseguir que EEUU les baje los aranceles. Entre ellos, la UE. Por eso a la UE no le queda otra que elevar los aranceles en respuesta a determinados productos estadounidenses.

¿Realmente un político, por fuerte que sea su país, es capaz de dar un viraje así a la globalización? Se han levantado voces en Wall Street, Goldman Sachs dice que va a haber recesión si sigue por este camino. El Gran Capital ha pedido una moratoria de 90 días y, de hecho, ha conseguido frenarle.
La reacción de las bolsas avala el repliegue. No creo que esto siente las bases para la eliminación de la globalización, aunque sí para que se disminuya la apertura hacia el exterior que tiene la mayoría de los países. También es verdad que, tras la Gran Recesión o de la reciente crisis de 2008, hubo cierto repliegue del comercio internacional. Siendo EEUU, como sigue siendo, la potencia económica mundial, sí que tiene la capacidad de disminuir el comercio internacional. Otra cosa es que las grandes empresas de EEUU pierdan también, porque están muy imbricadas internacionalmente.
Quizá lo sorprendente, desde una perspectiva de política comercial estricta, es que se apliquen aranceles generales. Se sabe que los únicos aranceles que han funcionado hasta ahora son los aranceles únicos a determinados productos. Si yo quiero preservar una industria nacional concreta, por la razón que sea, para esos productos y solo para esos, puedo fijar unos aranceles con éxito.
Como la UE con la PAC de los agricultores o la subida de tasas al automóvil eléctrico chino.
EEUU había puesto ya un arancel del 200% al automóvil chino. Había ya una prohibición de compra encubierta antes de que todo esto se desatara. Pero esto es algo habitual en la política comercial. Pero un arancel general es muy extraño. Aunque, bueno, también es un modo de que un país recaude impuestos. De hecho, el único impuesto que Trump está dispuesto a subir es el arancel.
¿Y China, hasta qué punto le puede mantener el pulso? Porque la tregua de 90 días lo que ha hecho es despejar el terreno para que peleen dos contendientes: el gran consumidor y el gran exportador.
Hay una pugna por la hegemonía futura y hay consenso entre la Administración demócrata y la republicana de que hay que hacer algo con China. Tratan de arbitrar políticas para retrasar el sorpasso. China ha reaccionado con lógica. Si tú me pones aranceles, yo también.
Sin embargo, ha aparecido en prensa y es algo en que los economistas pensamos a menudo, China posee un gran volumen de activos de deuda pública de EEUU. Hay posibilidad de que se le crucen los cables a Pekín y se ponga a vender masivamente los títulos de deuda y entonces sí que les generaría un problema a Washington. EEUU podría entrar en default [quiebra financiera] y ser incapaz de pagar los vencimientos de deuda. Pero, visto el poco respeto que tienen últimamente las autoridades norteamericanas a cualquier compromiso, lo mismo les da igual entrar en default.
«Hay posibilidad de quw Pekín se ponga a vender masivamente los títulos de deuda y entonces sí que les generaría un problema a Washington»
Aun así, el punto comercial, China es el lado débil porque ha mantenido un crecimiento basado en las exportaciones. Este modelo lo imitó de Corea y Japón y los dragones asiáticos. Disminuir la globalización y la apertura comercial podría llevar a cierto colapso de la economía china, porque EEUU necesita menos al resto del mundo para crecer.
¿China tiene ese poder? ¿Puede llevar a EEUU al «default»?
Eso ha aparecido en prensa, al menos. Yo no lo puedo asegurar, pero la palanca de retirada de fondos ahí está. China ha registrado durante muchos años superávits y ha tenido una capacidad de financiación que ha colocado donde han podido. Aquí no somos muy conscientes, porque China no ha estado muy interesada en el Estado español. Ese desinterés, por otro lado, no es ninguna buena señal en cuanto a la calidad de los activos de aquí. China se lleva muchos años comportándose como una economía desarrollada. Y si no es capaz de llevarl a EEUU al default, sí le puede generar un serio quebradero de cabeza.

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