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Entrevista
Diego Di Risio
Investigador del Observatorio Petrolero sur

«La fracturación hidráulica es mucho más abrasiva y violenta»

Nacido en Buenos Aires (1984) y licenciado en Ciencias Políticas e investigador del Observatorio Petrolero sur, Diego Di Risio conoce de cerca los efectos de la fracturación hidráulica y advierte sobre sus riesgos medioambientales, debido a las grandes cantidades de agua que necesita y las sustancias químicas que emplea.

Diego Di Risio (NAIZ.INFO)

¿Cómo ha sido el proceso del «fracking» en Argentina?
En diciembre de 2010 Repsol anuncia el hallazgo de un gran yacimiento de gas no convencional y en octubre informa de que ya está extrayendo 5.000 barriles diarios. El proceso fue extremadamente rápido, algo que no hemos visto con el petróleo y el gas convencional, donde se necesitan dos o tres años. Hoy en día para Argentina esto es muy nuevo, como antecedente a nivel mundial está la experiencia de EEUU con diez años de explotación. Ahí es donde basamos nuestra posición ante la implantación de este tipo de industrias, debido a la contaminación que generan. En este sentido, Argentina está considerada tercera reserva global de gas no convencional. Todo parece bastante amenazador.

Se conocen algunos impactos que este proyecto tiene en países en los que ya se ha implantado. ¿Cuáles son esos impactos?
Con los métodos no convencionales se está viendo una mayor velocidad de los impactos. Lo que antes tardaba 25 años en manifestarse, en menos de 10 años está mostrando esas mismas consecuencias. En el caso en EEUU, hay una carencia de información, porque los informes de empresa no contienen todos los químicos que usan. Los que se conocen son los que la gente ha ido recogiendo en los mismos pozos o mediante informes que se han filtrado. Se sabe que muchos de los químicos que se usan son cancerígenos a niveles de toxicidad muy altos, siendo una amenaza muy alta para la población. Es más violento.

En Argentina ¿qué gestión se hace del agua contaminada?
La Secretaría De Energía dice que el agua de formación, que es el agua que está presente en los yacimientos convencionales junto al petróleo y al gas, es un agua hipersalina muy contaminante en toda la etapa de perforación de pozos. La amenaza de contaminación es mayor por lo que tendría que ser tratada y reinsertada en los pozos. Lo que nosotros en cambio hemos visto es que generalmente es vertida al ambiente, o se hacen pozos y se tira, con lo cual directamente se escurre al yacimiento. Por ejemplo, el Parque Nacional Calilegua en el norte de Argentina, donde el Estado nacional tiene una explotación petrolera hubo que obligar a la empresa a reinsertar las aguas de formación, porque las estaba virtiendo directamente a los arroyos.

Cada vez se invierte más en nuevas formas de extracción. Recuerda un poco al boom de los biocombustibles.
En Francia han iniciado el mismo proceso y es muy interesante ver cómo se ha movilizado la gente para informarse y cómo han levantado la voz. Finalmente, el Estado francés declara una moratoria sobre la fractura hidráulica. En Europa, Polonia es el mayor foco de inversión de reservas. Parece ser un nuevo escenario que se abre y es preocupante, ya que tiene muchos costes ambientales y sociales. Pero al mismo tiempo, en cuestión energética, es una reducción notable de los convencionales.

Desde el observatorio petrolero del sur ¿Cómo plantean su posición?
Nosotros queremos ayudar a divulgar todos estos impactos de la industria petrolera y los riesgos que plantea medio ambiental y socialmente. Trabajamos con comunidades indígenas que estén resistiendo a todos estos avances, y en otras regiones afectadas. Por otro lado, trabajamos a nivel global, la explotación del petróleo no es solo problema de Argentina, la cuestión del cambio climático es algo que afecta a todos. Abogamos por una moratoria de las nuevas áreas de exploración de técnicas no convencionales y convencionales, que se deje el petróleo en el subsuelo.