Tormentas parlamentarias en pequeños vasos de agua
En relación a la forma, la repetición de la votación fue una claudicación ante la presión del unionismo y alguno de sus medios. En cuanto al fondo, el Parlamento ha ido bastante más lejos, al pedir el acercamiento de los presos y la libertad de los enfermos y los que han cumplido las 3/4 partes de su pena.
La votación de ayer de la enmienda del PNV nunca debió producirse. La Presidencia de la Cámara había acreditado que fue un error de la parlamentaria del PSE Blanca Roncal, y no un fallo técnico, lo que rompió el empate sobre el texto jeltzale. Sin embargo, Bakartxo Tejeria sucumbió finalmente a las presiones del PSE y a las comparaciones con el partidismo de Juan María Atutxa que se hicieron en medios unionistas. Aseguró no estar dispuesta a que se pusiera en duda su imparcialidad y que las críticas eran «completamente infundadas», pero accedió a la repetición de la votación. Ayer la Presidencia clarificó su posición para el futuro, afirmando que no volverá a repetirse una votación por el error de un parlamentario o parlamentaria, argumentando para ello que los servicios jurídicos han constatado que es el proceder habitual en el Congreso, en el Senado y en otros parlamentos autonómicos. Esto hace aún más difícil de comprender la decisión de permitir ayer la cuarta votación de la misma enmienda.
Ocurre, sin embargo, que el texto de la enmienda del PNV y sus hechos no acompañan al discurso grandilocuente con el que lo han revestido. Es más, diría que el escrito -como el de la creación de la Ponencia de Paz y Convivencia- estaba hecho para que EH Bildu no lo apoyara y poder luego criticar su posición. Nunca se buscó el acuerdo. Es más, cabe recordar que hace una semana, pese a que el error del PSE permitió la aprobación de la enmienda, Joseba Egibar dio una rueda de prensa para poner a caldo a la coalición independentista. Cualquiera que la escuchara pensaría que el texto se había rechazado, como lo había previsto el PNV.
Por otro lado, es preciso recordar que lo propuesto ahora por el PNV está muy por debajo de otros posicionamientos que ha tenido el Parlamento de Gasteiz en defensa de los derechos de los presos y, además, en momentos mucho más duros que los actuales. Baste como ejemplo que en los años 1996 y 1997 la Cámara autonómica exigió al Gobierno de Aznar un plan de acercamiento de todos los presos a cárceles vascas, la libertad de los enfermos y de los que habían cumplido las tres cuartas partes de condena. Ante la negativa de Madrid, redactó su propio plan y denunció la política penitenciaria española ante las instituciones europeas. Una comisión parlamentaria se entrevistó con Txikierdi, portavoz del colectivo de presos. Y todo eso con secuestros y atentados de por medio.