El silencio se convierte en Elorrio en un clamor contra la política penitenciaria y la dispersión
Miles de personas se han dado cita esta tarde en Elorrio para despedir a Arkaitz Bellon, cuyos restos mortales han llegado esta mañana procedentes de la prisión de Puerto de Santa María.
Un mar de paraguas del que sobresalen mástiles con ikurriñas, cada una con su correspondiente crespón negro en señal de luto por la muerte de Arkaitz Bellon. Elorrio ha sido durante la jornada un silencioso clamor contra la política penitenciaria en general y la dispersión en particular, solo roto por la marcha de Sorozabal. Esa decisión política por la cual los allegados del preso de Elorrio han tenido que recorrer más de 2.000 kilómetros para repatriar su cadáver. Los mismos que han tenido que cubrir, fuesen cuales fuesen las condiciones de la carretera, para cada visita durante los últimos trece años.
También cuando llovía, como esta tarde. Pero eso nunca fue un obstáculo. Hoy tampoco. Miles de personas han querido acompañar a la familia de Bellon en este último viaje. Tras una pancarta con el lema «Espetxe politika hiltzailea! Aski da!». El silencio se ha hecho entonces atronador. Gritos de rabia. «Herriak ez du barkatuko», «Espetxeak apurtu»… Pancartas con el lema «Agur eta ohore». Corazones encogidos y el deseo de que sea el último.
La marcha, encabezada por una gran ikurriña con crespón negro portada por amigos y familiares, ha recorrido Elorrio durante más de una hora, hasta retornar a la plaza. Entre los asistentes se ha podido ver, entre otros, los dirigentes de Sortu Hasier Arraiz, Joseba Permach, Pernando Barrena, Joxean Agirre, Niko Moreno, la portavoz de EH Bildu Laura Mintegi, o la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide. Una cerrada salva de aplausos ha puesto punto y final a una tarde plomiza, acorde con el ánimo. Pero como se ha cantado un poco antes, «lepoan hartu ta segi aurrera…».