INFO

Que el adelanto no sean los árboles que tapan el bosque

Haya elecciones ahora o en 2015, el horizonte seguirá siendo el mismo, por lo que a los partidos les conviene no quemar más naves de las precisas ni equivocarse en esta refriega preliminar antes de la madre de todas las batallas: más régimen o nueva era.

Ramón Sola.

La jugarreta del PSN ha creado una situación tan compleja en Nafarroa que se corre el riesgo de que los árboles tapen el bosque. Y es que se mezclan dos planos: el que podríamos denominar formal (si las elecciones son ahora o en 2015) y el de fondo (si en ellas se produce un vuelco y, en consecuencia, se acaba el régimen). Por tanto, tiene muy poco sentido evocar el «agostazo» de 2007 para augurar que el PSOE finalmente no permitirá elecciones ahora. Porque lo único que el PSN plantea es anticiparlas un año. Lo hace, obviamente, por interés partidista, sabedor de que si dejara correr toda la legislatura sin haber tumbado a Barcina llegaría muy tocado a la campaña, y consciente también de que celebrar las navarras el día de las europeas le puede aportar cierta tracción extra. Se trata de un cálculo político que sin duda comparte Rubalcaba (si es que no lo ha hecho él mismo).

Conviene entender esta diferencia de momentos para leer correctamente elementos que ya están sobre la mesa, como el afán común de PP, UPN y PSN por reforzar el cinturón sanitario en torno a EH Bildu. No está en juego el adelanto, que se hará -salvo otro vuelco brutal- con Roberto Jiménez como presidente y el apoyo imprescindible de los abertzales de izquierdas sin que al PSOE le genere mayores costes (al fin y al cabo solo estará adelantado el fin de un gobierno terminal). Pero sí va estando en juego el fondo de la cuestión, que es si hay cambio o no en Nafarroa, lo que pasa primero por los resultados electorales y después por los pactos posteriores.

Por tanto, a los partidos les conviene no quemar todas las naves en esta refriega preliminar, porque equivocarse puede tener efectos en la posterior, que sí será la madre de todas las batallas. Haya elecciones ahora o en 2015, el horizonte será el mismo. Si entre los dos extremos irreconciliables (UPN y PP, por un lado; EH Bildu, por otro) suman más de la mitad de escaños, como se da por seguro, la situación posterior seguirá bloqueada, y será el extremo que mejor maniobre políticamente el que decante si el régimen sigue o empieza otra era.