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Dos zonas protegidas en Murcia donde Kutxa se dejó 250 millones

Entre las fincas de Lo Poyo y La Zerrichera, en Murcia, Kutxa se dejó cerca de 250 millones de euros. Entre 2004 y 2006 adquirió los terrenos para construir dos resorts de lujo. Estaban en zonas protegidas que habían sido recalificadas fraudulentamente. Ahora es propietaria de reservas en las que no puede colocar un ladrillo.


Para acceder a Las Zerricheras desde Cartagena (Murcia) hay que atravesar una autopista por la que apenas cruzan dos o tres camiones en todo el recorrido. Otro de esos monumentos al cemento que arruinaron la costa mediterránea. En media hora se cubren los 70 kilómetros que separan la capital murciana de esta de las 250 hectáreas que la caja guipuzcoana compró por 128 millones a través de Inverlur, su promotora inmobiliaria. El objetivo: construir 4.000 viviendas, un hotel de lujo y un campo de golf. Otro más. La zona está alejada de la playa, a unos 15 kilómetros, y se ubica en medio de tierras cultivadas. No obstante, las lomas verdes delatan los terrenos destinados al elitista deporte. Porque Kutxa no fue la única que tuvo la brillante idea de especular con terrenos que, una vez recalificados, multiplicasen su valor. Sin embargo, observando el aspecto decadente del resort cercano, llamado Lorca Golf Resort, se llega a la pregunta sobre dónde se rompe el ciclo del beneficio. Apenas hay dos parejas de jugadores y unos edificios cuadrados que rompen el entorno, casi como si se hubiesen dejado caer con helicópteros. Las ventanas, la mayoría de ellas cerradas, evidencian que no pasa mucha gente.

Kutxa, sin embargo, no llegó a poner un solo ladrillo en el proyecto que estaba previsto denominarse Águilas Golf. Sus 128 millones fueron a las manos de Trinitario Casanova, antiguo dueño del Grupo Hispania, un promotor bien conectado con el Gobierno de Murcia, donde se han sucedido las imputaciones contra responsables como Francisco Marqués o Antonio Cerdá, quienes desempeñaron cargos en Medio Ambiente.

El origen de uno de los principales escándalos de Murcia y que afecta también a Kutxa comenzó un año antes de la operación, cuando el pleno del Ayuntamiento de Las Águilas levantó la protección del terreno pese a estar incluido como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA). La maniobra motivó los recursos de asociaciones ecologistas como Anse. Y lograron pararlo. La Justicia reconoció que se trata de un enclave protegido, tanto por vegetación como por fauna, ya que se encuentran especies como la tortuga mora que gozan de especial cuidado.

El despropósito no termina aquí. En Lo Poyo, junto al mar Menor, Kutxa también invirtió 110 milllones de euros (de un total de 230) en un terreno protegido parcialmente. La venta se produjo en 2004 y, en total, se abonaron 219,1 millones de euros por 510 hectáreas de suelo rústico. El objetivo era construir 5.000 viviendas y varios campos de golf. En la maniobra, además de Kutxa, participaron los empresarios Javier Arteche, Luis María Maya y Agustín Aguirre, miembros del Grupo Yeregui. En principio estaba prevista una recalificación, aprobada en 2006, que permitiría poner en marcha el proyecto, ubicado a menos de un kilómetro de la costa en territorio protegido. También aquí, los recursos lograron paralizarlo. Actualmente, ambas inversiones han quedado reducidas a dos terrenos . Además de perder 238 millones (de los que se ha especulado que se podría solicitar una devolución), Kutxa se vio envuelta en uno de los grandes escándalos vinculados a la construcción en Murcia. Cómo se llegó a esta situación sigue siendo un gran interrogante.

Muchos interrogantes sobre un proceso con sombras pero sin investigación

«Está claro que se han pagado favores. Pero si en el norte no se investiga, todo quedará como está ahora mismo». Pedro García es portavoz del grupo ecologista ANSE, reivindica la necesidad de investigaciones profundas para determinar cómo se desarrollaron los procesos de compra en Las Zerricheras y Lo Poyo. Ambas estuvieron vinculadas a operaciones de recalificación que, finalmente y tras los recursos ecologistas, fueron paralizadas. A juicio de García, «no se han pedido responsabilidades», lo que cierra el camino para conocer cómo se fraguaron estas ruinosas inversiones. «Hubo varios intermediarios y se produjeron engaños», afirma el ecologista, preocupado por el hecho de que los jueces no puedan llegar hasta el final para determinar cuál fue el proceso que llevó a Kutxa a adquirir dos fincas en las que no podrá construir por estar ubicadas en terreno protegido. Por si esto no fuera poco, incluso se llegó a especular con las ramificaciones vascas de la conocida como «operación Malaya», que provocó el procesamiento de cerca de 90 personas en 2006 acusados de corrupción. El nexo entre los responsables de esta trama y la caja guipuzcoana se encontraría en inversiones realizadas a medias como la que estuvo prevista en Lo Poyo y que no se puso en marcha. A.P.