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Pedro Sánchez equipara el independentismo y la violencia machista en su primer discurso

«Hemos de desterrar palabras que nos indignan a todos: crisis, pobreza, violencia de género o independentismo». Con estas palabras, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha ubicado las demandas soberanistas de Euskal Herria o Catalunya en el mismo lugar que las agresiones machistas.

Sánchez arropado por sus predecesores en el cargo: González, Zapatero, Rubalcaba y Almunia. (Pierre Philippe MARCOU / AFP)

Pedro Sánchez ha puesto al mismo nivel el independentismo y la violencia de género en su primer gran discurso como líder de Ferraz, tras ser aclamado ayer por los asistentes al Congreso Extraordinario después de imponerse a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias en las votaciones internas del pasado 13 de julio.

Su Ejecutiva, en la que se mantiene el exlehendakari Patxi López y entra el todavía secretario general del PSN, Roberto Jiménez, ha recibido el apoyo del 86% de los asistentes al cónclave.

El comité federal, donde también estarán presentes representantes del PSE como Rodolfo Ares y del PSN, como Maite Esporrín, ha recibido un aval similar, el 87% de sufragios. Tras una larga tarde de sábado de negociaciones y después de que Madina y Pérez Tapias denunciasen haber sido ignorados al configurar la dirección, alrededor de la 1 de la madrugada se hizo pública la Ejecutiva, donde destaca el peso de Andalucía y en la que recalan tanto López y Jiménez como Pere Navarro.

Los tres, secretarios generales en territorios con reclamaciones soberanistas en los que el PSOE está sufriendo un grave castigo electoral. El discurso de Sánchez se ha movido en el terreno de lo esperable. Ha defendido su espacio, reivindicando los gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero y se ha reivindicado como alternativa turnista al PP, rechazando el «populismo» y a quienes «solo tienen el proyecto de atacar al PSOE», en referencia a Podemos.

En su intervención, que se ha alargado por espacio de una hora, el nuevo secretario general ha avanzado sus líneas maestras para la crisis estructural que afecta al Estado español y que afecta a la economía, las instituciones y el modelo territorial. Sobre este último punto, tras descalificar al independentismo y clamar por «erradicarlo», Sánchez no se ha saltado el guión y ha defendido su reforma federal. «Soy federalista porque soy socialista», ha argumentado, rechazando a quienes «pretenden confundir diciendo que libertad es igual a separación».

No ha hecho referencias a la consulta prevista para el 9 de noviembre en Catalunya, pero ha insistido en que la vía propugnada en la Declaración de Granada es «la única que garantiza la unión de los pueblos de España». Como viene siendo habitual, ha situado a Ferraz como alternativa ante el «choque de trenes» entre la «derecha madrileña» y el «separatismo de (Artur) Mas».

En este punto, ha tratado de identificar las demandas mayoritarias de consulta con los líderes de CiU y escándalos de corrupción como la reciente confesión del expresident Jordi Pujol de que defraudó a Hacienda durante más de tres décadas, cuestionando el patriotismo de quien entre patria y patrimonio, elige patrimonio y se lo lleva a un paraíso fiscal».

Silencio sobre Euskal Herria

El tiempo dedicado a explicar su posición en Catalunya contrasta con el silencio sobre Euskal Herria. No ha pronunciado ni una palabra sobre el conflicto vasco o el ciclo abierto hace casi tres años con el cese de ETA.

La crisis de legitimidad de la clase política que se ha cebado especialmente con el PSOE también ha sido analizada por Sánchez. Ha insistido en que «no me temblará la mano» para expulsar a corruptos de Ferraz y ha anunciado que todos los miembros del partido que aspiren a cargo público tendrán que hacer públicos sus bienes.

Además, cada tres meses el PSOE hará públicas sus cuentas. Consciente de que la confianza de la sociedad hacia la clase política está bajo mínimos, el secretario general ha defendido limitar los mandatos de los presidentes españoles a un máximo de dos legislaturas (como ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos), reordenar la financiación de los partidos», para evitar casos como el de la «trama Gürtel» o endurecer el código penal en casos de corrupción.

Al igual que ocurrió ayer, buena parte de los dardos han ido destinados, sin mencionarlos, a Podemos e IU, en ascenso frente al descalabro de Ferraz. «Hoy es un mal día para los que solo tienen un proyecto: atacar a los socialistas. Necesitan decir que somos iguales para sentirse diferentes», ha afirmado.

«No habrá gran coalición, ni en Madrid ni en Bruselas», ha reivindicado, defendiendo su decisión de no votar a Jean Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. Los recados a las fuerzas emergentes no se han quedado ahí, y ha instado a sus militantes a «buscar a los que votaron por otras opciones», tratando de ubicarse como única alternativa de Gobierno al PP y situar como «irrealizables» otros planteamientos.

Por eso, ha defendido «ir al encuentro de una política de progreso sin populismos ni demagogias», aseverando que si no se pagase la deuda, quien sufriría las consecuencias no sería el «jefe de una multinacional» sino el «empleado que cobra 600 euros».

«Somos el partido que aspira a gobernar. Las promesas no nos salen gratis», ha remarcado. Su posicionamiento más claro: reivindicar el pasado de un partido en decadencia. «A los populistas les decimos que somos herederos de una transición histórica de la que nos enorgullecemos». 

Puesta de largo

En medio de una gran ovación y arropado por todos los anteriores secretarios generales del PSOE (han subido al escenario Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba), Pedro Sánchez ya ha culminado su puesta de largo como jefe.

Aunque la semana pasada ya celebró algunos encuentros con sindicatos o empresarios, mañana comienza su mandato. Por la mañana, la nueva Ejecutiva se reunirá por primera vez en Ferraz. Por la tarde tiene previsto encontrarse en Moncloa con el presidente español, Mariano Rajoy. Entre las tareas más urgentes, ambos han mostrado su disposición a sellar un pacto de Estado mirando a Catalunya.

El miércoles, el jefe del Govern, Artur Mas, viaja a Madrid a encontrarse con Rajoy. Con pronunciamientos como el de hoy parece evidente que no tendrá dificultades para aliarse a Sánchez frente a las demandas democráticas de la mayoría catalana