Encuesta de GARA (IV): La caída del régimen, a tiro de voto
La posibilidad de un verdadero cambio en Nafarroa está más cerca que nunca. Según la encuesta realizada por Torrene para GARA, las formaciones que han sostenido al régimen desde 1978 no alcanzarían la mayoría absoluta, abriendo el camino a un acuerdo entre las fuerzas que mantienen la necesidad de dar un vuelco a la forma de gobernar. UPN sigue como primera fuerza, pero muy castigada por una gran mayoría que considera dañina su gestión.
UPN, PSN y PP no lograrían sumar la mayoría del Parlamento Foral si las elecciones se hubieran celebrado en el momento de realizarse esta encuesta.
Como probablemente haya leído con cierta rapidez las cinco líneas anteriores, repetimos que según esta encuesta –y otras más que se vienen realizándose en el territorio– los partidos políticos que han sustentado el régimen desde 1978 han caído tanto, y tanto ha crecido la reacción política y cambiado la sociedad, que ni el poder mediático ni la red clientelar extendida como una tela de araña en instituciones, organizaciones empresariales y sindicales o cualquier tipo de lobby o asociación que dependa de una subvención, parece poder evitar que formaciones emergentes de izquierda, participativas, soberanistas y abertzales (en diversas combinaciones de los cuatro adjetivos) vayan a sumar una mayoría el próximo 24 de mayo. Y podrían no solo formar el Gobierno foral, sino también ganar el Ayuntamiento de la capital, Iruñea.
Estos datos suponen una verdadera revolución en el territorio, que solo precisa ya de la confirmación –que está al alcance de la mano– por parte de una mayoría de la ciudadanía con su voto en las urnas en la primavera que viene.
Sigue ganando UPN
En cualquier caso, conviene no engañarse. Pese a la desastrosa valoración que la mayoría de la ciudadanía navarra concede a la gestión de Yolanda Barcina y su partido, UPN sigue siendo todavía la fuerza mayoritaria en intención de voto en Nafarroa, tanto en lo expresado directamente por los encuestados por Torrene, como una vez analizados y tamizados los datos en función de los parámetros propios del tratamiento de los resultados de la encuesta, eso que se llama «cocina» y que resulta imprescindible para interpretar correctamente el pulso social.
Ese tratamiento ponderativo y corrector fue precisamente lo que le faltó al Navarrómetro, provocando un terremoto inicial y una resaca de incredulidad posterior. De hecho, análisis ulteriores realizados por CIES sobre esa misma base, pero introduciendo ya un trabajo de análisis, ofrecían como resultado que el tándem UPN-PPN obtendrían 17 escaños en total y la derecha se colocaría de nuevo como primera fuerza. Le seguiría Podemos con 12 escaños, EH Bildu con 9-10, el PSN con 6, Geroa Bai con 4-5, e Izquierda-Ezkerra con 2.
La encuesta que hoy ofrece GARA de la mano de Torrene Consulting –formada por el equipo que en 2011 avanzó en estas páginas que Amaiur obtendría 7 escaños en el Congreso– señala que UPN perdería 6 de sus actuales 19 escaños, quedando en 13. Su mínimo histórico, igualado a los resultados que tuvo en su primera participación electoral en 1983. Hay que recordar que UPN ha llegado a sumar hasta 23 parlamentarios.
Esparza puede tenerlo peor
Hay que señalar que la encuesta se realizó antes de conocerse la espantada de Yolanda Barcina y su reciente relevo por José Javier Esparza como candidato.
No es fácil saber qué efecto puede tener este cambio. Pero hay algún dato. Casualmente, el 55,5% de los encuestados coinciden en valorar como mala o muy mala tanto la gestión de Barcina como la de su partido, UPN. Sin embargo, entre quienes valoran positivamente su trabajo, son algunos más los fans de la presidenta (9,7%), que los de su sigla (8,4%).
Esto quiere decir que si Barcina era una candidata desgastada, su sustituto puede encontrarse con que además de tener que cargar con el peso de la mochila que arrastra el partido de gobierno, carece del magnetismo que todavía conserva la presidenta para su reducido número de fieles.
Queda también por conocer qué papel adoptará la presidenta en la lista y en la campaña, si decide continuar en la candidatura y en el Parlamento (situación incómoda para quien se supone que debe ser el nuevo líder) u opta finalmente por el retiro, quizá en Madrid.
EH Bildu, segunda fuerza
Con UPN en estado de depresión, de la que solo podría salvarle la absorción del PP (lo que no influiría en la relación entre bloques), y el PSN caído en una sima por debajo de su suelo electoral (no se ve que las primarias haya tenido un efecto movilizador), se dibuja una posibilidad real de caída del régimen y de constitución de una alternativa, que además resultaría insospechada hace menos incluso de un año.
EH Bildu lidera esa factible mayoría de cambio, con una estimación del 16,4% del voto, lo que le daría 9 parlamentarios. Su candidato, Adolfo Araiz, es el segundo mejor valorado de entre los propuestos en la encuesta (entre los que no se pudo incluir al recién elegido José Javier Esparza), tras una siempre popular Uxue Barkos.
Podemos aparece como el gran fenómeno demoscópico del momento, aunque con un resultado mucho más reducido que el ofrecido por el Navarrómetro. Obtendría, según esta encuesta, el 15,6% de los votos, y empataría a 9 escaños con EH Bildu. Resulta muy llamativo que una marca que carece todavía de portavoces oficiales o de un programa para Nafarroa, encabece el ranking de la formación política con más capacidad para solucionar los problemas urgentes, según un 17,2% de los encuestados, por delante de UPN (12,4%) y EH Bildu (10,7%).
La encuesta pronostica 6 escaños a Geroa Bai, un buen resultado pero lejos del liderazgo de la alternativa, mientras que Izquierda-Ezkerra perdería uno de sus actuales representantes.
Se abre en Nafarroa un horizonte optimista para las fuerzas del cambio, que en cualquier caso no pueden confiarse porque el régimen les sigue de cerca.