Los encausados repiten los relatos de tortura y el juez les obliga a escuchar a los policías
Los 10 jóvenes de Iruñerria juzgados en la Audiencia Nacional española ya ha declarado. Quienes lo han hecho hoy han repetido los relatos de los malos tratos sufridos. Pese a pedir no escuchar a los policías que participaron en su detención, el juez les ha obligado a permanecer en la sala.
La segunda jornada del juicio contra 10 jóvenes de Iruñerria, para los que el fiscal pide 10 años de prisión, ha comenzado con las declaraciones de los tres encausados que no lo hicieron ayer. Mikel Flamarique, Gorka Sueskun y Mikel Beunza han relatado, al igual que ayer sus compañeros, los malos tratos y torturas sufridas en dependencias policiales.
Flamarique, de Barañain, es acusado de pertenecer a un «talde» de Iturrama, acusación que ha negado. Tras él, ha declarado Gorka Sueskun, que ha negado conocer al primero y ha apuntado que la declaración policial que realizó la hizo «bajo presiones sicológicas y malos tratos». Así, ha recordado que le practicaron la bolsa hasta en tres ocasiones en Iruñea y le amenazaron con ponerle electrodos y con hacerle «la bañera» en Iruñea. Sueskun, que ha tenido que parar su declaración ante lo que estaba narrando, ha subrayado que en Madrid le volvieron a torturar y que le dijeron lo que debía firmar.
El último en testificar ha sido Mikel Beunza. Ha señalado que sufrió el mismo procedimiento y que le obligaron a realizar una declaración bajo tortura y malos tratos. Beunza ha recordado que le obligaron a inculpar a otros, pero ha reiterado que «todo es falso».
Turno de los policías
Tras ellos ha llegado el turno de los policías que participaron en la detención de los jóvenes. Los encausados han demandado no ver a quienes acusan de haberles torturados, pero el juez no ha accedido a ello. Ha expulsado a uno de los jóvenes por protestar y ha advertido al resto de que debían escuchar y de que serían expulsados «en caso de no comportarse».
Los agentes han asegurado no recordar por qué habían imputado a algunos acusados, alegando que «han pasado 10 años». Asimismo, han defendido que los juzgados «reconocían actos de kale borroka». En el caso concreto de Mikel Flamarique, el primer agente en declarar ha reconocido que «no hay pruebas de que participase» en acciones de kale borroka.
Preguntado por el caso de Oihan Ataun, que tuvo que ser atendido por el Samur, el agente se ha limitado a contestar «yo que sé, pregúntele a él».
El segundo policía en declarar, por su parte, ha defendido que «Segi tenía un estructura pública y otra clandestina, y todavía la tiene». Asimismo, ha reconocido que la única acusación contra Flamarique por «actos kale borroka», es la que el propio acusado «admitió» en dependencias policiales. Asimismo, han puntado que en el registro se le encontró «documentación sobre Karmele Solaguren», muerta como consecuencia de la dispersión hace 10 años.