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El modelo de ciudad une a EH Bildu, Geroa Bai e I-E frente a un UPN ausente

Si se atiende a coincidencias programáticas, el debate celebrado ayer en ETB entre los candidatos a la alcaldía de Iruñea (salvo el actual primer edil, Enrique Maya, que rechazó acudir) dejó en evidencia la posibilidad real de un cambio sin el PSN. Maite Esporrín, su candidata, se mostró incapaz de quitarse el lastre de su apoyo a Yolanda Barcina y, postoriormente, a Maya. En las ideas se vieron coincidencias entre Joseba Asirón (EH Bildu), Itziar Gómez (Geroa Bai) y Edurne Eguino (Izquierda-Ezkerra). 

El candidato de EH Bildu, Joseba Asiron, y del PP, Pablo Zalba, en un momento del debate. (NAIZ)

Faltó UPN y eso permitió que el debate dibujase un escenario abierto de cara a los pactos. Hubo referencias al desastre de la gestión de Yolanda Barcina y Enrique Maya (que otó por no presentarse), con menciones especiales al autoritarismo, las grandes obras y el despilfarro y la exclusión del euskara. También para vislumbrar un futuro de cambio sin el concurso del PSN. El debate entre candidatos a la alcaldía de Iruñea reunió en ETB a Joseba Asirón (EH Bildu), Itziar Gómez (Geroa Bai), Maite Esporrín (PSN), Edurne Eguino (Izquierda-Ezkerra) y Pablo Zalba (PP) y demostró que, en términos programáticos, existe sintonía entre Asirón, Gomez y Eguino. Otra cosa será luego la aritmética y los acuerdos, ya que mientras el aspirante de EH Bildu consideraba que «no hay cambio con las fuerzas del régimen», la cabeza de lista de Geroa Bai rechazaba marcar «líneas rojas». Esporrín, por su parte, trataba de echar toda la responsabilidad de los últimos años a Barcina y Maya, obviando el concurso de su partido, pero terminaba sin mucho argumento cada vez que le recordaban los apoyos de su partido a UPN.

Nada más comenzar el debate quedó claro que el período de UPN es una etapa para superar para la mayor parte de formaciones, con la excepción del PP. «Sectarismo» fue la definición utilizada tanto por Asirón como por Gómez para hablar de la persecución de las fiestas de los barrios, el mantenimiento de la nomenclatura franquista (con trampas como el del condado de Rodezno) o las banderas española y navarra «atornilladas» en la sala de prensa. «Si no los de EH Bildu las quitan», protestaba Esporrín. Primer bloque y ya colocada al otro lado. Incómodo con el debate sobre memoria histórica, Pablo Zalba recurría al tópico de que «a la gente lo que le preocupa es el empleo» y defendía, como Esporrín, «cumplir la ley de símbolos», lo que implica vetar la ikurriña. Al otro lado, tanto Asirón como Gómez y Eguino defendían modificar la normativa para permitir una representación de banderas más plural.

El segundo bloque se centró en transparencia y dinero público. Y aquí, nuevamente, se escenificaban los dos bloques. EH Bildu, Geroa Bai e Izquierda-Ezkerra por un lado y PSOE y PP por el otro. «Hay que actuar bajo el principio de transparencia y control ciudadano», destacaba Asirón, denunciando que en las últimas legislaturas «ha primado el despilfarro». Como ejemplo: el museo de los Sanfermines, del que se han pagado seis millones de euros solo por un proyecto que nunca verá la luz. En la misma línea, Eguino señalaba que recortar en el gasto del Consistorio («un cargo, un sueldo») podía servir para invertir en cuestiones como escuelas infantiles o planes de vivienda. Gómez añadía que «se han acabado tiempos del urbanismo» y abogaba por planes de búsqueda de financiación. En el debate se había colado el gasto de los trajes de los concejales para la procesión. Y eso hizo que Esporrín saltase. «¿qué quiere, que vayamos de calle?», le espetó a Eguino. Al final, Zalba tuvo que recordarle que el PSOE también comenzó apoyando el fallido Museo de Sanfermines.

El denostado macroproyecto centró buena parte del debate. «Buscaba envasar al vacío unas fiestas populares, participativas y espontáneas. Sé que no es vuestro modelo pero es así», dijo Asirón. Eguino recordó que la obra se la sacó de la manga Barcina en sus tiempos de alcaldesa cuando se descubrió que los restos arqueológicos de la plaza del Castillo terminaron en el vertedero de Beriáin por orden de UPN. Y mientras, la representante del PSN trataba de sacarse la responsabilidad de las consecuencias de una obra que apoyó desde el principio.

El tercer bloque abordó el euskara y su promoción desde el Ayuntamiento. Aquí Zalba desplegó todo su rechazo y llegó a calificar de «provincianismo» su defensa. Geroa Bai abogó por profundizar en la ordenanza actual y mejorarla, suprimiendo las disposiciones excluyentes aprobadas por UPN. EH Bildu fue más allá y reclamó una nueva ordenanza. Ambos coincidieron en denunciar las «burlas» aplicadas en carteles que cambiando el orden de las palabras pretenden aparecer como si estuviesen escritas en euskara.

El debate sobre Sanfermines siguió en la misma tónica. Con Zalba insistiendo en el turismo como panacea económica para Iruñea y abogando por un mayor despliegue policial, mientras que Asirón, Gómez y Eguino, cada uno con sus matices, defendían el carácter popular de las fiestas y denunciaban las exclusiones perpetradas por UPN.

Al final, los bloques quedaron definidos. Lo cual no implica que las opciones estén abiertas, ya que Gómez rechazó las «exclusiones», lo que abría la puerta a posibles acuerdos con el PSN. Eso sí, con un tono de reproche, recordándole que si Uxue Barkos no ha sido alcaldesa los últimos cuatro años ha sido por los votos de la formación que representa Esporrín. Eguino, por su parte, defendía un equipo de gobierno «plural y con generosidad», sin descartar una alcaldía rotatoria. Mientras Zalba se aferraba al pacto con UPN para mantener el régimen y afeaba al PSOE que su secretario general, Pedro Sánchez, descartase pactos con Bildu y PP, Esporrín se limitaba a reiterar lo dicho por su jefe en Madrid. Asirón, por último, defendía la «ilusión y la empatía». «No vamos a ser problema para el cambio pero no hay cambio con las fuerzas del régimen», afirmó.

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