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La centenaria profecía libertaria sobre la patronal catalana

Con la campaña lanzada a toda velocidad, los empresarios se han apresurado esta semana a marcar posición. La principal patronal catalana, Foment, entró en campaña cargando contra el 27S. Las demás patronales salieron ayer al paso en defensa del derecho a decidir.


Destacado militante anarcosindicalista en los turbulentos primeros años del siglo XX catalán e ícono libertario tras su muerte en las calles del Raval barcelonés en 1923, Salvador Seguí, conocido como «El noi de sucre», dejó para la posteridad el siguiente discurso pronunciado en el Ateneo de Madrid: «Estad seguros, amigos madrileños que me escucháis, que si algún día se habla seriamente de independizar Catalunya del Estado español, los primeros y quizás los únicos que se opondrían a la libertad nacional de Catalunya serían los capitalistas de la Liga Regionalista y del Fomento del Trabajo Nacional». «En cambio, nosotros, los trabajadores, como sea que con una Catalunya independiente no perderíamos nada, más bien el contrario, ganaríamos mucho, la independencia de nuestra tierra no nos da miedo», añadió en aquella conferencia fechada en 1919.

Las palabras del histórico cenetista retumbaron en la memoria esta semana, casi un siglo después, cuando Foment del Treball, que pese a catalanizar su nombre sigue siendo el mismo Fomento del Trabajo al que se refería Seguí en su discurso, expresó su «máxima preocupación por el proceso secesionista catalán». Con una carta abierta y varias propuestas económicas, la principal patronal catalana entró en campaña cargando contra el carácter plebiscitario de las elecciones del 27 de setiembre y cargándose de paso, y de un plumazo, todos aquellos argumentos que tratan de vender el proceso independentista como el proyecto de las élites económicas de Catalunya.

Por si quedaban dudas, el presidente de la patronal, Joaquim Gay de Montellà, lo leyó alto y claro el pasado martes: «Es obvia la incerteza empresarial ante este debate político, que pone en cuestión la pertenencia a la Unión Europea y a la Zona Euro, con todas las consecuencias que tiene para el sistema financiero catalán». «Foment vindica el carácter de una convocatoria de elecciones autonómicas», sigue el documento hecho público esta semana, que añade que «hay que reforzar aún más un marco jurídico estable y predecible, que dé seguridad jurídica, por una parte, y que rehuya de cambios repentinos en la gestión de las cuestiones públicas y de las grandes políticas de Estado». Vamos, que nada de aventuras.

Foment oficializó y teatralizó de esta manera su posición, harto conocida, sobre el proceso independentista, contra el que han cargado a lo largo de los últimos meses la mayoría de grandes empresas multinacionales con base en Catalunya. El pionero fue el recientemente fallecido José Manuel Lara, magnate del grupo Planeta y de Atresmedia (Antena3 y La Sexta, entre otras), que amenazó con llevarse sus empresas de Barcelona en caso de secesión, en un viaje inverso al de su padre, José Manuel Lara Hernández, que llegó a Barcelona como capitán de la Legión durante la Guerra Civil.

No es el único caso. La mayoría de las grandes empresas catalanas del Ibex 35 han mostrado en numerosas ocasiones sus reticencias, como es el caso de La Caixa, cuando no su oposición frontal a la creación de un Estado catalán, como es el caso del presidente de Banc Sabadell, Josep Oliu, que descartó la independencia siquiera como posibilidad de futuro. La dinámica antisecesionista del parqué bursátil tiene su excepción en el grupo farmacéutico-hospitalario Grifols, cuyo presidente, Víctor Grifols, animó hace un año al president, Artur Mas, con un «no se arrugue». No es casualidad tampoco que Grifols sea una empresa eminentemente exportadora, con pocos intereses en el Estado, a diferencia de bancos como La Caixa y Banc Sabadell o multinacionales como Repsol.

Pero no todo es gran empresa

El manifiesto de Foment tuvo su réplica ayer, cuando un numeroso grupo de entidades empresariales reafirmó su compromiso con el derecho a decidir. Concretamente, 17 organizaciones empresariales y 13 cámaras de comercio (es decir, prácticamente todo el tejido empresarial catalán a excepción de Foment) entregaron a la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, el llamado ‘Manifest del far’, en el que muestran su «apoyo incondicional» al proceso catalán y a la convocatoria del 27S, que debe «permitir que nuestros conciudadanos puedan libremente y democráticamente expresar su voluntad sobre el futuro del país». Y lo que es más importante, en coherencia con la defensa del derecho a decidir, estos empresarios provenientes sobre todo de la mediana y pequeña empresa catalana, muestran su «compromiso de respetar la decisión que tome el pueblo de Catalunya y apoyarla, sea cual sea».

En contraposición a Gay de Montellà, el presidente de Cecot (empresa que engloba Pymes, microempresas y autónomos), Antoni Abad, reivindicó ayer que «a los empresarios la democracia no nos inquieta, por contra, lo que nos preocupa es la intolerancia y la ignorancia». Abad denunció que «en España no se dialoga desde la transición» y añadió que «lo que genera tensión y máxima preocupación son las certezas de lo que viene produciéndose, de lo que ha pasado y de lo que está pasando». «La gente de orden sabe que nada es permanente excepto el cambio», remató.

Así las cosas, frente a la confirmación del augurio centenario de un histórico anarcosindicalista sobre el gran empresariado catalán reunido en torno a Foment, cabe contraponer a la pequeña y mediana empresa, más pegada al territorio, y tajante en la defensa y en el ejercicio del derecho a decidir de los catalanes el próximo 27 de setiembre.