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Los refugiados de Idomeni mantienen firme su decisión de cruzar la frontera

El acuerdo entre la Unión Europea y Turquía no cambia la situación de los refugiados del campo Idomeni, cuyo único deseo sigue siendo cruzar la frontera entre Grecia y Macedonia, que sigue totalmente cerrada.

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La información proporcionada por el Gobierno griego se limita a unos panfletos repartidos por una pareja de policías en uno de los cruces del campo de refugiados de Idomeni, donde muchas personas acampan incluso en las vías del tren.

En el papel repartido por las autoridades helenas, como señala Efe, se puede leer que «la frontera está cerrada» y se explican en tres idiomas (griego, árabe y farsi) las intenciones gubernamentales de reubicación de los migrantes en campos organizados en otros puntos del país.

Uno de los agentes que reparte estos panfletos cuenta a Efe que les ofrecen a los refugiados «autobuses gratuitos» para llegar a otras instalaciones «mejor acondicionadas», donde tienen «comida y techo».

El portavoz de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Idomeni, Babar Baloch, remarca la importancia de informar a los refugiados: «Nadie ha estado hablando con los refugiados, lo cual es muy importante. Cuando la frontera se abría y se cerraba nadie les decía nada».

Baloch resalta que es muy importante que los refugiados «estén informados» antes de tomar una decisión y que no se dejen llevar «por los rumores» y por los traficantes.

Cerca de las casetas donde se han instalado las diversas ONG, las cuales realizan la mayoría del trabajo de asistencia y avituallamiento, Aslan, un joven sirio, cuenta uno de los rumores que circulan por Idomeni: un supuesto «plan» de la UE para la relocalización «de 700 personas al día a cuatro países, entre ellos Alemania y Suecia».

Gazim, exmilitar sirio, cuenta que tiene muy claro que volverá a tratar de cruzar la frontera macedonia como ya ha hecho «tres veces», y lo hará solo de nuevo para evitar a los traficantes «que cobran unos 100 euros por cruzar la frontera, pero luego hay que cruzar Croacia y otros países... No tengo dinero para pagarlo», asegura.

La familia de Gazim se quedó en un campo de refugiados en el Líbano, donde llevan viviendo cinco años, aunque él aguantó solo tres allí antes de cruzar a Turquía y empezar a trabajar con un sueldo de 800 dólares al mes por doce horas de trabajo como cocinero.

Gazim no desea «en ningún caso», ser devuelto a Turquía y su objetivo es viajar a Alemania, «donde vive la novia de un amigo, que trabaja desde hace diez años allí», cuenta.

El ministro del Interior griego, Panagiotis Kurumplís, visitó el campo de refugiados de Idomeni ayer y criticó las condiciones en las que viven los migrantes, llegando a compararlo con el campo de concentración nazi de Dachau.

Además, Kurumplís prometió que se ampliará la cobertura sanitaria y la vacunación de los refugiados en Idomeni.

La Asociación Panhelénica de Médicos había pedido al Gobierno que tomara medidas adecuadas para prevenir una epidemia de hepatitis A tras detectarse ya dos casos de esta enfermedad –en dos niños– a lo largo de la semana pasada en este campamento improvisado.

El acuerdo firmado por la Unión Europea con el Gobierno de Ankara tiene como principal objetivo devolver a Turquía a todos los migrantes nuevos que crucen desde este país hacia las islas griegas desde este domingo.

Este sábado se ha marcado un nuevo pico en las llegadas de refugiados a las costas de las islas griegas del Egeo con casi 1.500 en un solo día, mientras más de 8.500 se acumulan en los centros de acogida insulares esperando ser trasladados al continente.

Grecia cuenta en estos momentos con más 47.500 refugiados en todo su territorio, 4.030 de ellos en el puerto del Pireo.

Bruselas sigue sin explicar qué pasara con los 160.000 refugiados que los socios europeos acordaron acoger por cuotas en territorio de los 28.