ETA: «El reto es construir un proyecto popular entre todos y para todos»
En un comunicado con motivo del Aberri Eguna, ETA desea que la celebración del próximo año reúna a todos, «incluidos quienes aún no han hecho suyo este día. Porque el reto que tenemos es construir un proyecto popular, entre todos y para todos». El texto apuesta por un Estado Vasco que garantice las necesidades mínimas y los derechos.
ETA ha vuelto a aprovechar el Aberri Eguna de hoy para reflexionar sobre la situación de Euskal Herria y exponer sus planteamientos de futuro. En un extenso comunicado llegado a GARA, y que se reproduce íntegramente en su versión original en euskara en las siguientes páginas, destaca la apuesta por construir un proyecto independentista compartido y que beneficie a toda la ciudadanía. Su mensaje hace hincapié en la necesidad de garantizar los derechos sociales y la democracia. En este camino destinado a lograr «la activación y la adhesión de muchos sectores populares y ciudadanos», afirma que las decisiones tomadas hasta ahora por la organización han ido destinadas a favorecerlo, «y también las que se tomen en el futuro serán para crear las condiciones más adecuadas».
El último epígrafe, titulado ‘‘La necesidad de colaboración’’, señala que hay mucha gente que no ha tomado partido por la independencia hasta el momento y aboga por que «sensibilidades diferentes trabajen en colaboración para hacer frente a los retos principales de nuestro pueblo». Lo concreta en tres terrenos: «Para conseguir grandes acuerdos a fin de superar las consecuencias del conflicto, y que el pueblo reciba todo el beneficio», «para lograr un acuerdo político sobre el derecho a decidir y que su materialización se convierta en eje de la política vasca» y, como colofón de todo ello, «para abrir camino al proceso democrático, el proceso de la conformación de Euskal Herria, con el objetivo de dar respuestas concretas a las necesidades de la ciudadanía vasca».
Ya desde el principio del comunicado –el primero desde setiembre pasado– sobresale esta idea integradora, desde la convicción de que «el reto es construir un proyecto popular entre todos y para todos».
La cara social
En su balance, ETA destaca que el abertzalismo, «principalmente el de izquierdas», ha puesto «bases sólidas» en ese objetivo. Subraya aportaciones como la consideración de que «la liberación nacional y la liberación social son dos caras de la misma moneda» o la de que «ciudadano vasco es todo aquel que vive y trabaja en Euskal Herria». Entiende que es por ello que «los conflictos entre comunidades o los comportamientos basados en la xenofobia no tienen lugar aquí. Es un motivo de orgullo, más aún viendo cómo en nuestro entorno se extienden los vientos racistas».
A partir de ahí, considera que toca pergeñar el «proyecto independentista del siglo XXI», en el que el Estado Vasco no solo aparece como la fórmula de avance para la identidad, la cultura o la lengua vascas, sino también como vía para «una sociedad más justa». «Además de los abertzales, otros muchos ciudadanos tienen que llegar a esa conclusión», considera.
Sitúa ese Estado Vasco como solución para «satisfacer las necesidades mínimas de todas las personas, hacer respetar los derechos de todos y garantizar la igualdad entre hombres y mujeres» y por eso cree que hay que construir el proyecto independentista «entre muchos, entre diferentes».
Profundizando en esta idea, ETA expone que «la propuesta independentista tiene que colocarse justo en el otro extremo de los actuales modelos: la solidaridad entre todas las personas y pueblos, la igualdad, los derechos humanos, el reparto de la riqueza… deben ser la base. El trato deplorable que los estados europeos dan a miles y miles de refugiados que huyen de la miseria absoluta y las salvajes guerras provocadas por los poderosos del mundo nos muestra claramente qué es lo que no queremos ser. No hemos sentido más que vergüenza y rabia. Hemos visto el verdadero rostro de los mandatarios que hablan sin parar de derechos humanos. Es el colmo de la hipocresía».
Centrándose en Euskal Herria, ETA recuerda que lo que ofrecen los estados español y francés es sobradamente conocido: «Falta de reconocimiento, desprecio, imposición y opresión, siglo a siglo. Y por si eso fuera poco, cada vez con más claridad, calcinan nuestras bases económicas y productivas al tiempo que empobrecen las condiciones de vida de los sectores populares y los trabajadores».
Cinco años después
El comunicado se detiene también en la situación creada por la iniciativa de la izquierda abertzale hace cinco años. Tras constatar que «ha cambiado la situación de raíz», apunta que no obstante «todavía estamos en una transición entre el viejo ciclo del conflicto que no se acaba de cerrar totalmente y la nueva era de la paz y la libertad que no se ha abierto al completo».
En el lado positivo, cita que el cambio de ciclo ha dejado dos efectos principales para el futuro: «el derrumbe de los proyectos políticos basados en la negación de Euskal Herria» y «la oportunidad de construir nuevos puentes y producir cambios profundos», algo que ve especialmente probado en Nafarroa y en Ipar Euskal Herria.
«Sin embargo, retrocediendo cinco años y fijándonos en la esperanza colectiva que surgió en Euskal Herria, no estamos donde esperábamos», admite ETA. Y es que: «No se ha iniciado un proceso dialogado de paz y resolución, ni con los estados ni entre las fuerzas políticas de Euskal Herria, con la excepción de Ipar Euskal Herria», «las consecuencias del conflicto siguen sin resolverse, y el nudo principal que es la situación de los presos políticos vascos continúa sin desatarse» y «no se ha alcanzado un acuerdo democrático que se basaría en el reconocimiento del derecho a decidir de Euskal Herria y superaría definitivamente el conflicto político».
Asume su responsabilidad, pero recuerda las suyas a PNV y Lakua
«En este momento en que hay que construir el futuro, hay quien nos pide mirar atrás. ETA no eludirá esa tarea y la afrontará con sinceridad, por la vía de la autocrítica y la convivencia», anuncia. Pero matiza a continuación que «hay que decir que algunos de quienes se empeñan en esto tienen otro tipo de deseos e intenciones», y les achaca más concretamente «un objetivo de limpiar su responsabilidad en la estrategia represiva del Estado y de perjudicar el razonamiento político e histórico de la izquierda abertzale. Y no, los independentistas de izquierdas no nos equivocamos cuando nos levantamos contra el franquismo, ni nos equivocamos cuando dijimos un no rotundo e hicimos frente a la posterior reforma tramposa. Habremos cometido errores, en ocasiones graves e injustos si hay que decirlo así, pero en esas dos cosas no».
Frente a ello, apunta que «no, no actuaron correctamente, ni mucho menos» quienes tras aceptar ese «anzuelo» de la reforma posfranquista «colaboraron mano a mano con los gobiernos del GAL en la dispersión de los presos y el resto de cuestiones. Y no han actuado correctamente quienes siempre se han alineado con las fuerzas partidarias del Estado cada vez que se han abierto opciones de paz».
En este punto, el comunicado señala directamente a PNV y Lakua por estar planteando «un fraude» en esta revisión del pasado. Y les recuerda que «antes, aunque solamente fuera algunas veces, admitían que el conflicto vasco no empezó con ETA», pero ahora no ocurre lo mismo. Lo toma como un síntoma de la «involución desde el tiempo de Ibarretxe al de Urkullu».
Ampliando toda esta lectura, la organización subraya que «nosotros no fuimos buscando la guerra. El conflicto nos lo trajeron a casa. No queremos con ello suavizar nuestra responsabilidad. Porque somos responsables de lo que hemos hecho. Pero también queremos remarcar que incluso en los momentos más duros siempre hemos intentado dar cauce a propuestas de paz. No fuimos buscando la guerra, pero sí hemos partido más de una vez en busca de la paz, y de modo más evidente que nunca con las decisiones tomadas hace cinco años. La respuesta, en cambio, está siendo la misma de siempre, también ahora».
De ello afirma haber aprendido que «lamentablemente, para los estados más importante que la paz es preservar su dominio, aunque sea a costa de cerrarle el camino a la democracia». Cita como señal clara lo que está haciendo frente a Catalunya. Y concluye que por tanto el proceso independentista es también un proceso por la democracia y un proceso de paz: «Dicho más concretamente, tiene que ser un proceso para superar todas las consecuencias del conflicto».
«En España no hay relación de fuerzas para cambios profundos»
El comunicado hace referencia también a la situación creada en el Estado español tras las elecciones del 20 de diciembre, y lo hace para manifestar su convicción de que «lamentablemente en España no hay relación de fuerzas suficiente para que se produzcan cambios profundos». Aunque admite que se ha abierto un debate sobre la opción de «democratizar sus estructuras», no cree factible que por ejemplo «las fuerzas que se declaran de izquierdas lleguen a un acuerdo que tuviera en el centro el derecho a decidir».
«¿Qué más quisiéramos que que el candado de 1978 se rompiera y se aceptara y materializara el derecho de autodeterminación a Euskal Herria?», se pregunta, remarcando ese escepticismo.
ETA subraya que ni Madrid ni París «tienen mucho más que ofrecer. No son capaces de ofrecer propuestas políticas integrales que satisfagan las reivindicaciones mínimas de Euskal Herria y la ciudadanía vasca».
En cambio, sí observa relación de fuerzas para lograr cambios de fondo en las naciones sin Estado: «Qué decir en Catalunya, pero también en Euskal Herria. Sus procesos constituyentes serían, en última instancia, verdaderos procesos de democratización. El nuestro, en consecuencia, es también un proceso en favor de la democracia», insiste la organización vasca.
Contra las matanzas de Siria, Kurdistán o Bruselas y «todos los tipos de integrismo»
La masacre del martes en el aeropuerto y el metro de Bruselas es incluida también en esta reflexión de ETA, dentro de una lectura más global de la crisis internacional. Considera que «la situación perversamente revuelta y la irresponsabilidad existente han abierto las puertas a todos los tipos de integrismo –ya sea lo que está ocurriendo en Europa con los refugiados, ya sea lo que pasa en Siria, en Irak, en Kurdistán… y lo que por último mata sin compasión a ciudadanos en Bruselas–. Los revolucionarios no podemos aceptar matanzas así que tienen como objetivo a simples ciudadanos», subraya ETA en un pasaje de este comunicado.