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Entrevista
SVITLANA KOLOMIETS
VICEMINISTRA DE ECOLOGÍA DE UCRANIA

«Queremos pasar de la tragedia al desarrollo en Chernobil»

Svitlana Kolomiets (Donetsk, 1986) es viceministra de Ecología de Ucrania. Este es el Ministerio que se encarga de las consecuencias del accidente en la central nuclear de Chernobil en 1986. En la entrevista con GARA, expone los problemas y perspectivas que afronta esta zona marcada por la tragedia.


¿Cuáles son los mayores retos que presenta la zona afectada?

Debemos cambiar nuestra percepción de la zona. Llevamos 30 años viéndolo exclusivamente como el territorio de la tragedia, de la catástrofe, aunque la naturaleza ya ha dado evidencias de un alto grado de recuperación. Se ha avanzado mucho en la zona. A más tardar en 2017 se colocará el nuevo sarcófago que hará del epicentro del accidente un lugar más seguro. Se trata de un amplio territorio dentro de Ucrania al que podemos sacar provecho. Debemos pasar de la tragedia a una perspectiva de desarrollo progresivo y convertir la zona en un territorio de esperanza. Podemos destinarlo, por ejemplo, para el desarrollo de energías alternativas, ya que posee buenas infraestructuras para el transporte de electricidad. O para investigaciones científicas, habilitando un centro de investigación nuclear similar al que opera en Suiza. Pero todo eso no lo podemos hacer sin financiación y apoyo extranjero, para lo cual debemos ganarnos su confianza.

¿Por qué aún no hay un centro de investigación?

Por cuestiones de financiación y problemas burocráticos. La legislación ucraniana establece que cualquier investigación en la zona solo se puede realizar con permiso del Consejo de Ministros, lo cual en la práctica no funciona. Aun así hay centros de investigación, como el laboratorio de Kireev. Un centro muy moderno y bien equipado, aunque es cierto que no tenemos un instituto que estudie de manera global la problemática.

¿Cuál es el calendario para desmontar la central accidentada?

A día de hoy no tenemos un programa de desactivación de la central nuclear de Chernobil.

¿A qué se debe?

A una gestión incorrecta. La tarea principal de la nueva dirección es fijar un cronograma más allá de 2017. Ya hemos realizado algunos estudios y tenemos varios proyectos en mente que habrá que mover. Ahora estamos inmersos en las conmemoraciones del 30 aniversario. Esta efeméride ha concentrado una gran atención. Una vez acabados todos los actos, retomaremos las cuestiones pendientes.

¿Cómo se financian los trabajos de limpieza?

El Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo dispone de dos programas para abordar las consecuencias de Chernobil, uno llamado «Refugio» y otro para garantizar la seguridad nuclear. La mayor parte de los gastos se cubren con aportaciones de los países donantes, que se destinan a la construcción del «Refugio» (el nuevo sarcófago que deberá colocarse encima del antiguo), así como a la construcción de un almacén permanente de residuos nucleares. En cuanto al resto del territorio, ahora mismo no se está haciendo nada. Debemos encontrar financiación para esos trabajos. Estamos concentrados en cerrar el sarcófago y en construir almacenes. Luego empezaremos a desmontar los restos del reactor y a limpiar el territorio, pero eso a día de hoy no cuenta con financiamiento.

Es un secreto a voces que algunos han regresado a la zona. ¿Hay algún tipo de instrucción sobre qué áreas son habitables y bajo qué condiciones?

Periódicamente se abre el debate sobre la necesidad de recatalogar las áreas que son habitables. Ello requiere de informes específicos de cada zona y, nuevamente, nos encontramos con la falta de financiación. La última vez que se hizo una revisión de este tipo fue en 2011. Hay que medir la contaminación del terreno, de la leche y la carne que se puede producir ahí, y toda una serie de parámetros ambientales. Lo que podemos decir con seguridad es que a la zona más cercana a la central, en un perímetro de 10 kilómetros, la gente no podrá volver en miles de años. En otras áreas proyectamos un parque natural. Allí no vivirán personas, pero ese territorio ha demostrado tener un gran potencial de recuperación, la naturaleza se recupera mucho más rápido de lo que se podía esperar. Puede ser un gran espacio para la investigación con unas condiciones únicas para que los científicos estudien las consecuencias de la radiación. Como zona productiva, es poco probable que se pueda utilizar en miles de años.