El norte de Irlanda, entre la cautela y la determinación
Desde los esfuerzos para buscar una alternativa a la salida de la Unión Europea hasta las discusiones acerca de un posible referéndum sobre la unificación de Irlanda, la recién terminada ha sido una semana de frenética actividad política en el norte de Irlanda.
La realidad del Brexit, contra el que votó la mayoría de los norirlandeses, se ha debatido en Bruselas, Belfast y Dublín. Para Londres, preocupado con las crisis de conservadores y laboristas y los dramas escénicos en Bruselas, el norte de Irlanda no es una prioridad.
A pesar de que la posibilidad de un referéndum de unificación sigue abierta, los esfuerzos de los políticos norirlandeses en estos momentos se aúnan con los de los escoceses, e incluso con los de los gibraltareños, en tratar de construir un estatus especial dentro de la UE que garantice su permanencia.
Desde el movimiento republicano, Martin McGuinness ha declarado que no acepta el concepto de que el norte de Irlanda no pueda mantener un estatus especial dentro de la Unión Europea tras la escisión de Gran Bretaña, a pesar de las declaraciones de la delegada del Gobierno de Londres, Theresa Villiers, que además de apoyar la salida de la UE, ahora insiste en cerrar la puerta a que las llamadas «provincias del Reino Unido» (Escocia y el Norte de Irlanda) puedan seguir en cierta forma integradas en la EU.
«Las reglas de la Unión Europea son muy claras. La adhesión es a nivel estatal, es una cuestión nacional», insistía Villiers.
«Creo que el mandato que conseguimos durante el referéndum para permanecer (en la UE) crea una situación especial», replicó McGuinness, coprimer ministro norirlandés y dirigente de Sinn Féin tras reunirse con el ministro de Exteriores de la República irlandesa, Charlie Flanagan, con la propia Villiers y con la primera ministra norirlandesa, la unionista Arlene Foster, el miércoles en Belfast. «Está muy claro que Escocia va a presentar el mismo caso», añadió McGuinness, quien criticó la negativa de Villiers a considerar esta opción.
Advertencia de Sinn Féin
«Theresa debe entender que en lo que se refiere a Sinn Féin, este no es un trato cerrado, hay mucho que jugar en el futuro y defenderemos los derechos de los que votaron por permanecer en Europa», advirtió McGuinness.
El ministro de Exteriores irlandés, Charlie Flanagan, defendió un estatus especial y se comprometió a presionar a la UE «para que considere la dimensión de Irlanda de Norte en las negociaciones para así minimizar cualquier impacto negativo que pueda darse».
Los ministros de los Ejecutivos de Belfast y Dublín se encontraron asimismo para discutir el impacto que el voto de salida de la UE tendrá en sus actividades, ya que a raíz del Acuerdo de Viernes Santo se establecieron áreas de cooperación e instituciones Norte-Sur, cuyo futuro se ve ahora amenazado por la decisión de salida de la UE que, recordemos, fue votada en Gales e Inglaterra.
Las actuales áreas de cooperación norte-sur son Agricultura, Educación, Medioambiente, Sanidad, Turismo y Transporte y sus políticas de colaboración son implementadas por instituciones compuestas por funcionarios de ambas jurisdicciones, cuyo futuro peligra.
Sin embargo, el Ejecutivo norirlandés está claramente dividido en la cuestión del Brexit, ya que el partido de la primera ministra norirlandesa, Arlene Foster, el DUP, hizo campaña por la salida de la UE, mientras que Sinn Féin y el nacionalista SDLP han anunciado que no quieren ser «arrastrados» fuera de la UE sobre la base de los votos ingleses. Foster no parece muy preocupada por las implicaciones que el resultado pueda tener para el futuro económico, social y político norirlandés, a pesar de que insiste en su intención de «conseguir el mejor trato para Irlanda del Norte en los términos de la salida de la UE».
Durante una sesión especial de la Asamblea de Stormont, Foster reconoció que hay mucha gente que está enfadada y desencantada, pero que el Brexit ofrece una oportunidad para la «ambición, innovación, flexibilidad y para la imaginación». Pero la mayoría en la Asamblea, incluyendo a los unionistas del UUP, no comulga con su punto de vista. El líder del UUP, Mike Nesbitt, afirmó que «hemos entrado en una era de incertidumbre que durará años, no meses», mientras que la diputada del Partido de la Alianza, Naomi Long, acusó a los conservadores de haber creado esta situación simplemente para acallar su crisis interna, sugiriendo que si alguien apunta a otros motivos «debería examinarse la cabeza».
Alianza de Irlanda con Escocia
Lo que sí es cierto es que esta nueva situación política está reforzando alianzas políticas entre Irlanda y Escocia. Mientras que el DUP ha mostrado su deseo de que fracasen las iniciativas de la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, de negociar el estatus de Escocia directamente con la UE, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, intercedió durante la cumbre de la UE a favor de facilitar la voz escocesa en las negociaciones. Sturgeon ha sido invitada a hablar ante el Senado irlandés después de la visita oficial del presidente irlandés, Michael D. Higgins, a Escocia.
La primera ministra escocesa ya ha anunciado que el segundo referéndum de independencia está sobre la mesa, y desde la UE ya se han oído voces que apuntan a que Escocia podría convertirse en Estado miembro sin problemas ya que cumple con todos los requisitos necesarios. Conviene, sin embargo, no olvidar los vetos francés y español.
La reina de Inglaterra, Isabel II, visitó Belfast precisamente la pasada semana, mientras seguía el debate sobre el referéndum de unificación. El peligro de convocar ahora una votación por la unidad de Irlanda es que una respuesta negativa conllevaría que el referéndum no podría repetirse en al menos siete años, pero no deja de ser una posibilidad en los dos años que durará la negociación sobre los términos de la salida británica de la UE entre Bruselas y Londres una vez que el Gobierno británico invoque el famoso artículo 50, que permite a los estados miembros abandonar la Unión Europea.
Proteger el Proceso de Paz
La mayor preocupación en este momento es proteger el proceso de paz. Y es esencial que el paso por la frontera entre el norte y el sur de Irlanda se mantenga tan fluido como hoy, evitando un regreso a las aduanas fronterizas que se identifican con el conflicto armado.
La delegada del Gobierno británico asegura que el acuerdo que asegura el movimiento de personas entre Gran Bretaña e Irlanda evitará la creación de fronteras físicas entre el norte y el sur de Irlanda. Londres y Dublín no firmaron el acuerdo Schengen, que garantiza el movimiento libre de ciudadanos europeos, para mantener este acuerdo bilateral.
Sin embargo, la frontera entre el norte y sur de Irlanda dejaría de ser una separación entre dos estados miembros de la UE para convertirse en la frontera de la Unión con el «Reino Unido», y la protección y estatus de esa frontera no serán definidos tan sólo por las políticas de Irlanda o Gran Bretaña, sino por la legislación de la UE, que en estos momentos requiere controles fronterizos. Así pues, la erección de esta frontera significaría una segunda división de Irlanda, que casi coincidiría en el tiempo con la que históricamente dividió a la isla en 1921.
Unionistas a favor de la UE
El hecho de que el 56% de los norirlandeses votaran por la permanencia en la UE, y que este porcentaje se obtuviera a pesar de los bajos índices de participación en los distritos nacionalistas, muestra el interés unionista por permanecer dentro de los confines de la UE. Y es que en el norte de Irlanda el apoyo europeo al proceso de paz y al desarrollo económico son evidentes y reconocibles. 2.500 millones de libras de los presupuestos europeos fueron dedicados a Gran Bretaña, y otros 2.000 millones, incluidos en los presupuestos hasta el 2020. La UE ha ayudado a crear una serie de programas transfronterizos como Intertrade, Peace y Tourism Ireland, que han acercado a las comunidades norte y sur de la frontera.
La salida de la UE significará el fin de estas iniciativas y sus repercusiones a nivel económico y social se sufrirán tanto en las comunidades nacionalistas como en las unionistas.
Británicos contrarios al Brexit toman las calles
Miles de británicos tomaron las calles ayer en Londres para mostrar su oposición a la salida de Gran Bretaña de la UE, mientras en el Partido Conservador se desata la batalla por la sucesión de David Cameron como primer ministro y diputados laboristas elaboran un plan sobre el futuro de la formación para que ayude a forzar la dimisión del líder, Jeremy Corbyn, después de que éste perdiese el apoyo de la mayoría de su grupo parlamentario, según informaba la BBC. Nueve días después del referéndum, un largo cortejo comenzó su recorrido al mediodía en dirección al Parlamento a través de Hyde Park, en el centro de Londres. Decenas de banderas de la Unión Europea salpicaban la marcha, en la que había pancartas en las que podían leerse eslóganes como «Breverse» (aludiendo a la permanencia), «El Brexit es una estupidez» o «La campaña del ‘leave’ (marcharse) ha mentido». «Te queremos, UE», gritaban los manifestantes. Nicholas Light, de 82 años, afirmó que «decenas de miles de personas no votaron por salir o quedarse en la UE, sino contra el Gobierno».GARA