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Cuatro estatuas que nadie sabe a quiénes representan

En el Paseo de Sarasate, en el extremo cercano al Parlamento de Nafarroa, existen seis grandes estatuas de piedra blanca. Dos de ellas representan a  los reyes Felipe III de Navarra y García Ramírez «El Restaurador»», pero nadie sabe a quiénes representan las otras cuatro figuras.

Estatuas de García Ramírez y Felipe III, las únicas identificadas del grupo escultórico. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

Las seis esculturas están colocadas en sendos pedestales, tres a cada lado de la zona ajardinada del Paseo de Sarasate. A pesar de que tienen una altura de unos tres metros y varias toneladas de peso, prácticamente nadie repara en ellas, quizás porque llevan instaladas allí 131 años. Dos de las figuras están identificadas porque sus nombres figuran en el pedestal, y corresponden a sendos reyes navarros. Uno es Felipe III de Navarra, esposo de Juana II de Navarra, y el otro es García Ramírez, llamado ‘‘El Restaurador’’ por restaurar la monarquía navarra tras el periodo de unión de los reinos de Pamplona y Aragón.

En cambio, nadie sabe a qué personajes representan las otras cuatro esculturas, ya que sus nombres no figuran en el pedestal ni existe documentación al respecto. Se sabe que fueron realizadas entre los años 1750 y 1753 y que estaban destinadas a decorar el Palacio Real de Madrid (Palacio de Oriente) junto con otras 88 estatuas más que representasen a personajes relevantes de la historia del Estado español.



En 1885 comenzaron las obras de reurbanización del Paseo de Sarasate, entonces llamado Paseo de Valencia. Ese mismo año, Nicasio Landa planteó al Ayuntamiento de Iruñea, con el apoyo de Iturralde y Suit, la posibilidad de obtener seis estatuas de reyes navarros para el embellecimiento del Paseo. En concreto, los personajes propuestos fueron los siguientes: Iñigo García Aritza (770), Alfonso I El Batallador (1104), Sancho VI El Sabio (1150), Sancho VII El Fuerte (1194), Teobaldo I de Champagne (1234) y Juana II de Evreux (1329).

El Ayuntamiento envió a Madrid a José Soler para que comprobara el estado de las esculturas de interés que se conservaban en el almacén del Palacio Real, y poco después hizo una petición formal al rey para que cediera las seis esculturas con destino al Paseo de Sarasate. En Madrid accedieron a la petición, pero en lugar de enviar las seis estatuas solicitadas, escogieron seis a bulto. Dos de ellas correspondían a Doña Bárbara de Braganza y a Fernando VI, pero se desconocía a qué personajes representaban las otras cuatro. Aun así, las seis figuras fueron colocadas en el Paseo en 1885.



Permuta de dos estatuas en 1972
En el año 1972 el Patronato Nacional español solicitó al Ayuntamiento de Iruñea la permuta de dos estatuas, precisamente las de Bárbara de Braganza y de Fernando VI. Ambas fueron enviadas de nuevo a Madrid, y a cambio se recibieron las de Felipe III de Navarra y García Ramírez El Restaurador.

«La razón esgrimida era que las que se iban a traer a Iruñea eran de reyes navarros, aunque hay que decir que la atribución de las figuras de uno u otro monarca era arbitraria, puesto que pertenecen a un estilo dieciochesco sin demasiado rigor histórico», explica Joseba Asiron, alcalde de la ciudad e historiador.

Estas dos estatuas «identificadas» llevan colocadas en el Paseo de Sarasate 44 años, mientras que las otras cuatro están allí desde hace 131 años, sin que nadie haya podido todavía identificarlas. Todas ellas tienes formas bastante toscas y varias están deterioradas. Una de ellas tiene la espada rota, precisamente la que podría representar a Sancho El Fuerte, y otras tienen roto el rollo de pergamino que portaban en la mano. Además, casi todas presentan zonas ennegrecidas como consecuencia de la humedad, a pesar de que fueron limpiadas y restauradas en el año 2008.