‘Jesús’, del chileno Fernando Guzzoni, sacude Zinemaldia con una brutal realidad
El cineasta chileno Fernando Guzzoni, que ya abofeteó al Zinemaldia en 2012 con ‘Carne de perro’, regresa a Donostia, esta vez a la Sección Oficial, para competir con ‘Jesús’, su película sobre el caso real del asesinato de un adolescente por otros cuatro chicos tras una noche de fiesta.
«Este caso en el que me inspiro sucedió en Santiago de Chile, pero está sucediendo en EEUU, y en Europa también, hay incluso leyes sobre esto porque se sabe que es un flagelo que está presente ahí; hacer cine sobre esto me deja reflexionar y creo que también de exorcizarlo», explica en una entrevista concedida a Efe.
La película sigue a un joven «no particularmente marginal», Jesús, que apenas mantiene relación con su padre, un hombre que pasa temporadas enteras lejos de él, y muestra su relación con sus amigos, que pasan las horas haciendo coreografías de sus canciones favoritas.
La diversión corre, entre drogas y alcohol, hasta la pérdida total del control que acaba provocando la brutal muerte a golpes de un chaval, una agresión que los autores graban en vídeo y pactan ocultar.
«El proyecto nació de la necesidad de establecer un relato arquetípico del padre y el hijo, que es como muy paradigmático; quería contar sobre gente que convive y tiene un vínculo sanguíneo pero que no necesariamente significa afecto», apunta el director.
Y mientras estaba en esto, supo de este caso real y se puso a investigar: «Descubrí que tanto los asesinos como la víctima tenían ausencia de la figura paterna y me pareció que había un cruce muy orgánico respecto a cómo se establece la figura patriarcal».
Los padres, sobre todo los nacidos en los años 50 y antes, considera Guzzoni, son «figuras un tanto fantasmagóricas, intermitentes, que están y no están; que dan la identidad y el apellido y luego desaparece. Me gustó cruzar ambas cosas, pero de forma muy arbitraria y con mucho elemento de ficción».
Igual que ‘Carne de perro’, la película que le dio a Guzzoni el premio Kutxa-Nuevos Realizadores, ‘Jesús’ es brutal en sus imágenes, pero aún más en su contenido; la realidad de la juventud de Chile, que, como explica el director, no es muy diferente a la de otras partes del mundo.
«Son niños nacidos en democracia con una influencia inmensa de elementos extranjeros, no sólo americanos, sino también orientales, con un hiperestímulo de todos los lugares que les hace que su lugar de pertenencia sea bastante extraña. Creo que son generaciones hiperconectadas donde hay una suerte de banalización de todo, la violencia se banalizó a través de la industria del entretenimiento e internet», opina, aunque de inmediato aclara que no quiere «satanizar» y que también ve «cosas muy positivas».
Entre ellas destaca la desinhibición sexual, «en el sentido de que no existe un prejuicio respecto a la sexualidad, como sí lo había en las generaciones anteriores, incluida la mía, de querer definirse y de establecer etiquetas con la gente, si alguien es bisexual, u homosexual».
Añade otro factor que los define, y es que «nacieron en el momento de la crisis de la representatividad política y sienten una desidia, un nihilismo, una desideologización sin banderas ni motivos de lucha, no hay un tirano como Pinochet. Son víctimas de algo más invisible pero mucho más doloroso que tiene que ver con este sistema neoliberal en un país como Chile, con una aceleración capitalista muy profunda, donde el sistema excluye, donde no hay movilidad social».
El cineasta chileno, de 33 años, insiste en que la película no debe verse como un documento periodístico o histórico, «es una visión de la realidad, es mi propia mirada sobre el hecho».