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Entrevista
RAMÓN COTARELO
CATEDRÁTICO EMÉRITO DE CIENCIA POLÍTICA

«No se abre el camino al PP para cuatro años, sino para decenios»

Nacido en Madrid en 1943, Ramón Cotarelo posee una larga trayectoria académica. Tuvo posiciones cercanas al PSOE y en la actualidad es uno de los grandes defensores del proceso catalán. Recientemente escribió «La República catalana (Now Books)».


Hoy se celebra un Comité Federal clave en el que el PSOE cambiará su «no es no» por una abstención que permitirá gobernar a Mariano Rajoy. ¿Es el inicio de la Gran Coalición?

De inicio nada, es una Gran Coalición disimulada. Es la formación de un Frente Nacional inconfeso. Lo de los catalanes les ha asustado y han decidido formar el Gobierno de Salvación Nacional con una oposición leal que será muy oposición en términos sociales y económicos pero muy poco en términos territoriales y nacionales. Los «superiores intereses de la patria española» justifican esta alianza vergonzante. Es lo que no se dice pero lo único real.

Una Gran Coalición funciona mejor cuando no es percibida como tal por los ciudadanos. ¿No puede ser una estrategia perjudicial para el turnismo?

Eso es para tiempos normales, tranquilos, y estos no lo son. Si hay nuevas elecciones –y esta es la verdadera razón por la que no quieren elecciones– muy probablemente no habría gobierno hasta dentro de seis meses. Mientras, los catalanes construyen su Estado. Al final, el Gobierno que entrase lo primero que se encontraría es una declaración unilateral de independencia. Hay una sensación de urgencia. Nadie habla de Catalunya en esta pelea, pero están formando un bloque. Lo van a disimular con una oposición cerrada en todos los demás, pero cuando se trate de decir que no a los catalanes van a estar juntos PP, PSOE y Ciudadanos.

Tanto los partidarios de Pedro Sánchez como los de Susana Díaz terminaron asumiendo que la ruptura se produce por el intento de acuerdo con el independentismo. ¿Cree que realmente lo intentó?

Pedro Sánchez empezó su mandato en una ortodoxia «rubalcabiana» total. Había que oírle. «Más España» era su grito electoral, salió con una bandera más grande que la de Aznar. No obstante, sin los independentistas catalanes, sin la minoría catalana, no se hace nada. Los catalanes no pueden imponer un gobierno, pero sí pueden impedirlo. El mandato del Comité Federal era que no querían el apoyo catalán ni directa ni indirectamente, ni siquiera a través de la abstención. Era una posición maximalista total que preanunciaba lo que iba a pasar. Sánchez probablemente inició tímidos contactos para ver si encontraba una solución y solo eso le ha costado la carrera.

El PSOE ha recurrido a Felipe González. ¿Es una demostración de la falta de líderes?

Felipe González ha dinamitado el escaso prestigio que le quedaba de rumiar las glorias del pasado. Ha perdido la vergüenza y animando a Susana Díaz, a la que le ciega la ambición, a lanzarse a un golpe de mano dentro del PSOE que prácticamente lo ha destruido. Esas teorías de Eduardo Madina y de otros demagogos de que van a hacer una oposición durísima y que van a tener atado en corto al Gobierno son mentira. Si no has sido capaz de atarlo cuando estaba en funciones, ¿cómo vas a ser capaz cuando gobierna con una posibilidad de chantaje que les aterroriza? A la primera que les molestes convoca elecciones anticipadas y les deja sin saber qué hacer. El PSOE hará la oposición que el PP le deje y en los asuntos llamados «nacionales», los de Catalunya, que son los que importan, harán piña.

¿Observa el riesgo de «pasokización», como han vaticinado algunos analistas?

No veo «pasokización» alguna. El PSOE no es el Pasok. El Pasok se fundó hace 40 años. El PSOE tiene una larguísima historia más que centenaria, hay muchísima gente fiel, miles de militantes sinceros... Resistirá como para poder ser partido bisagra. El problema es que la otra izquierda no va a conseguir nada, porque está mal planteada desde el principio. Esa identificación con el viejo comunismo anguitiano, esa agresividad, no les va a permitir llegar ni al 15%. Esta es la implosión de toda la izquierda, no solo del PSOE, sino también de Podemos, por la pura incompetencia de sus líderes. No es abrir el camino a un gobierno del PP para cuatro años, sino abrirlo para decenios.

¿Qué ocurre con los movimientos de las bases?

Si hubiera un dirigente... Pero no lo hay. Fíjate qué carentes están, cómo sienten la necesidad, que ha medioaparecido Borrell y se han lanzado todos en sus brazos como locos. Y todo porque ha medioaparecido otra gloria del pasado que no está tan emborronado, tan ensuciado y tan desprestigiado como la vieja guardia. Hay un sector del PSOE que conserva la vieja cultura izquierdista, obrerista... pero ni tiene dirigente ni es capaz de articular un proyecto, porque no entiende el país en el que vive ni emplea el lenguaje correcto para los tiempos que corren.

El siguiente paso es un congreso extraordinario para elegir nuevo secretario general. ¿Cree que el PSOE tiene alguna oportunidad de regeneración?

Depende de qué congreso vaya a producirse. Si es el de las bases rebeldes o el de la gestora. En todo caso, lo que me parece intuir, es que falta liderazgo. Pedro Sánchez entró como un criado de Rubalcaba y terminó pensando que podía resolver la crisis estructural del país. No hay liderazgo y tampoco proyecto. No saben qué hacer porque el problema principal, les guste o no les guste, está en Catalunya. Ya se han cargado al PSC, que era antes la segunda fuerza de forma que equilibraba a los andaluces. Ahora, sin el PSC es difícil que el PSOE pueda ganar elecciones. Además, el predominio de Andalucía es tan amplio que el PSOE corre el peligro de convertirse en un partido andaluz, con las rencillas que eso conlleva. Cualquier congreso que se produzca va a ser “La casa de tócame Roque”, porque no hay proyecto ni liderazgo, y Susana Díaz no tiene categoría. Van a acabar saliendo con una solución de parcheo que les permitirá sobrevivir en esa medianía en la que los cargos se mantienen, los sueldos se cobran pero no se hace nada.

¿Estamos ante un proceso de restauración del régimen de 1978?

Van a guardar las formas dentro de lo que Europa les exija, que va a ser poco, porque harán todos los recortes que pidan. Guardarán las formas para que el Consejo de Europa no les meta mano por ser lo que realmente son, una dictadura disfrazada de democracia.

Plantea que el nudo principal es la cuestión catalana. ¿No ve esperanza en que alguien plantee una solución democrática partiendo de la base de que sería positiva para el Estado?

La cerrazón es total, el miedo es absoluto, la actitud del independentismo catalán no ofrece ninguna duda y por la parte española no hay fondo del que sacar. ¿Pueden hacer alguna propuesta que interese a los catalanes tendiendo en cuenta que están a cuarenta cuerpos de distancia? Que les digan ahora eso del federalismo. Ni siquiera quieren confesar que hay un problema. Lo más dramático de esto es la pavorosa incompetencia de la dirigencia española. Es increíble. Todo el mundo dice que Rajoy es tonto, lo cual es obvio. Pero también pasa con los otros. Albert Rivera es un zascandil. ¿Qué era el pobre Sánchez? Un tío al que la Historia le puso ahí como la corriente del río arrincona una rama. Y Pablo Iglesias es un oportunista que ha creído que la salvación del país y la patria depende de él. Son incapaces de hacerse cargo de que en una situación así es necesario dar propuestas valientes e innovadoras.

¿Cómo explica estas tesis alguien que se ha definido como «nacionalista español»?

Probablemente, si me preguntaran otra vez ya no lo diría. Soy español por azares del nacimiento, si me dicen si estoy orgulloso, mi respuesta es que no. Estoy obligado a pertenecer a una nación que niega a otras el derecho a serlo. ¿Cómo podría sentirme yo a gusto en una nación española? En una que fuera respetuosa con el derecho de las otras naciones a independendizarse. Una nación que integrara a otras voluntariamente. Entonces sí, te haría sentir el orgullo de decir «pertenezco a la nación de la que nadie quiere irse». Mientras, estoy obligado a decir que pertenezco a una nación que tiene aferradas a otras naciones y no les deja articular su voluntad. Son nacionalista de un país que no existe.

 

«Catalunya es la única oposición, la que les obsesiona»

Defiende que Catalunya es la verdadera amenaza para el «statu quo» en el Estado.

Creo que es la única oposición que hay. La única real, que preocupa, que les obsesiona.

En su libro «La República Catalana» plantea que mientras en el Principat existe un proyecto, el Estado carece de propuestas.

De Catalunya salen todas las iniciativas, tiene proyecto, presenta objetivos. España está a la defensiva. Y en política, como en todo en la vida, el primero que da un paso tiene ganada la iniciativa, que es esencial. Ha llegado un extremo en el que, realmente, el bipartidismo solo puede ser sustituido para la conservación del Estado por el monopartidismo. Eso es lo que intentó Rubalcaba en sus nefastos años de mandato, llevar al PSOE a la condición de partido dinástico, colaboracionista.

También hace mención a cómo la izquierda española niega la posibilidad de ser independentista y progresista.

Eso lo dicen los castellanohablantes, los españoles, para disimular que no les queda otro remedio que tragarse que se puede ser independentista y de izquierdas. Siempre sale el fondo de la cuestión. Aquí solo hay un país, una nación, «esto es España y esta la izquierda española». Y luego están estos tíos raros, de la periferia, que se empeñan en decir que son de izquierdas, pero ¿cómo pueden ser de izquierdas siendo nacionalistas? Esa tontería que dicen que los españoles no son nacionalistas... es que entra la risa.

Podemos defiende el derecho a decidir.

Tengo a gala decir que eso lo plantea porque yo se lo dije. Porque no era así. Y lo han aceptado a regañadientes. Segundo, no se lo cree nadie. Porque hasta ahora el derecho a decidir era pactado con el Estado. Y con el Estado no pactas el derecho a decidir. Ahora se lo han callado pero en el fondo es lo mismo, un derecho a decidir dentro del ordenamiento jurídico. Creen que la gente es imbécil, que se le puede decir a los catalanes derecho a decidir y luego por lo bajini, «qué derecho a decidir ni qué niño muerto». Suena novedoso pero es el mismo rollo de siempre.A.P.