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Cuando todo se centra en una artista en un mundo de hombres

Pese a las tremendas posibilidades que existen en Euskal Herria de ver artistas internacionales, la del viernes del BIME fue la primera vez de PJ Harvey en nuestras tierras. El viernes del festival de otoño del BEC reunió además a Toundra, Richmond Fontaine y Suede.


Abre los ojos y simplemente mira al escenario. Ves dos guitarras, un bajo y una batería. No ves micrófonos. No ves cantante. Eso es porque no lo necesitan. Toundra es una de esas bandas que se dedican a rellenar espacios. Huecos que la música deja en nuestra percepción y nuestros sentimientos. El lirismo de su musicalidad y el arrojo de su energía implantan vigor en nuestra alma. Poco importa que la batería no suene bien y que algunas guitarras ni suenen. Problema de LTI. Toundra siempre lo hace bien.

Cambiamos de escenario. A diez metros escasos de los micrófonos. Polly Jean Harvey es una superviviente. Una superheroína de los noventa que se ha mantenido e incluso ha mejorado su espectacular legado. Aquí estamos, en este faraónico edificio exento de Ansio. Esa es PJ, la diminuta mujer que se presenta envuelta en un aura épica y oscura. Todos esos que ves, los nueve músicos hombres que la rodean, conforman una banda espectacular. Ese es Mick Harvey, de Nick Cave And The Bad Seeds. Ese otro John Parish. Y ese de la derecha Alain Johannes, que fundó Eleven y ha pasado por Queens Of The Stone Age, entre otras formaciones contemporáneas.

¿No te parece que esa puesta en escena recuerda a algún tipo de procesión? Como si Nueva Orleans fuese de repente ese Londres literario rodeado de niebla eterna. Si estás esperando sus clásicos, los de la trilogía de discos de los primeros noventa, olvídate. Caen pocos. Dos o tres. Al final. Ahora se centra en sus dos últimos discos: “Let England Shake” (2011) y “The Hope Six Demolition Project” (2016). En especial en el segundo. Que posiblemente lo esté tocando entero. Composiciones, especiales y teatrales. El rasgo definitivo de PJ. De los clásicos caen “Down by the Water”, “To Bring you my Love” y “50ft Queenie”. ¿A que Harvey fue una especie de hermana mayor o madre para ti? ¿A que fue una de las responsables de que vieses el arte como una cuestión de artistas y no como una cuestión de género? Ojalá vuelva pronto. Euskalduna. Kursaal. Lugares más apropiados.

Ahora vamos al teatro. Aunque este año se puede decir que la organización no ha acertado dejando tanto hueco para estar de pie y arrancándole intimidad a un planteamiento realmente interesante. Esos que ves y que no conoces son Richmond Fontaine, de Portland, Oregón. Llevan tiempo pero el éxito, calmado, les ha llegado ahora, en su gira de despedida. Los vas a ver fluctuar entre una inspirada calma tensa y tormentas guitarreras. Americana. Narran. Todo el rato. Con las palabras y con la música. Mira sus sonrisas. Disfruta de esto pese a que los pesados que te rodean no se callen nunca. Acabamos con Suede. De todas las cosas que ocurrieron en los noventa puedes ser de los que piensen que en Inglaterra ocurrió poco pese a Oasis, Blur, Suede o Pulp. O puedes pensar que aquello fue el epicentro de algo grande. Está en tu mano. Suede es una buena banda. Conectar con ellos, no obstante, es libre. La libertad preciada. Y este texto no conecta con Suede.