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El temporero

El punto de San Mamés le habrá salido a Osasuna muy caro si no soluciona la baja de Digard. Habrá que acertar con eso que en basket se llama un «temporero». No es un concepto peyorativo: al final y al cabo, el normando también respondía a ese perfil. Era una apuesta para un año, de alto riesgo por su curriculum de lesiones, y ha acabado en ruina: tres partidos, 192 minutos antes de romperse.

Digard se ha lesionado tras jugar tan solo tres partidos. (Juanan RUIZ/ARGAZKI PRESS)

Qué lejos quedaron los tiempos en que las plantillas se cerraban en julio o agosto, ya no se movían hasta el final y se podían recitar de carrerilla. Los aficionados de Osasuna y Alavés que hayan andado algo despistados en este inicio de campaña tendrán que llevarse el sábado la chuleta de dorsales a El Sadar, porque entre uno y otro han sumado la friolera de 27 caras nuevas este verano (once los rojos y dieciséis los albiazules). Con dinero circulante y con una tropa de intermediarios, es fácil acabar cayendo en la trampa.

Le ha ocurrido a Osasuna este verano, en el que casi todo ha ido a contrapié: los primeros hombres amarrados (Fausto, Jaime, Mérida) parecían más pensados para el horizonte lógico de Segunda que para el sorprendente ascenso; entre medio sí se contrató a jugadores que ofrecían más certezas (Sergio León, Oriol Riera), y en la recta final con los saldos del mercado se desató una traca que podía acabar en txupinazos o petardos (Riviere, Digard, Fuentes, Álamo). De momento, más bien lo segundo.

Ha cambiado media plantilla, pero conviene reparar en que Osasuna hizo su mejor primera parte de la Liga en San Mamés con ocho titulares del bloque del año pasado: todos salvo Digard, Oriol y Sergio León. Antes han ido pasando por el once Mérida, Fuentes, Clerc, Riviere, Jaime y Fausto, todos se han caído y ninguno ha despuntado, aunque de los dos últimos puede decirse que van cumpliendo. Causic aún no ha debutado y Alamo ha sido visto y no visto. El balance de momento resulta claramente frustrante. Pero es ahora cuando se la juega auténticamente con la sustitución de Digard, en un puesto que se las trae, muy específico.

Se busca temporero. Osasuna ha tenido cierta suerte con ellos. El último ejemplo fue Vujadinovic, que llegó de tapado y acabó en ídolo absoluto. Pero un poco más atrás, y ahora que viene el Alavés, cabría recordar a otro que también fue clave para una salvación: el ‘Pulpo’ Astudillo, fichado en el invierno de 2008-09, que echó una mano al once de Ziganda hasta la permanencia en Santander y luego se fue por donde había venido sin demasiado agradecimiento.

Alguien que dé más que pida, con compromiso desde el primer día, veterano porque el puesto lo exige y profesional aunque sea con contrato a fin de obra. Un Digard, sí, pero con garantías de durar. ¿Existirá en el mercado? Repasando las opciones en Primera viene a la cabeza Gorka Elustondo, muy relegado en el Athletic, y mirando a Segunda Alex Granell, del Girona. Habrá más...