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1984-1998: valores compartidos


En su discurso del Alderdi Eguna el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, aseguró a la militancia jeltzale que el PNV iba a negociar y acordar «especialmente» con «todos los que consideren que Euskadi es una nación y que, como tal, tiene que ser reconocida». Y el elegido ha sido... ¡el PSE! Iñigo Urkullu habló en las campas de Foronda de «la nación vasca», «una nación con vocación de estado de todo un pueblo». Y añadió que «planteamos al Estado una relación de igual a igual; bilateral y con garantías de cumplimiento; que reconozca la realidad nacional de Euskadi». Habrá que ver qué hay de todo eso en el pacto que firmen para gobernar con el partido de Idoia Mendia.

Porque es difícil de imaginar que el salto al futuro que debe dar este pueblo se pueda hacer de la mano de un partido menguante como el PSE, sumido en el desbarajuste suicida de un PSOE al que solo le va a quedar la E de español cuando Susana Díaz acabe de coserlo. El partido que pactó con el PP de Antonio Basagoiti para echar a Juan José Ibarretxe de Ajuria Enea. Ese PSE primo-hermano del PSN que en Nafarroa sostuvo un régimen antisocial, antivasco y corrupto, y que cada vez que puede arremete contra el actual Gobierno de Uxue Barkos, en el que se sientan varios consejeros jeltzales, entre ellos el que durante años fue el presidente del NBB.

Pero ésta es la fórmula de gobierno en la que cree Iñigo Urkullu. La de los tiempos de José Antonio Ardanza y Ramón Jáuregui. Época en la que «se tejieron unas complicidades políticas para construir Euskadi desde la democracia y en base a valores compartidos: el autogobierno y la recuperación económica. Vivimos quince años de determinados entendimientos y acuerdos, de compromiso con un proyecto compartido». El lehendakari lo dijo con claridad cuando el 16 de setiembre de 2013 el PNV alcanzó un acuerdo presupuestario y de gobernabilidad con el PSE.

Iñigo Urkullu también fue muy claro cuando siendo presidente del EBB declaró en una entrevista con María Antonia Iglesias que «creo sinceramente que hubo un ejercicio nefasto de la política del PNV en 1998-1999, acogiéndose a que tenía que hacer una política de suma de fuerzas nacionalistas y romper todos los puentes con el PP que gobernaba en el Estado español en aquel momento y, sobre todo, con el PSOE».

Pues con el PP gobernando de nuevo en Madrid, gracias a la abstención del PSOE, el PSE vuelve a ser el socio elegido por el PNV para retornar a los «buenos tiempos» anteriores al Acuerdo de Lizarra-Garazi. A ver si al menos esto sirve para recuperar algo de lo emborronado años después en Loiola.