La base republicana aprueba a Trump por encima de polémicas
Los primeros decretos de Donald Trump como presidente han sacudido a EEUU y al mundo con una ola de protestas, pero la base republicana que lo llevó a la Casa Blanca está más que satisfecha. El Senado confirmó ayer, en una votación muy ajustada, al ex consejero delegado de Exxon Mobile Rex Tillerson como secretario de Estado.
La gran mayoría de los que votaron a Donald Trump aplaude sus primeras medidas, como impedir la entrada de refugiados e inmigrantes de siete países musulmanes, que los demócratas rechazan y ha motivado protestas en todo el mundo.
«No podría estar más contenta», asegura Josette White, emprendedora de 44 años con un negocio de artesanía en internet. «Hace exactamente lo que dijo que haría, excepto condenar a Hillary (Clinton), aunque lo entiendo», agrega. Tras sus primeros pasos como presidente, está convencida de que solo él era capaz de transformar el país. «La mayoría de políticos prometen, prometen y prometen», señala.
Las encuestas corroboran la satisfacción entre sus votantes: más del 80% de los republicanos aprueba sus primeros pasos, de acuerdo con el instituto Quinnipiac. Además, el 73% considera «muy o de alguna forma necesario» impedir la entrada a EEUU a los musulmanes de otros países «para impedir el terrorismo», según un sondeo de Reuters/Ipsos.
«Necesitamos garantizar la seguridad», subraya Milan Davich, jubilado de 66 años que vive en Johnstown (Pensilvania), en el corazón del cinturón metalúrgico, región decisiva en la victoria de Trump.
Eso incluye construir el polémico muro en la frontera con México. «Tendrían que ponerle electricidad e instalar ametralladoras», según este hombre, que se declara aislacionista y nostálgico de la década de los 50.
Don Krepps, obrero retirado en la zona rural de Ohio, cree que Trump hace lo que &bs;prometió y «un mejor trabajo que el que hubiera hecho» Clinton. Pero las acusaciones en su contra están colmando la paciencia. «Los demócratas y la gente de Hollywood se quejan de cada cosa que hace», dice.
Polémicas como la anulación de la visita del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, el decreto migratorio y las guerras de Trump en Twitter son para ellos hechos puntuales.
Capear el temporal
En el Partido Republicano, un gran número de congresistas ha manifestado en privado su preocupación y algunos han criticado su decreto antiinmigración. Pero en general, la mayoría espera capear el temporal y mantener la agenda política.
Si hay una buena relación con Trump, los líderes republicanos podrán sacar adelante importantes reformas conservadoras que Barack Obama vetó. «Seremos muy pacientes», aseguró una fuente republicana de la Cámara de Representantes, avanzando que deben estar «preparados» porque los demócratas atacarán todas sus propuestas.
Pero ¿hasta cuándo? El politólogo Larry Sabato, de la Universidad de Virginia, dice que «es el primer presidente moderno en no haber tenido ningún gesto con el 54% que no le votó». En su opinión, se encuentra ya en campaña para «agradar al 46% que votó por él», con la esperanza de poder ser reelegido.
Mientras, la maquinaria para formar el equipo de Trump sigue su curso. El Senado confirmó, en una votación muy ajustada, al empresario petrolero y ex consejero delegado de Exxon Mobile Rex Tillerson como próximo secretario de Estado.
Además, los republicanos en el comité de Finanzas del Senado maniobraron para aprobar la nominación de Tom Price y Steven Mnuchin como secretarios de Sanidad y del Tesoro, respectivamente, pese a la ausencia de los demócratas en la votación. Acordaron por unanimidad cambiar las reglas, que requieren que al menos un miembro de cada partido asista.
También el comité de Justicia aprobó la nominación de Jeff Sessions como próximo fiscal general, después de varios retrasos forzados por los demócratas tras la polémica por el despido fulminante de la fiscal general en funciones, Sally Yates.
«Contra el odio»
Pero, además de la polarización en el país, los primeros días de la Presidencia de Trump, sobre todo a raíz de su orden ejecutiva contra refugiados e inmigrantes, han provocado numerosas protestas. Tras las multitudinarias movilizaciones de los días pasados en Londres y París, miles de personas se concentraron ayer ante la Embajada de EEUU en La Haya bajo el lema «Holanda contra el odio», coreando consignas contra Trump, a quien consideran un «peligro para la democracia» y tildaron de «racista» y «homófobo», pero también contra políticos neerlandeses como el primer ministro, Mark Rutte, o el ultraderechista Geert Wilders, a los que comparan con el presidente estadounidense.
Resistencia demócrata al giro ultra en la Corte Suprema
Con la propuesta del juez Neil Gorsuch, de 49 años, para ocupar la vacante en la Corte Suprema, Donald Trump busca inclinar hacia la derecha la máxima instancia judicial otorgando a los conservadores su hegemonía durante décadas, ya que son cargos vitalicios, lo que les permitiría cambiar la realidad de EEUU. La oposición demócrata ha prometido resistir a esa nominación, una venganza tras ver la mayoría de sus esfuerzos bloqueados durante los últimos años por un Congreso en manos republicanas. Insisten en que Gorsuch sea confirmado por una mayoría de 60 votos, barrera que podría ser difícil de superar ya que los republicanos tienen 52 de los 100 escaños en la Cámara Alta. Por eso, Trump aconsejó a la mayoría republicana en el Senado que, en caso de estancamiento, haga uso de la excepción parlamentaria conocida como «opción nuclear» para confirmar a Gorsuch. Su aplicación es muy inusual pero el líder de la mayoría en la Cámara Alta puede activarla y cambiar las reglas del Senado, al requerir una aprobación solo por una mayoría simple de 50 votos.GARA