Sinn Féin apunta a la desigualdad como principal obstáculo al acuerdo
El Gobierno británico amplía el plazo de negociación en el norte de Irlanda ante la falta de acuerdo entre los dos partidos más votados, Sinn Féin y DUP, para la formación del Ejecutivo tres semanas después de la celebración de elecciones. El cruce de acusaciones entre las partes y la desidia de un Londres preocupado por el Brexit, no ayudan.
Desde que el domingo Sinn Féin abandonó las negociaciones para la formación del Gobierno de Belfast ante la ausencia del DUP en la mesa negociadora –para el nuevo DUP las demandas de su religión son prioridad frente a la crisis política– ya se auguraba que los partidos norirlandeses no llegarían a cumplir con la fecha límite –las 16.00 de ayer– para las nominaciones a las carteras del Ejecutivo.
Ya entonces se contemplaban tres posibles soluciones: nuevas elecciones; la suspensión de las instituciones norirlandesas y el retorno al Gobierno desde Londres; o una extensión artificial del periodo de negociación. El secretario británico de Estado, James Brokenshire, optó por esta última opción, quizás para no oscurecer el anuncio oficial del inicio del proceso de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, que se espera en los próximos días.
Mientras se espera mayor claridad sobre la duración de esa nueva etapa negociadora –Brokenshire ha anunciado para hoy una declaración sobre sus planes– el intercambio de acusaciones entre las distintas partes no se ha hecho esperar.
Sinn Féin apuntó a la ausencia del DUP durante las conversaciones del domingo como un ejemplo de la falta de interés en las negociaciones, apuntando que en el pasado el DUP había participado en negociaciones también durante el fin de semana. La líder republicana en el norte de Irlanda, Michelle O' Neill, se reunió con los líderes del resto de los partidos representados en la Asamblea de Belfast para solicitar la suspensión de la reunión de la Cámara legislativa ante la falta de acuerdo que hacía imposible la nominación de candidatos para los cargos de primer y coprimer ministro.
«Sinn Féin tiene claro que un compromiso y un plan para la implementación de los Acuerdos es necesario para poder avanzar», advirtió O'Neill. «Un Ejecutivo sólo puede operar sobre la base de la igualdad, el respeto y la integridad y ello debe incluir el hacer honor a los acuerdos firmados».
La líder norirlandesa de Sinn Féin apunta a que el obstáculo principal para el acuerdo entre los partidos se encuentra en la actitud del DUP «y otros», que «han bloqueado los derechos y las disposiciones de igualdad». Precisamente fue esa actitud por la que Sinn Féin decidió abandonar las instituciones a principios de enero, forzando la convocatoria de elecciones. Ya en aquel entonces, los republicanos advirtieron de que no volverían al Ejecutivo en una situación similar a la que se había vivido hasta entonces.
«Todos los problemas pueden resolverse, pero para ello es necesario un cambio por parte del Gobierno británico y del DUP», aseveró Michelle O’Neill, que también expresó la voluntad de su partido de volver a la mesa negociadora.
Claro está que desde el DUP se acusa a Sinn Féin de ser responsable del fracaso de las negociaciones. Edwin Poots, que fue uno de los ministros unionistas que se negó a cumplir el compromiso de oficializar el uso del gaélico irlandés en el norte de Irlanda, acusó a los republicanos de obstaculizar un posible acuerdo al negarse a aceptar a James Brokenshire como mediador en la negociación, mientras que la líder del partido unionista, Arlene Foster, cuya falta de transparencia sobre la mala gestión del presupuesto de energía renovables causó el colapso del Ejecutivo en enero, acusaba a Sinn Féin de no tener interés en negociar.
Cruce de acusaciones
Sin embargo, desde el nacionalista SDLP, se han repetido las acusaciones de Sinn Féin contra el DUP. El SDLP también considera que es necesario un mediador independiente en las negociaciones. El líder del SDLP, Colum Eastwood, acusó al DUP de obstaculizar el acuerdo.
Desde el otro partido unionista, el UUP, se ha acusado de la falta de acuerdo no sólo a Sinn Féin y al DUP, sino también a Brokenshire, al que acusan de haber excluido al resto de partidos de los encuentros entre DUP y Sinn Fein.
Mientras que, desde la distancia, los gobiernos de Londres y Dublín lamentaban la falta de acuerdo de Belfast, el que fuera primer ministro irlandés durante las negociaciones del Acuerdo de Viernes Santo, Bertie Ahern, pidió mayor implicación de los ejecutivos británico e irlandés en las negociaciones, denunciando entre líneas la desidia de ambos.
«Hay una obligación sobre Downing Street y el Gobierno irlandés», recordaba Ahern. «Los compromisos normalmente se consiguen por medio de la participación de los gobiernos».
Ahern opinaba que la fecha límite para llegar a un acuerdo debe establecerse para finales de abril, aunque se mostró optimista, y apuntó a que si los partidos renuevan sus compromisos y confianza entre ellos, un acuerdo podría obtenerse en el plazo de dos semanas, ya que «la mayoría de ellos no son temas complicados, la mayoría de ellos son cuestiones que fueron consensuada en el período previo a las elecciones del año pasado», afirmó.
La cooficialidad del gaélico, clave para lograr un consenso
La base de esta negociación es para Sinn Féin forzar al DUP a cumplir con los acuerdos ya firmados y que los unionistas se han negado a implementar. Uno de los ejemplos más claros de esa negativa unionista es la de legislar sobre la cooficialidad del gaélico irlandés y ello explica la manifestación que tuvo lugar durante el día de ayer a las puertas de Stormont, la sede del Gobierno norirlandés. Aunque la cooficialidad del gaélico irlandés se reconoce por primera vez en 1998, con la firma del Acuerdo de Viernes Santo, y se recoge específicamente como una de las materias a implementar en los Acuerdos de San Andrés del 2007 y el Acuerdo de Stormont del 2014, ambos rubricados por el DUP, el partido unionista ha vetado la discusión de la legislación en la Asamblea de Belfast.
Fue precisamente la cancelación por parte del unionista Paul Givan de un fondo de becas que permite a estudiantes norirlandeses viajar a zonas gaélicoparlantes, y que es usado tanto por la comunidad católica como la protestante, como una de las decisiones unionistas que acabó con la paciencia de Sinn Féin en diciembre. Con anterioridad, Peter Weir retiró financiación a las escuelas para la enseñanza del irlandés.GARA