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Ibon Iparragirre, devuelto a Alcalá-Meco como se temían sus familiares

Pasadas las 19.00, una ambulancia salió ayer del hospital Gregorio Marañón de Madrid llevando dentro al preso enfermo de sida Ibon Iparragirre, con rumbo a la prisión de Alcalá-Meco, donde recayó. El caso provocó un rifirrafe en el Senado entre Jon Iñarritu (EH Bildu) y el director general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste.


Como se temía el propio preso y su familia vistos los pasos que iba dando el hospital en los últimos días, Ibon Iparragirre ha sido llevado de nuevo a la cárcel de Alcalá-Meco. Es ahí, en la enfermería, donde contrajo hace un par de semanas una neumonía que ha alarmado mucho a los médicos que siguen el caso dadas sus escasísimas defensas y que ha motivado su hospitalización durante nueve días.

La situación se torna ahora más preocupante, por el riesgo de infecciones inherente a la prisión y por la constancia de que no está teniendo allí la mínima asistencia médica necesaria. El propio preso explicaba anteayer a su madre y su hermana que ni siquiera se le está entregando el suplemento de 4.000 calorías diarias que debería recibir por criterio médico.

Horas antes de conocerse esta noticia, la comisión de presos y presas políticas de Sortu denunció que «la vida de Ibon Iparragirre corre verdadero riesgo» y auguró que si es enviado a prisión «nuevamente escucharemos la noticia de que lo vuelven a ingresar en un hospital». Pide en primer lugar que sea traído al Hospital de Galdakao, cerca de sus familiares «para que sus necesidades emocionales y sanitarias sean atendidas adecuadamente», y en segundo lugar su puesta en libertad «para que su enfermedad sea paliada de la manera más adecuada posible». Y recuerda la marcha convocada este domingo a las 12.30 desde la Plaza Moyua de Bilbo.

El tratamiento que está recibiendo Iparragirre ha sido fuente de preocupación también para el Encuentro de Profesionales Contra la Tortura de Argentina que el pasado 6 de junio presentó una denuncia ante la Asociacion Médica Mundial. Tras un análisis del caso, inciden en la pésima actuación de los médicos del Gregorio Marañón y del Servicio Médico Penitenciario «por falta ética gravísima en el ejercicio de la profesión».

La madre de Iparragirre relataba ayer en estas páginas, durante un viaje a Madrid para visitar al preso ondarrutarra, la crueldad de la situación. Sometido a una política carcelaria inhumana y luchando contra el tiempo por salir adelante.

Yuste, interpelado

La urgencia humanitaria en torno a este caso hizo que el senador de EH Bildu Jon Iñarritu utilizara ayer una comparecencia sobre presupuestos para reprochar la situación de los presos enfermos al director general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste.

Yuste respondió en tono crispado, sobre todo al ser interpelado por la polémica circular interna de su dirección general, que fija la excarcelación de estos presos solo en la fase terminal. En el calor del debate, el representante del Gobierno de Mariano Rajoy vino a dejar claro que se trata de una directriz exclusiva «para los presos terroristas», aunque cuando fue emitida Instituciones Penitenciarias intentó dar a entender que suponía un criterio general.