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Requisitos de obligado cumplimiento para introducir banderas y pancartas en los campos

Hay una vuelta de tuerca más, la que ha recibido en fechas recientes en forma de circular informativa  la Agrupación de Peñas del Athletic por parte del club y que no es nueva para quienes se reúnen en la grada popular, en esos bloques donde se ubica la Iñigo Cabacas Herri Harmaila. Y tiene que ver con los requisitos de obligado cumpliento para algo que desde hace muchísimo ha sido y es consustancial a un campo de fútbol como las banderas y pancartas en la grada.


Cosas que no se pueden hacer dentro de un campo de la Liga española, como por ejemplo quemar la bandera rojigualda –o la ikurriña– y silbar, que no tararear, el himno español... Un, dos, tres, responda otra vez: mostrar «pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que impliquen una incitación a la violencia, el racismo, la xenofobia o la intolerancia» –en el Bernabéu está prohibida la calavera y tibias de la conocida ‘Jolly Roger’ emblema del club St.Pauli– o que «fomenten o ayuden a la realización de comportamientos violentos o terroristas» –la Comisión Antiviolencia prohibe exibir el número 33 por entender que se refiere a la ‘c’ y ‘c’ del abecedario o lo que es lo mismo ‘Catalunya catalana’–... Beber alcohol o introducir en el campo tapones de botellas, drogas ilegales... Fumar, incluido porros... Introducción de bengalas... Tampoco palos metálicos, paragüas, botellas que superen los 500 gramos de peso o 500 mililitros y susceptibles de ser utilizados como elementos arrojadizos... Insultar y gritar consignas ofenvivas... Saltar al césped... Ir al fútbol con tu mascota...
Pero hay una vuelta de tuerca más, la que ha recibido en fechas recientes en forma de circular informativa  la Agrupación de Peñas del Athletic por parte del club y que no es nueva para quienes se reúnen en la grada popular, en esos bloques donde se ubica la Iñigo Cabacas Herri Harmaila. Y tiene que ver con los requisitos de obligado cumpliento para algo que desde hace muchísimo ha sido y es consustancial a un campo de fútbol como las banderas y pancartas en la grada.
No se trata de un capricho, se defiende desde la entidad rojiblanca, sino de las normas impuestas desde arriba, tanto desde el propio Gobierno español vía decreto como de la misma UEFA. Así, en esa instancia remitida se deja claro que la exhibición de cualquier elemento en el graderío «deberá ser conocido y autorizado» por el club, que establece diferentes criterios que se deberán cumplir a rajatabla.
El primero de ellos es que la pancarta, bandera o mensaje tendrá que ser mostrado por personas, grupos o colectivos inscritos en el oportuno registro de actividades de seguidores –por ejemplo, un libro donde no está la gente más animosa de El Sadar como son Indar Gorri–, con lo que queda claro que cualquiera no puede ondear uno de estos elementos sin más, sea en la grada popular o en la tribuna principal. Además, la solicitud debe acompañarse de un sinfín de datos identificativos del peticionario, así como del tamaño, material, dibujo o fotografía de lo que se quiere exhibir, partido en el cual quiere mostrarse y quién, DNI en mano, se hará responsable de su introducción y manejo, cometido que entraña su aquel...
Además de estas exigencias, una de las novedades de los últimos tiempos es que el material utilizado debe ser ignífugo, lo que añade dificultad a la empresa, un punto en el que desde el club rojiblanco se asegura se han puesto a disposición de las peñas o colectivos para facilitar este requirimiento.
Por si no fuera poco, la circular establece que las medidas de la pancarta o bandera no podrán exceder los 3x3 metros, y en caso de ser superior deberá solicitarse autorización de manera expresa. ¿Algo más? Pues sí. «La introducción del elemento a exhibir previamente aprobado se hará al menos con 40 minutos de antelación a la hora fijada para el encuentro, siendo revisado por la seguridad del club antes de poder entrar en la instalación». Y hasta ahí, que no es baladí.

Críticas desde la ICHH
Este es el peregrinar al que debe someterse cualquier bandera, pancarta o mensaje que se quiera introducir en San Mamés –y, en teoría, en cualquier campo de la Liga–, obligaciones que, como ya decimos, conocía la grada popular desde la temporada pasada pero que ahora, en el marco de la comisión de animación creada este año a instancias del club, se ha dado traslado también al resto de grupos y peñas rojiblancas, sean ‘de casa’ o de aquellas que suelen visitar cada jornada San Mamés y llegadas de otros lares.
En diciembre pasado, desde la Iñigo Cabacas Herri Harmaila, a la que ya entonces se remitió esta circular, se llevó a cabo una protesta en el partido ante el Eibar, consistente en permanecer sentados durante la primera mitad. La razón fue denunciar que es Ibagiane quien ha decidido por su cuenta esta vuelta de tuerca, que «contenta con acatar y ser sumiso con todos los agravios que legisla el fascista Javier Tebas, ahora ha decidido crear sus propias leyes persecutorias». Y eso cuando en San Mamés, defendían, ha habido una «tradición que históricamente ha caracterizado a la afición del Athletic de elaborar banderas artesanales». Las banderas de nuestros campos... que ya son historia.

Apenas el 1% de las multas de antiviolencia es por pancartas

Lo de banderas hechas con material ignífugo no es nuevo. En el Ramón de Carranza gaditano o en el Rico Pérez alicantino lo saben, pues en ambos campos les obligaron a retirar ya en 2015 sendas pancartas por motivos de seguridad debido a que existía riesgo de que pudieran quemarse. Por ese mismo motivo con dos pancartas no autorizadas y por, además, desplegar el grupo Bukaneros otra diferente a la acordada previamente, el Rayo Vallecano fue multado en noviembre pasado con 10.000 euros por Antiviolencia; en diciembre recibieron otra de 5.000 euros por otra pancarta sin permiso ni certificado de estar hecha con materiales incombustibles. En Bukaneros se preguntaban entonces si «solo son susceptibles de quemarse las banderas» suyas y no las de otros campos. En la campaña 2015-16, Antiviolencia impuso 18 sanciones por pancartas o propaganda incitando a la violencia, un 1,4% del total.J.V.