Iruñea, ayer y hoy capital mundial del surrealismo durante 204 horas
Para disfrutar Sanfermines no es estrictamente imprescindible ponerse como un fiemo de comer y beber, ni saltar tras la txaranga, ni emocionarse con el encierro o los gigantes. Basta sentarse en cualquier txoko de Alde Zaharra a ver pasar la vida, que en estos ocho días y medio ofrece su faceta más surrealista, por no decir increíble.
Puede ser light o heavy, popular o intelectual, para todos los públicos o en versión dos rombos, pero el surrealismo campa a sus anchas por Iruñea hasta que el Encierro de la Villavesa le pone una guinda tronchante. Aquí va un variopinto ranking de ayer y hoy, un decálogo de momenticos del absurdo sanferminero:
10. Se busca coche
Estaba cantado cuál iba a acabar siendo la función principal de los policías franceses que este año patrullan por Iruñea con sus españolazos colegas: buscar los coches de sus compatriotas. Hicieron falta muchas horas el pasado año para hallar el carro de uno de Dax que, semidesnudo tras dos días de farra, intentaba encontrar solo y tambaleante por Sanduzelai «una torre grande, como la Eiffel». Tras horas de rastreo, resultó ser la chimenea de Mendillorri; ni torre, ni Eiffel... y en las antípodas de Sanduzelai. Otro necesitó cuatro meses para peinar Iruñea y eso que tenía un papel guardado con la dirección bien clara: «Calle Kalea».
9. El Diluvio Asesino
La inevitable tormenta sanferminera provoca tremendos momenticos y afecciones severas. Que les pregunten a los navarricos/as de El Columpio Asesino, que por fin tocaban en fiestas y a la segunda canción se les abrieron los cielos con una saña descomunal. Ahí se quedaron en la madrugada del lunes unas decenas de incondicionales bajo un diluvio sin compasión mientras el resto buscaba aterpe en los pasadizos de la Plaza de los Fueros. El equipo se vino abajo y fue imposible seguir, pero el momento resultó muy mítico.
8. Aquaparking
Siguiendo con agua, una de las gamberradas virales de estas fiestas es la de la cuadrilla que llenó de agua y jabón la cuarta planta del parking del Baluarte y logró así una pista de Aquapark en la que hacer carreras de deslizamiento convertidos en bobsleigh humanos. Como la ropa molestaba, completaron la gracia desnudándose de arriba a abajo para que los cuerpos rodaran a más velocidad.
7. Jean Dauger o Lindatxikia
No hay duda de que de deportes grotescos van bien servidos los Sanfermines: balones gigantes, futbito con latas de cerveza... Pero momentico-momentico fue cuando veinte morlacos de Baiona convirtieron la estrecha y habitualmente recatada calle de Lindatxikia en una réplica del estadio del Aviron. Cada melé taponaba la calle varios minutos y al final allí hicieron falta DYA y Cruz Roja juntas para atender a más contusionados que en el encierro.
6. Embarazadas en el encierro
La Ordenanza municipal del Encierro es realmente estricta y exhaustiva, pero nunca podrá contener toda la capacidad de desborde del surrealismo sanferminero. Tener que sacar del recorrido a gente que lleva en las venas más alcohol que sangre resulta habitual, pero los dos últimos años ha habido además que invitar a retirarse a sendas mujeres embarazadas. La última, el día 7, ya encinta de ocho meses; vamos, como para parir en Mercaderes.
5. Se jodió el encierro
Hablando de encierros, si te pilla la vaca jódete, pero peor aún es que alquiles plaza en un balcón en Estafeta, os juntéis once madrugadores expectantes (incluidos dos jugadores de Osasuna)... y no se pueda entrar a la casa. Resulta que alguien se ha dejado la puerta cerrada con llave por dentro y no despierta ni aunque le toquen ‘‘Las mañanitas’’ a la oreja las 16 peñas a coro. Tras media hora aporreando la puerta, hubo que ver la carrera del martes en la cafetería.
4. De Superman a Toko-Toko
Desde que Superman sobrevoló los tendidos de sol por encima de la mocina en 1979, siempre hay quien gusta de fusionar San Fermín y carnavales. Medalla de oro este año para el mocetón de 1,90 que, ataviado de arriba a abajo como el gigante africano de la comparsa, la cara negra como el betún, un gaitero detrás y los pasos perfectamente estudiados, emula las danzas de Toko-Toko por las calles. Hierático como el mismísimo original, pero con mejor beber.
3. Remedios caseros
Alguien debería escribir un libro sobre los trucos de supervivencia de los más fiesteros. Hay quien la semana previa se autorreceta Omeoprazol para preparar el estómago, quien sentencia que es mejor protegerlo con una cucharada sopera de aceite y quien declara que para eso te comes justo antes del chupinazo un calamar gigante en el Cordovilla de Nabarreria o un frito de huevo en el Río o el Museo y vas bien servido. Las hay que desinfectan las heridas de guerra (caídas, contusiones varias) a golpe de pacharán, los que limpian las playeras con pasta de dientes, los que han desarrollado el arte de convertir el pañuelico en una bandeja para transportar hasta seis potes...
2. Sexo público
Aunque siga habiendo quien sostenga contra viento y marea que no hay sexo en Sanfermines, se ve –y se oye– otra cosa. Lo más viral este año es esa pareja que se desfoga en un tejado de Alde Zaharra, pero igual han servido la orilla del Arga justo bajo la privilegiada atalaya del Paseo de Ronda, unos baños a los que se les olvidó cerrar la puerta... o la misma Estafeta. No era en el portal 69, pero allí se practicaron una felación mutua un par de punkerras hace no muchos años, en un alarde surrealista que completaron pasando la txapela para recaudar algunas monedas con las que seguir el desmadre.
1. And the winner is...
La lista podría seguir, pero seguramente nada competiría ya con la aportación a la fiesta de la otrora gloriosa e invencible Armada Española. El Oscar 2017 solo puede ir para los milicos que corrieron un encierro en una base militar de Irak ante una especie de blindados con cuernos y encima lo han difundido como muestra de campechanía. El Club de la Comedia. Ya amenizaron los Sanfermines de 2002 con aquello de Perejil y los de 2009 con la delegada corriendo ante un toro por el interior del callejón. Abusones.