«Se habla de los grupos, pero apenas de los solidarios»
Juanra KOP, que ha vivido Hatortxu desde el escenario y desde detrás de las rejas, resalta que iniciativas así son «una inyección de energía extra» para los presos. Pone en valor la labor de toda esa gente que ayuda a sacar adelante el festival.
Una nueva edición del Hatortxu, con el deseo de que, esta vez sí, sea la última. Y KOP ahí, siempre ahí...
Pues sí, y esta será la cuarta vez. En el año 2009 ya dijimos que esperábamos sinceramente que ojalá fuera aquella la última edición, que ojalá se les acabe el tiempo a los que nos niegan la libertad y la siguiente cita sirva para ofrecer la bienvenida a todos y a todas que llevan tanto tiempo fuera. ¡Porque queremos que vuelvan libres, a una Euskal Herria libre!
Más de 80 bandas en directo. Una buena muestra de que la música es algo más que cuatro acordes.
La buena noticia que nos trae el Hatortxu es la cantidad de voluntarios y voluntarias que están dispuestas a hacer turnos para que este festival pueda realizarse. Nosotros llegamos, nos sentimos súper queridos, nos subimos al escenario y miles de personas cantan con nosotros. Tengo la suerte de vivir algo que pagaría por vivir. Poco se habla de la gente que se mueve desde Zumaia, Leitza o Hendaia para hacer un turno, o de los que están limpiando. Se tiene costumbre de hablar sobre los grupos, o de lo que ha sido el concierto, pero yo quiero destacar que este país sigue teniendo una alta cultura solidaria y de compromiso, altísima, y que en el Hatortxu 20 vuelve a quedar patente.
Ha vivido Hatortxus desde el escenario pero también desde detrás de las rejas. ¿Cuáles son los sentimientos que se tienen cuando uno está dentro y sabe de estos festivales?
Es algo realmente muy especial, ya que es entonces cuando tienes consciencia de lo que ocurre fuera; constatas que toda la gente sigue ahí, luchando, porque hablar es muy fácil, pero lo que importa son los hechos, y ver tanto movimiento es muy importante cuando estás en módulos de aislamiento, tan lejos de casa y continuamente amenazado. Pero te das cuenta de que hay quien sigue peleando por defender los derechos de los presos políticos, y es entonces cuando ver el Hatortxu o la manifestación nacional de enero se convierte en una inyección de energía extra.
Traen bajo el brazo “Radikal”: un artefacto sonoro, esta vez doble, y en formato libro.
En tiempos de inmediatismo, mp3 y plataformas digitales, nosotros seguimos como siempre, a contracorriente. En la discográfica nos dijeron: «Algo suavecito, digerible, seis o siete canciones para colgarlas en Spotify y Youtube». Pero para su desesperación, aparecimos con un CD doble y un libro [se ríe]. Hay gente que dice que nuestro discurso se ha quedado obsoleto. ¿De verdad? Mirad alrededor y decidme, ¿qué veis? Yo al menos lo que veo es que voy a seguir dando todo para conseguir que los nuestros y las nuestras vuelvan a casa.