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Euforia festiva en la calle tras la proclamación de la República

Nada más proclamar Carme Forcadell el resultado de la votación que proclama la República catalana, ha estallado la euforia. Los miles de personas que atendían el Pleno del Parlament desde el paseo de Picasso han dado rienda suelta a su alegría. Los más previsores han descorchado el cava que tenian preparado.

La multitud celebra la llegada de la República catalana. (Pau BARRENA/AFP)

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El anuncio de Carme Forcadell ha puesto punto final (a la espera de la temida reacción española) a semanas de incertidumbre. Quienes apuestan por la independencia de Catalunya han podido celebrar que, por fin, se ha constituido la República catalana. 

Abrazos, gritos de independencia, saltos y descorche del cava. Era el momento de celebrarlo. La mayoría los congregados llevaban horas esperando cuando se ha proclamado la República. El acceso al parque de la Ciutadella en el que se ubica el Parlament estaba cerrado. La gente se ha congregado en las calles adyacentes, en el paseo de Picasso, junto al Arco del Triunfo y en el entorno de la Estació de França.

Una pantalla de vídeo gigante ha permitido ver el transcurso del Pleno del Parlament. El ambiente se podía calificar de casi futbolero. La gente atendía la retransmisión mientras ondeaba esteladas. Animaba a los suyos y pitaba al contrario. El diputado de Ciudadanos Carlos Carrizosa ha sido, sin duda, quien más pitos se ha llevado, seguido de su jefa de filas Inés Arrimadas y los diputados del PP Alejandro Fernández y Xavier García Albiol. La gente no estaba para filibusterismos, quería la República ya.

En cambio, las apariciones de los diputados independentistas eran acogidas con aplausos. Uno de los más cálidos ha sido para el diputado de la CUP Carles Riera, que ha comenzado su intervención reclamando la libertad de Jordi Cuixart y Jordi Sànchez. Los aplausos y los gritos de «llibertat» han atronado en el paseo de Picasso.

Aplausos y pitos se han intercalado también mientras Forcadell llamaba uno por uno a los diputados del Parlament para que votasen la resolución que proclama la República. Cuando la presidenta del Parlament contaba los votos y decía «sí» la respuesta ha sido un sonoro «eup!». El «no» ha sido contestado con abucheos. Los votos blancos tampoco han sido bien recibidos.

Pero la espera ha valido la pena. Finalmente, el Parlament ha proclamado la República. Llega el momento de celebrarlo. La gente se abraza y corea gritos de «independència». Muchos lloran. Es la culminación de años de lucha y décadas de sinsabores. Los coches y motocicletas han hecho sonar sus cláxones para festejar que Catalunya es ya oficialmente un Estado independiente. La República catalana es una realidad, aunque aún hay que trabajar para consolidarla. Pero hoy, toca la celebración.