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Un punto, pitos y cero fútbol

Merecido empate del Eibar, y quizá hasta escaso el botín de los armeros en San Mamés, ante un horrible Athletic al que su público despidió con una sonora pitada y enorme malestar. Un gol de Aduriz espoleó a un rival que igualó a base de entrega y no darse por vencido.


ATHLETIC 1

EIBAR 1

 

El escritor mexicano y reconocido futbolero Juan Villoro contaba que, en su cuarta cerveza, el periodista Rafa Méndez se separó un palmo de la barra para no extraviarse y dijo con aplomo: «El Atlético ganó 0-0». Su argumento no era otro que estaba ante un resultado tan malo, tan malo, tan malo, que casi es bueno. Porque el partido de los colchoneros fue horrible. Como el del Athletic anoche. Vergonzoso. Tanto que el duelo acabó con los leones, ayer gatitos, achicando a un Eibar que le puso contra las cuerdas en la segunda mitad, en medio de una torrencial lluvia y un concierto de pito y gritos de desaprobación que dan idea de lo que está siendo este equipo incapaz de enderezar el rumbo. Decía Luis César Menotti que el «en el fútbol no existen verdades absolutas, pero sí mentiras evidentes». Ayer fue una.

Ni un segundo de descuento dejó en la primera mitad el meticuloso Melero López. Y gracias. Porque lo visto sobre el impecable verde de San Mamés fue como pegar a un padre. De cárcel. Sobre todo por parte de un Athletic que firmó cuarenta y cinco minutos paupérrimos, alejados de cualquier parecido con la realidad de lo que es el fútbol. Ni dos pases en condiciones y continuas cesiones a Herrerín cuando no un tuya mía atrás que no iba a ninguna parte. Y en ataque, un desierto. Salvo dos o tres minutos de inspiración sobrepasada la media en un par de arreones de Susaeta, nada de nada. Incluso Dmitrovic anduvo más rápido que un inédito Williams en un par de balones apurados para el Eibar.

El once de Kuko Ziganda, sin Laporte, tardó diez minutos en enterarse de que el viernes había partido. Para entonces, un Eibar con hasta seis cambios con respecto a su encuentro del lunes, y sin los futuros rojiblancos Capa y Dani García de titulares, dominaba la pelota y avisaba con un golpeo lejano de Orellana que asustó a Herrerín, adelantado. Los dos puntas armeros y la nula claridad de la zaga local impedían una salida de balón, obligando al patadón arriba sin destinatario. Tal era el desatino que fueron Juncá, primero, y luego Iturraspe, los que pusieron en aprietos a sus propios respectivos porteros. Ambos anduvieron listos y evitaron los goles tontos de la jornada.

Un martirio de primer tiempo del que el Athletic pareció despetar al poco de regresar de vestuarios, con el gol número cien de Aduriz, de cabeza, cumplidos los 30 ‘tacos’, tras una cabalgada por banda de Williams de esas que casi siempre prometen más de lo que ofrecen. Un tanto que espoleó al Eibar, al contrario de un Athletic que se fue empequeñeciendo hasta meter el trasero bajo la meta de un Herrerín que no pudo evitar el gol de Kike a falta de quince minutos. De ahí en adelante, los rojiblancos apagando fuegos como pollos sin cabeza en un suerte de petaco, la grada enojada, Kuko Ziganda metiendo a Vesga ¿en el 87?... El Athletic ganó 1-1. Porque su fútbol fue tan malo que...