El PP aboga por el «pacífico, efectivo y leal cumplimiento del Estatuto de Gernika»
El PP ha advertido de que la aprobación de un nuevo estatus jurídico y político para la CAV «no es sino la siguiente estación en el camino hacia la independencia», por lo que ve «indispensable no traspasar la línea roja que supone la incorporación del derecho de autodeterminación a ese nuevo estatus jurídico y político».
El PP ha presentado en la ponencia de autogobierno un texto en el que sostiene que el «pacífico, efectivo y leal cumplimiento del Estatuto de Gernika, pieza fundamental de la autonomía, ha sido y seguirá siendo referencia obligada» para esta formación.
Sostiene que el texto de Gernika «funciona bien» y que no ha quedado acreditada la necesidad de su reforma en «ningún aspecto concreto».
Además, considera que las posiciones de los partidos están «tan alejadas que no se acierta a ver qué acuerdo se pretende tejer que pueda ser transversal y merecedor de un consenso amplio».
Recuerda que la CAV «goza de una situación de estabilidad» que se pondría en riesgo con planteamientos rupturistas y que «la deriva política que ha arrastrado a Cataluña a su peor crisis institucional debe servir de advertencia en el País Vasco».
«Abrir un proceso soberanista al amparo de una reforma estatutaria, invocando el derecho de autodeterminación, no solo volvería a dividir a la sociedad vasca y a perturbar la convivencia, sino que acarrearía consecuencias muy negativas en materia económica», sentencia el PP.
El PP señala en su documento que ha quedado acreditada la voluntad de varios grupos de «incorporar el derecho de autodeterminación en un hipotético texto articulado, que supondría un nuevo estatus jurídico y político para la Comunidad Autónoma del País Vasco, lo que dista mucho de ser una reforma estatutaria».
Alejar «de manera inequívoca el fantasma de proyectos rupturistas»
A su entender, «lo que aquí se pretende por parte de los partidos nacionalistas no es una reforma del Estatuto», sino que se está ante «el riesgo de liquidación de la autonomía y su sustitución por una figura institucional indeterminada cuya base es el reconocimiento del pueblo vasco como sujeto soberano, con derecho de secesión del conjunto de España».
Para el PP, el planteamiento soberanista en sí mismo «introduce una quiebra, una ruptura con el sistema constitucional, al que irónicamente se invita a participar en su propia destrucción».
Por ello, ve «indispensable no traspasar la línea roja que supone la incorporación del derecho de autodeterminación a ese nuevo estatus jurídico y político» y alejar «de manera inequívoca el fantasma de proyectos rupturistas».