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El vodka se sirve frío, como Aduriz

Sustentado en una imperial defensa, una eficacia anotadora máxima y los goles del eterno ariete, el Athletic encarrila la eliminatoria.


SPARTAK MOSCÚ 1

ATHLETIC 3

 

Para los primeros socialistas rusos el fútbol era una perniciosa consecuencia de la opresión del proletariado. Un vicio, vamos. Para el Athletic, en cambio ayer, su visita a Moscú fue una liberación, un desahogo, ese esperado reencuentro con el dulce sabor de la victoria, con una competición, además, con la que en los últimos años ha pactado un idilio que no solo le da alegrías, y a veces sonrojantes tristezas, sino que le ha otorgado ese poso necesario y obligado para aquellos que quieren enfrentar este tipo de eliminatorias, donde los detalles cuentan y mucho, donde hay que tener la madurez suficiente para saber jugar estos cara o cruz, donde hay que aliarse con la diosa fortuna para ir sorteando fases. En aquel inolvidable tránsito a Bucarest, los cruces con rivales de quilates estuvieron jalonados de dosis de lo uno y lo otro. Bajo el frío moscovita, el Athletic se acogió al calor de Aritz Aduriz, quien a sus 37 ‘castañas’ recién sopladas firmó un doblete que le aúpa al olimpo de goleadores continentales en esta competición. El Athletic echó mano de la efectividad cara a portería, aunque todavía se esté lamentando en el avión de vuelta a Bilbo de ese cuarto gol para finiquitar la eliminatoria que tuvo en su bota Sabin Merino ya en el descuento. De efectividad en los momentos claves, de equipo compacto a partir de cobrar ventaja en el marcador, y de la sobriedad y contundencia que destilaron la pareja de centrales, un titánico Yeray y un no menos competitivo Etxeita, que sostuvieron al equipo cuando el rival apretó en esos primeros veinte minutos de encuentro.

Si el vodka que aconseja el italiano Massimo Carrera para entrar en calor se sirve frío, Aduriz también. Sobre todo si por ahí anda suelto un veterano de mil guerras, curtido en tantas o más batallas, que últimamente parece que no está, pero entonces es cuando aparece. El ‘Benjamin Button’ rojiblanco, el que emergió sobrepasados los veinte minutos de juego para amagar ante el veterano portero Rebrov y escorado adelantar a los suyos cuando peor lo estaban pasando. Fue un pase de delineante de Raúl García al espacio, a la espalda de la defensa, una jugada igual a la que poco antes el donostiarra no había llegado. Esta vez sí y ese fue el punto de inflexión desde el cual el Athletic se creció y, al revés, el Spartak se congeló. Porque hasta entonces, con un once en el que Kuko Ziganda solo ‘revolucionó’ la zaga, el conjunto ruso llevaba el empuje, el dominio y hasta sumaba en su haber un disparo envenenado de Glushakov, el mejor de ellos, que Iago sacó con la yema de los guantes.

Tres goles para irse al descanso

Fue ese oasis en el ataque bilbaino y que acabó en gol el que moderó el arranque local. Los leones ganaron en confianza, tranquilidad, y a pesar de seguir sin apenas dar dos pases con sentido, descosieron el ímpetu inicial ruso que, no en vano, se revolvió con un chutazo, de nuevo, de Glushakov, a la madera. Media hora de juego y las llegadas de peligro del Spartak eran siete, por solo una del Athletic. Sin embargo, los bilbainos empezaban a aprovechar el espacio que los rusos dejaban atrás, lo que facilitaba contras como la que desperdició, como casi siempre, Williams por su pésimo control. Sin embargo, fue el preludio del segundo tanto de Aduriz, esta vez aliado a esa fortuna que se necesita llevar siempre en la maleta cuando viajas por Europa.

Falta que ejecuta Susaeta al borde del área, balón que sale rebotado de la barrera y allí estaba el de siempre, ese ‘zorro’ que se las sabe todas, para de nuevo sortear a Rebrov y desatar la alegría entre sus compañeros y los algunos cientos de seguidores desplazados hasta la capital moscovita. El Spartak se quedó «más frío que la teta de una monja con sujetador de latón, haciendo flexiones en la nieve», como decían en la película ‘‘The jacket’’.

Y si se suele decir que quien da primero, da dos veces, también se dice que no hay dos sin tres. Y al filo del descanso, con un rival ruso noqueado, llegó el tercero. Nueva jugada a balón parado, Susaeta que abre estratégicamente hacia Williams, que sobre la línea de fondo recorta y centra, rechace y Mikel Rico, incansable una vez más, le da con la mala para colarla al fondo de la red. Resultado que ni el propio Ziganda hubiera soñado agarrado a una botella de vodka. Marcador más que justo, sí, un premio a la efectividad, que es lo que a la postre decanta la moneda en estas competiciones.

Cuarenta y cinco minutos por delante para gestionar un holgado marcador y no verse sorprendido por un rival que se suponía herido. Y así fue, el brasileño Luiz Adriano acortó distancias en una buena jugada de ataque, en la que acabó fusilando a Herrerín. Imposible atajar esa gol pero sí frenar la ofensiva de los ‘spartanos’ que acabaron por volcarse al ataque, ante un Athletic muy serio atrás, en el que la zaga estuvo expeditiva, concedió muy poco al contrario, dejó que el partido se fuera muriendo en su último tramo y a punto estuvo de coronar la victoria con un cuarto tanto que Sabin Merino falló.

Triunfo de campanillas, de equipo que ha aprendido a andar por Europa. Eliminatoria encarrilada, que no resuelta, y victoria balsámica. Veremos si punto de inflexión. Veremos...

 

Kuko Ziganda: «Sabía que un día de estos nos iba a salir un partido así»

«Teníamos un plan», dijo Kuko Ziganda en sala de prensa, que «hoy se ha desarrollado como teníamos planificado». El navarro explicó que «ellos iban a salir fuertes y debíamos aguantar. A partir de ahí tenemos gente experimentada en estos partidos y han aparecido cuando tenían que aparecer. Hemos tenido mucha personalidad y un equipo comprometido. Hay que valorar el resultado». El técnico subrayó que «es difícil ganar fuera de casa en Europa, pero nosotros, juguemos bien o mal, no somos fáciles y siempre tenemos opciones. Hemos estado muy metidos desde el inicio, concedíamos poco, replegados pero no agobiados. Luego, las cosas han salido... contentos.». Kuko reiteró que está «contento por todo lo que significa la ilusión que crea estas cosas y para la propia entidad».

Cotento «por el mérito de ganar aquí, aunque podemos mejorar. Sabía que un día de estos podía salir un partido así» Eso sí, «no nos podemos despistar para nada el jueves que viene».J.V.