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«Cuantos más días me dejen preso, más Lulas van a nacer»

Con pulso firme y voz aguerrida, Luiz Inácio Lula da Silva, el popular líder brasileño, ha advertido ante una multitud de seguidores que le arropaban que encarcelándole no detendrán sus ideas: «Cuantos más días me dejen preso, más Lulas van a nacer».

Lula, aclamado, ha sido llevado a hombros por sus seguidores. (N. ALMEIDA/AFP)

En el día «más indignante de su vida», a punto de entrar en prisión, Lula da Silva ha emocionado a su militancia, la misma que durante dos días se ha concentrado a las puertas del sindicato de los metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo para expresar su apoyo «al guerrero del pueblo brasileño».

Una marea de camisetas rojas, muchas de ellas con el rostro estampado de Lula, han ocupado varias calles de esta localidad situada en el cinturón industrial de Sao Paulo para escuchar las últimas palabras de su líder antes del encarcelamiento.

Su militancia le ha pedido «resistencia», pero Lula les ha respondido que «la muerte de un combatiente no para la revolución» y que seguirá soñando «a través de la cabeza» de sus simpatizantes.

El mensaje ha calado hondo y ha dejado un mar de lágrimas. Sus seguidores han digerido entonces la noticia que él mismo había dado minutos antes: se entregará a la Policía para cumplir la condena de 12 años por «corrupción pasiva y blanqueo de capitales».

El extornero mecánico, de 72 años, ha escrito un nuevo capítulo en su intensa carrera política, que fue conocida mundialmente por sacar de la pobreza a 28 millones de personas en Brasil.

«Esto es una injusticia, pero sus palabras me dan más fuerza para seguir luchando. Ahora hay millones de Lulas. Como él dijo, podrán detener a Lula, pero no sus ideas», asegura entre lágrimas Barbara Oliveira, una joven de 23 años.

La tristeza imperante se ha reflegjado en el llanto inconsolable de muchas personas, en los abrazos de consuelo y en los mensajes de rabia e indignación que se multiplicaban en el sindicato de los metalúrgicos, que fue testigo del despertar del líder más carismático de Brasil.

Lula fue gobernante en la época dorada de Brasil y se enorgullece haber permitido que «los pobres viajen en avión»

«Es muy duro ver a Lula siendo preso de nuevo. Yo y lo vi durante la huelga de los 80. Lula es digno», sostiene la profesora de Historia Maria Nucia Minoto.

Sereno, pero con la preocupación reflejada en su rostro, Lula ha estado acompañado por sus principales aliados y por su delfín político, Dilma Rousseff: «No sería lo que soy si no fuera por ella», ha dicho. Rousseff ha sido en un pilar fundamental de Lula en los últimos días, cuando el cerco de judicial se ha estrechado contra él, retribuyéndole el apoyo que el expresidente le dio durante el «impeachment» que llevó a su destitución en 2016.

En la aquella época, la militancia del Partido de los Trabajadores convirtió en himno la canción ‘Apesar de você’, compuesta por Chico Buarque en 1970 para criticar la dictadura militar que rigió en Brasil entre 1964 y 1985.

La canción, un canto a la esperanza, ha sido recuperada para despedir al expresidente, quien ha ha asegurado que en Brasil «hay millones de Lulas que continuarán defendiendo sus ideas».

Como un héroe, Lula ha salido cargado en hombros por la militancia y ha advertido que entrará en la cárcel con la «cabeza erguida», pero saldrá de ella con el «pecho hinchado».

«Lula es la esperanza ¿Y cómo van a detener la esperanza?», se cuestionaba una militante llena de lágrimas.