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Partido dignísimo

Los rojiblancos responden al envite de su entrenador con un partido muy serio en el Bernabéu y en el que hasta mereció la victoria.


REAL MADRID 1

ATHLETIC 1

 

Imagínense a Kuko Ziganda en el vestuario visitante del Bernabéu,¡, tras su discurso en la previa del partido en el que quiso azuzar los sentimientos de sus jugadores, dirigiéndose a los suyos cual sargento Hartman, inolvidable personaje de ‘‘La chaqueta metálica’’ cuyo protagonista, Lee Ermey, acaba de fallecer, soltando aquello de ‘‘recluta Patoso, voy a hacer de ti un hombre, aunque sea más difícil que encogérsela a los negros del Congo’’, ‘‘a Dios se le pone dura con los marines y nosotros, para compensarle, le llenaremos el cielo de almas” o el leit motiv de ‘‘grita como si tuvieras dos cojones’’. ¿Se lo imaginan? ¿no? Un servidor tampoco. Pero quizá entre bambalinas hubo algo de eso para que el Athletic diera la imagen que dio anoche en el Bernabéu y donde una victoria histórica, y por qué no, merecida, se le escapó por un taconazo postrero de Ronaldo en un duelo inevitablemente muy largo, pero en el que un esfuerzo brutal mediante, los leones cuajaron un partido muy serio .

Habló Kuko Ziganda en la previa de que al Madrid le vienen bien partidos como los que le plantean rivales del tipo del Athletic, de cara, casi de tú a tú, sin descaradamente renunciar al ataque. Y el Athletic no traicionó su esencia, de inicio salió decidido a presionar arriba cuando hacía falta, recular como si de un ejército de hormigas se tratara ante el evidente empuje local, valiente en las disputas, solidario en tareas defensivas. Y fruto de esa salida sin miedos ni ataduras fue el mano a mano, aunque muy escorado, que San José tuvo a los siete minutos, rematando duro y raso un pase filtrado de Raúl y que Keylor desbarató.

Fue uno de las dos ocasiones de gol que tuvieron los rojiblancos en unos primeros cuarenta minutos sufridos defensivamente, pero con los leones muy mentalizados de dónde jugaban y contra quien. La otra fue la del tanto de Williams, otro más lejos de San Mamés, que definió con una vaselina sobre el portero costarricense, previa canela fina de Córdoba que filtró un balón al desmarque de Iñaki. Un gol que le valió al Athletic para irse al descanso con ventaja en el marcador ante un Madrid plenamente dominante, en torno a un 75% de posesión, que remató y tuvo buenas ocasiones, pero se topó con el andamiaje defensivo bilbaino y un insuperable Kepa que si tenía alguna cuita pendiente con alguien en Madrid, la solventó con creces. Detuvo los diez remates que recibió entre los tres palos.

Tiró del equipo en los primeros tanteos un activo Ronaldo, que mandó un violento testarazo al travesaño todavía con el empate, pero se desinfló a medida que el equipo de Zinedine Zidane no terminaba de encontrar esa fisura en la zaga rojiblanca y si lo lograba, caso de Varane en un centro peinado o Marco Asensio en un imparable zigzagueo, ahí estaban las manos duras de Kepa para solventar el embrollo.

Una docena de remates merengues, algo que el mismísimo Bayern de Munich da por hecho que recibirá cuando se midan ambos, media docena de ocasiones de peligro, dominio abusivo de la pelota, pero el Athletic sostuvo el tipo, fajándose atrás con unos providenciales Núñez e Iñigo, el buen trabajo de Itu y San José en la dupla medular, el sacrificio del resto de compañeros como Córdoba, y el peligro latente de la velocidad de Williams al espacio.

El segundo acto fue un calco del primero, aunque el Athletic para nada renunció. Es más, no le perdió la cara al Madrid y no tuvo reparo en declarar abiertamente su intención de ir a por el segundo. Y lo tuvo Raúl García en un balón que mandó al larguero. Y se el guardameta de Ondarroa fue el protagonista en la primera mitad, la soberbia actuación defensiva de Núñez apuntaló a un conjunto bilbaino que siguió fiel al guión con el que había venido al Bernabéu. Zidane tiró de Bale e Isco para rescatar a un Madrid diluido, pero los leones siguieron a lo suyo, impidiendo remates limpios, trabajo estajanovista, acariciando una victoria histórica que se truncó a falta de cinco minutos del final en un disparo de Modric que Ronaldo desvió de tacón a la red. Como diría el sargento Hartman, «una sola sacudida. Dos ya es una paja». El Athletic se quedó en lo primero. En un partido dignísimo.