Retana escribe una novela sobre Sanfermines de 1978 «con más verdad que los autos judiciales»
«El libro de Juan Retana es una novela, ficción, pero tiene más verdad que los autos judiciales», ha destacado Begoña Zabala, de Sanfermines 78 Gogoan, en la presentación de la obra “22 de septiembre, San Fermín”, que ha editado Pamiela.
Retana (Lizarra, 1961) ha subrayado que al ser una novela es una obra de ficción, pero ha subrayado que está impregnada de vivencias personales. «En julio de 1978 trabajaba en la cafetería Roma, en la calle Paulino Caballero, junto al Gobierno Civil, y ese entorno se convirtió en zona de guerra. En la cafetería instalamos un hospital de campaña», recuerda.
La ficción, de este modo, se mezcla con la no ficción. Escribir sobre unos hechos concretos, ampliamente conocidos a rasgos generales por la ciudadanía, «imposibilita el suspense. Como dice mi hijo, el spoiler está hecho».
En la obra de Retana aparecen unos 40 personajes que recrean a lo largo de casi 400 páginas lo que sucedió del 6 al 8 de julio de 1978, en unos días en los que la fiesta parecía haberse impuesto al convulso clima político de la época. El propio autor recordó que para el Régimen franquista Nafarroa era estratégica y que había pasado en pocos años de ser una provincia leal al golpe franquista a ser considerada «traidora». Los sucesos del 8 de julio, que están descritos a lo largo de 55 páginas, truncaron esa fiesta, que tuvo una sucesión en setiembre, de ahí el título del libro. El autor describió como «capítulos en blanco» los que transcurren antes del 8 de julio y «capítulos en negro» los que se refireren a los momentos posteriores a esa fecha.
El objetivo de la novela de Retana es doble. Por un lado, ha querido trasladar los sanfermines como fiesta. Por otro, ha querido mostrar cómo fue la llamada «Transición» en Nafarroa.
La mayoría de los personas son de ficción, pero hay algunos reales. El más evidente es Germán Rodriguez, a pesar de que realiza un ejercicio de relato condicional porque, lógicamente, no ha podido habler con él. También aparece el comandante Ávila, responsable de la Policía Armada en Iruñea. Y un joven sociólogo navarro llamado Mario, que se parece sospechosamente al recientemente fallecido Mario Gaviria.