El orgasmo de los goles
El francés Florian Laurent marcó el primer tanto mundialista y Mario Götze el último; entre ambos, Maradona, Cubillas o Miroslav Klose.
«El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna».
Eduardo Galeano
«No hice otro gol igual. He metido algunos muy difíciles de hacer, pero esto era en un Mundial. Esto era el sueño del pibe. Todos soñamos con gambetearnos a todos, incluso a Shilton. No entiendo lo que hizo en esa jugada todavía. No sé si en ese momento se lo llevaron los fantasmas o se lo llevaron los ovnis. No me cubrió nada. Fue como que pasé, ¡y ya! No me canso de verlo. Como me decía mi viejita, cuando la encontraba mirando los goles en televisión. ‘Dale, ma. ¡Otra vez mirando los goles!’. Y Ella me decía que ver ese gol de su hijo la ponía en un estado de relajación total. ‘Si querés ir, andate. Yo me voy a quedar viendo tus goles’», suele contar Diego Armando Maradona al rememorar aquella pintura del mismísimo Miguel Ángel que el ‘Pelusa’ gambeteó en la Capilla Sixtina del Azteca mejicano, ante una Inglaterra convidada de piedra. El suyo fue, simplemente, ‘el gol’ de la historia de los Mundiales, pero a la vez solo uno más de los 2.379 que se han anotado hasta la fecha.
En la ya desaparecida cancha del Peñarol de Montevideo una placa en el suelo recuerda que en aquel lugar se marcó el primer gol de la Copa del Mundo, hace 88 años. El honor le cabe al francés Lucien Laurent, frente a México, partido inaugural del Mundial de 1930 que Francia ganó 4-1. Fue a los 19 minutos. «No lo celebramos con besos. En esa época no se usaba», recordaba el protagonista de este estreno goleador, que no fue reconocido hasta 1990 gracias a una investigación periodística, cuando ya contaba con 80 años y tras haber combatido en la II Guerra Mundial, pasado tres años en un campo de concentración, luego dedicarse a entrenar y llegar a tiempo de ver a Francia coronarse en su Mundial antes de morir en 2005.
El saudí que emuló a Maradona
En 88 años de citas mundialistas ha habido goles de todos los colores y gustos. Maradona firmó aquel inolvidable ante Inglaterra, adornado por la narración del locutor argentino Víctor Hugo Morales y que dio origen al apelativo de ‘barrilete cósmico’ para el ‘10’ albiceleste. Pero quizá pocos sepan que solo ha habido otros dos jugadores que hayan marcado en los Mundiales iniciando la jugada individual desde su propio campo. Uno el español Fernando Hierro, contra Suiza en EEUU’94, en un pase adelantado que dejó sentados a cuatro jugadores helvéticos. El otro tuvo más de ‘maradoniano’ y lo cinceló un desconocido saudí de nombre Saeed Al-Owairan, en el mismo Mundial, tras driblar a cuatro rivales belgas.
Aquel tanto que permitió a Arabia Saudí meterse en octavos no solo dio la vuelta al planeta sino que elevó a categoría de héroe nacional a su agasajado autor. Y fue así hasta que dos años después fue ‘cazado’ en un club de alterne y castigado por las autoridades de su país a un año sin poder jugar a fútbol. Aquellos 70 metros en zig-zag le coronaron, aunque mucho después confesara haberse aburrido de ver tantas veces su gol.
El alemán de origen polaco Miroslav Klose, que anunció su retirada de la selección alemana en 2014, es el artillero histórico de la Copa del Mundo, en la que logró, entre las ediciones de 2002 y de ese año, un total de 16 dianas. Otro mérito irrepetible es el de Just Fontaine y sus 13 goles en Suecia’58. Como imposible no citar en este repaso mundialista a un polaco de nombre Ernest Wilimowski, que solo jugó un partido (1938) pero el suficiente para anotar cuatro goles y encima a Brasil. Por cierto, un partido ese en el que el brasileño Leónidas pasó a la historia no por sus ‘chilenas’ o ‘bicicletas’, sino por haber marcado descalzo, sin que el colegiado, bajo el aguacero y la cancha empantanada, se percatara de ello.
No fue el tanto más excelso, ni el más importante, tampoco el más tempranero. El mejicano Hernández saca de centro, su compañero Sepúlveda realiza un mal pase que es interceptado por el checo Masopust quien se interna por banda izquierda y le da una asistencia con caño incorporado a Mašek que marca con la zurda ante el legendario arquero Carbajal. Históricamente siempre se había considerado este gol como anotado a los 15 segundos, pero repasando el vídeo Mašek realmente solo necesitó 13 segundos. Eso sí, a día de hoy el marcado más rápido es obra del turco Hakan Sükür a Corea del Sur, a los 11 segundos en 2002. Hoy, ya saben, el ariete vive exiliado tras ser acusado por el régimen de Erdogan de terrorismo y regenta una cafetería en San Francisco.
Leónidas descalzo, Sükür el más rápido, Klose el más prolífico, Maradona el más imposible y hasta uno, mítico, con ‘la mano de Dios’, pero de todos los goles de falta directa que nos ha dejado la variopinta videoteca mundialista hay uno por encima de todos y que hace honor a uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y al que el mismísimo Pelé nombró su sucesor. Hablamos del peruano Teófilo Cubillas, campeón de la Copa América en 1975 y único nacido en Perú que ha disputado la Copa del Mundo en tres ocasiones. El ‘Nene’ marcó el mejor gol de libre directo que jamás se haya visto en los Mundiales, contra Escocia en 1978. Búsquenlo en la red de redes, comparen y verán que es cierto.
En Rusia 2018 veremos la fecundidad goleadora de los estiletes que abanderan cada selección participante. El último gol mundialista fue el 13 de julio de 2014, en el Maracaná de Río, firmado por Mario Götze, al que Joachim Löw ha dejado fuera de la lista. Podrá repetir el ‘cafetero’ James Rodríguez, máximo artillero hace cuatro años como podría hacer historia el veteranísimo Rafa Márquez, exbarcelonista. En su quinto Mundial, el mejicano ‘kaiser de Michoacan’ si marca algún gol igualará a Uwe Seeler, Pelé y Klose como únicos jugadores que han anotado algún tanto en cuatro ediciones de la Copa del Mundo.
«Marcar un gol es como hacer el amor», decía don Alfredo di Stéfano, uno de los más grandes de la historia pero que no llegó a jugar ni un solo partido en un Mundial. Eso sí, la ‘Saeta rubia’, matizó esa frase suya para aclarar que «marcar goles es como hacer el amor, todo el mundo sabe cómo se hace, pero ninguno lo hace como yo».