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Organizar las fiestas, una tarea que incumbe a todos

La participación popular es imprescindible para que las fiestas tengan un sabor popular y todo el mundo las considere como propias. Para ello, es necesaria la colaboración entre instituciones y colectivos populares. 

El Riau-Riau de Gares que tuvo lugar el pasado martes, con el alcalde de la localidad, Oihan Mendo, en el centro de la imagen y que añade su bastón de mando a la fiesta. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

La organización de las fiestas no es algo que cor responda únicamente a las instituciones, en un modelo de arriba hacia abajo, sino que lo deseable es que en esta tarea se impliquen los colectivos del pueblo o barrio. En ocasiones, este planteamiento tan simple ha sido objeto de enfrentamientos como en la Txantrea o en San Fermin Txiki, afortunadamente superados.

Son numerosas las localidades en las que han sido capaces de articular fórmulas para conjugar el papel de los ayuntamientos y la participación de los colectivos populares. Es el caso de Gares, donde están celebrando sus fiestas estos días. El alcalde, Oihan Mendo, califica de muy importante que todos los colectivos de la localidad participen en la organización de las fiestas para que estas sean verdaderamente populares y participativas

En Gares, como en muchos otros pueblos, son los vecinos los que eligen el cartel de fiestas o quién será el encargado de disparar el txupinazo. En cualquier caso, Mendo reconoce que es el Ayuntamiento quien tiene la última palabra en estas cuestiones, aunque generalmente se hace lo que decide el vecindario. De este modo, este año se ha escogido como cartel una obra de José Ángel Reta, mientras que Alba Alonso fue la vencedora del concurso de carteles txiki y también aparece en el programa. En cuanto al cohete, la decisión ha sido que lo lancen Jesús Mariano Ugarte y Javier Sanz, dos vecinos de Gares que tuvieron una actuación destacada socorriendo a los afectados en la explosión de gas que destrozó un bloque de viviendas en esta localidad navarra.

Mendo explica que en el Ayuntamiento de Gares existe una comisión de fiestas de la que forman parte todos los concejales, pero que además se abre a todos los grupos culturales de la localidad. «Se ve qué propuestas hay y también se hace un balance para ver cómo han ido las cosas, qué se puede mejorar o qué ideas nuevas se pueden introducir », señala. Al margen de esta comisión, funcionan también las txosnas, que organizan un programa de fiestas alternativo. «En este caso, el Ayuntamiento lo acepta y ya está», dice el alcalde.

A la hora de mencionar un acto de las fiestas de Gares que destaque por su participación popular, Mendo cita el Riau- Riau, que tiene lugar el día de Vísperas, el 24 de julio. «La Corporación tiene que realizar un recorrido de apenas cien metros, pero nos puede llevar fácilmente más de dos horas. Es un momento en el que los vecinos pueden mostrar su descontento con quienes formamos el Ayuntamiento. O su alegría. Es algo que nos toca hacer», señala el alcalde de Gares, que no se olvida de otros actos como el baile de la Era, la Jota de Puente o el torico de fuego.

En el programa de fiestas de Gares aparece recogido el presupuesto destinado a su organización, que son casi 84.000 euros. Es una iniciativa que ha comenzado esta legislatura. «No se trata solo de rendir cuentas al vecindario, que también. Este dinero sale del bolsillo de todos y cuando se piden más vacas o más orquestas hay que saber lo que cuestan. Hay que tener esa información», cuenta Mendo.

En el programa de fiestas aparece también el teléfono del concejal de día, el responsable de responder en nombre del Ayuntamiento esa jornada. «Antes era algo que funcionaba de manera interna, entre los propios concejales, pero lo metimos en el programa. Si pasa algo con las vacas o las barracas, o si hay una agresión sexista, los vecinos saben a quién llamar. No es un teléfono personal, solo se usa en fiestas», explica el alcalde, que destaca que los garestarras usan este número de manera responsable. «Saben que es para emergencias y no para cualquier cosa», añade.

Peñas en Tutera

En Tutera, donde también están en fiestas, las peñas completan el programa del Ayuntamiento. «La idea es que cubramos las cosas que puedan faltar», explica Miguel Domínguez, de la peña Beterri.

Desde hace un par de años, además, funciona la Federación de Peñas, que permite una coordinación de las actividades que cada entidad prepara.

Los actos que se organizan se pueden dividir entre los que tienen lugar en el local de la peña y lo que se desarrollan fuera. Estos últimos son los únicos que reciben una subvención del Ayuntamiento y en el caso de Beterri están relacionados con la cultura vasca, como txistularis, dantzaris, herri kirolak o la feria agroalimentaria.

Los que se celebran dentro de la peña son generalmente conciertos como los de los grupos Musikarian, Homo Animal, Txutxin Ibáñez y sus Mariachis, Los Zopilotes o Brigada Improductiva. Estos actos no están subvencionados y suponen un esfuerzo económico para los socios de la peña Beterri. El presupuesto total de este año es de 25.000 euros y la subvención rondará los 8.000. El resto tiene que salir de la barra que se pone en la peña en fiestas, pero no suele ser suficiente, por lo que los socios abonan una cuota extraordinaria para afrontar las fiestas. «De una manera u otra, siempre sale, pero el objetivo es que las fiestas tengan un coste cero para la peña», explica Domínguez.

Organizar las fiestas supone un esfuerzo para los vecinos, hasta el punto de que en ocasiones llega el cansancio. Es el caso de Arazuri y su carrera de cutos. El año pasado se celebró la última 38 años después de una larga costumbre de la que su origen sigue siendo un misterio.

Sin cuto en Arazuri

«Como medio mundo se ríe del otro medio, los pueblos de la Cuenca suelen mentar con la burla de las carreras de cutos de Arazuri», escribía en su libro editado en 1959 “Burlas y Chanzas” el escritor costumbrista José María Iribarren. Quizá la idea surgió después de que el soguero de Beriain, tal y como relata Miguel Urbistondo (alcalde en 1980), se quedase a dormir allá por los años cincuenta en una cuadra del pueblo un día de fiestas. Cuando despertó ya era la hora del baile, y no tuvo mejor ocurrencia que abrir las puertas de las pocilgas. Aunque la tradición del dulero –encargado de recoger a los cutos y llevarlos a pastar al campo– duró hasta 1916, también alimentó los rumores.



Carrera de cutos en Arazuri en 1981 (Cedida por Arazuriko Herria)

Pero lo cierto es que del dicho al hecho hay un buen trecho, y no fue hasta 1980 cuando los vecinos de Arazuri decidieron dar por ciertos los rumores y organizar la primera carrera de cutos. Julio Ariz, uno de los pioneros, cuenta cómo hablando con el gorrinero se dieron cuenta de que hacían falta unos cutos más pequeños y ágiles, ya que los del pueblo eran «demasiado gordos como para correr». Así, tuvieron que ir a la zona de Urbasa y Aralar a por cutos del monte. Uno de los cuadrúpedos se sorteaba mientras que los demás se llevaban al matadero. Sin embargo, más adelante comenzaron a alquilarlos.

La vertiginosa prueba fue cogiendo fama y la prensa se hizo eco de cómo Barrionuevo, Roldán, Reagan o Gil y Gil salían campeones, jaleados por sus amos, de una carrera de cutos de unos 500 metros en una pequeña localidad navarra. Ya entrados los noventa, Barcina, Ana Obregón o Yola Berrocal fueron cogiendo el relevo. Los últimos años, Bush, Manolo Lama o Rajoy fueron los más aclamados.

No obstante, las dificultades para transportar animales vivos, el cansancio de los jóvenes de entre 15 o 16 años – encargados de entrenar a los cutos antes de las fiestas– y las quejas por el supuesto maltrato que reciben los gorrinos han sido los tres factores que han acabado con la larga tradición. Pero «el progreso consiste en renovarse» decía Miguel de Unamuno, y algunos vecinos de Arazuri ya han comenzado a preparar cutos de cartón alternativos para no perder la costumbre que ha sido el eje de unas fiestas que se celebrarán el último fin de semana de agosto.


Baile de la Revoltosa en Tutera el año pasado. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)