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La extrema derecha alemana presiona en la calle a Merkel

La extrema derecha alemana mantiene la máxima presión en las calles sobre la canciller, Angela Merkel, y su política migratoria, con manifestaciones en contra de la presencia de refugiados e inmigrantes en el país. Ayer hubo una nueva movilización xenófoba en Chemnitz, epicentro de la protesta, y la AfD ha convocado otra para mañana.


La ultraderecha xenófoba intenta sacar provecho de la muerte el pasado fin de semana de un alemán a manos presuntamente de varios extranjeros, ya detenidos, durante una pelea en Chemnitz y aumenta la presión sobre Angela Merkel, cuya política migratoria rechaza de plano y sin matices. El éxito de las últimas movilizaciones en este bastión de la extrema derecha, donde se han producido persecu- ciones a extranjeros, ha envalentonado al movimiento ultraderechista Pro Chemnitz que ayer volvió a salir a las calles.

Varios cientos de personas secundaron la convocatoria de Pro Chemnitz, una concentración que pretendía impedir el «diálogo ciudadano» entre las autoridades locales y los residentes de la ciudad sajona. Cientos de policías fueron movilizados para evitar incidentes como los del fin de semana.

El último ejemplo de este clima de tensión, que se ha extendido sobre todo en la ex-RDA, fue las graves palizas sufridas por un joven sirio de 20 años y un eritreo de 33 en Wismar y Sondershausen, respectivamente, el miércoles por la noche.

Lo sucedido en Alemania incrementó la inquietud en Europa por el avance de los movimientos ultraderechistas y la xenofobia. Merkel, «bestia negra» de la ultraderecha xenófoba alemana, aseguró el miércoles que «el odio en la calle» y el acoso racista no tienen cabida.

Ayer, el Alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al-Hussein, dijo que «es importante que los responsables políticos de toda Europa los denuncien». Y el Comité Internacional de Auschwitz alertó contra el intento de la extrema derecha «de tomar el control de la calle».

El domingo se manifestaron en Chemnitz unas 800 personas, grupos de ultraderecha y neonazis se organizaron para llevar a cabo una «caza de extranjeros». El lunes, unas 6.000 personas –algunas haciendo el saludo nazi– volvieron a congregarse y se enfrentaron a cientos de antifascistas.

Por eso, la concentración de anoche era considerada una prueba de fuego para la Policía, muy criticada por subestimar la magnitud de la movilización en las calles y acusada de complicidad con la ultraderecha tras la filtración de una orden de detención, en la que se detallaba del ataque, la identidad y dirección de uno de los sospechosos y los nombres de testigos.

El arresto de un sirio y un iraquí por la muerte del carpintero alemán ha alimentado el discurso antiinmigración, sobre todo al conocerse que el iraquí arrestado como principal sospechoso llegó en 2015 a Alemania, solicitó asilo y tiene varias condenas menores. Según el diario “Bild”, debía ser expulsado, pero ganó la apelación en 2016.

Rédito electoral

Mañana, la ultraderechista y xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) tomará el relevo en las calles a Pro Chemnitz.

Desde hace meses, la AfD, con representación en el Bundestag, ataca a Merkel por su política migratoria, que considera una amenaza. Le reprocha ser responsable del aumento de la criminalidad en Alemania, algo que las estadísticas no confirman, por haber abierto las puertas del país a más de un millón de refugiados en 2015 y 2016, cuando la crisis migratoria sacudió con más fuerza a Europa.

Uno de sus dirigentes, Alexander Gauland, apoya la idea de que los habitantes de Chemnitz «se autodefiendan», según declaró al diario “Die Welt”, ya que «la inmigración destruye la sensación de que se puede confiar en el vecino».

Esta estrategia de tensión está dando réditos electorales a la AfD, que ya le pisa los talones al socialdemócrata SPD y le disputa en los sondeos el rango de segunda fuerza política del país detrás de la conservadora CDU de Angela Merkel, a poco más de un mes de las elecciones regionales en Baviera y Hesse.