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«Comer fuerte, beber fuerte y reír hasta la muerte»

El cabaret sobre la vida de Pichichi conecta con la idiosincrasia bilbaina desde el primer minuto. El elenco de actores que encabeza Lander Otaola hace disfrutar con una obra que se reivindica como «homenaje txirene» a esa ciudad de inicios del siglo XX y a un artista de balón que vivió como una estrella de rock.


Si una función teatral acaba con el público y los actores entonando la marcha triunfal de Aída como si fuera San Mamés, no hay ninguna duda sobre el grado de satisfacción sobre el espectáculo. Si le añades que se te quedan grabadas frases «filosóficas» de Pichichi como «comer fuerte, beber fuerte y reír hasta la muerte» y que no paras de repetir la tonadilla de la canción “Yo soy de Bilbao” al salir del teatro, se entiende el éxito que está cosechando la obra. El cabaret tragicómico sobre la vida del mítico exfutbolista del Athletic Rafael Moreno Aranzadi, conocido como Pichichi, ha logrado conectar con el público desde su estreno el 22 de agosto en Aste Nagusia. Se han agotado las entradas en todas las funciones programadas en Pabellón 6 hasta el momento y, por ello, han decidido prorrogar las actuaciones hasta el 16 de setiembre. Eso sí, el que quiera ir a verlo tendrá que darse prisa teniendo en cuenta los antecedentes y que ya están agotadas entradas para este fin de semana.

Bajo la dirección de Patxo Telleria, la idea original de Lander Otaola, que a su vez es el actor principal de la trama al encarnar a Pichichi, consigue enganchar desde el primer minuto de partido con la idiosincracia bilbaina en el campo de fútbol que recrean en el escenario. Recurriendo a palabras que se utilizan en el argot bochero como “sinsorgo”, “txirene” o denominaciones como el “parque de los patos” y la “campa de los ingleses”, consiguen envolver al público en una mirada al pasado que a muchos les harán recordar su infancia y a sus mayores. La hora y media que dura la obra se pasa volando y te marchas cantando “el Athletic” al ritmo de La Otxoa.

A Lander Otaola se le ve pletórico en el papel de Pichichi. Se nota que de chaval pasó por Lezama con sus toques de balón y que disfruta haciendo de pícaro y socarrón. Pichichi es un dandy, un tipo divertido y consigue transmitirlo. Aunque a decir verdad y sin ser experto en nada, todos los intérpretes que participan en la obra tienen su momento y destacan. La actriz Itziar Ituiño hace de Teresita Zazá, cantante de la época y famosa porque popularizó la canción del “Alirón, alirón, que el Athletic es campeón”. La trama se traslada de un lugar a otro a través de sus canciones en el salón de Bizkaia, mítico lugar de la noche bilbaina que se encontraba en la calle San Francisco y en el que Pichichi se bebió la vida.

Por su parte, Ylenia Baglieto es Lina, mujer de Pichichi, y también consigue emocionar al cantar a la tristeza con “Ez nazazu utzi”. Las peleas dialécticas entre Miguel de Unamuno, que encarna Felipe Loza, y Telesforo Aranzadi, que interpreta Iñaki Urrutia, también son otros de los momentos a resaltar. Tío Unamuno haciendo de españolista y provocador, y osaba Aranzadi, abertzale y más comprensivo con la vida que llevaba su sobrino, dejan grandes momentos debatiendo sobre política y forma de ver la vida.

El papel de los músicos con el “maestro” Ibarrola al teclado y Jon Fresko a la bateria también son de destacar. El de Ken Zazpi se marca un solo brutal escenificando una noche de tormenta. Ambos músicos salen vestidos a escena de árbitros y desde un papel secundario dirigen la trama con sus tarjetas y los ritmos que aportan con la música.

Una estrella que se apaga

Probablemente, serán muchos los que hayan oído hablar sobre Pichichi, pero muy pocos conocerán los pormenores de su alocada vida. Al más puro estilo de una estrella de rock, el ex jugador del Athletic vivió rápido y falleció pronto antes de cumplir los 30 años tras una indigestión por comer ostras.

Los homenajes y reconocimientos le llegaron tras la muerte, pero a día de hoy sigue siendo recordado. Al máximo goleador de la Liga o de un equipo se le llama Pichichi y su busto es objeto de obsequios par parte de los equipos que visitan San Mamés por primera vez. También tiene una calle al lado del estadio y un Gigante con su personaje al igual que Lina. Merece la pena conocer la historia en clave de tragicomedia de este personaje mediático. Una estrella, cuya luz se fue apagando poco a poco en vida, pero todavía sigue brillando.