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Alerta en la comisión CAN: enmudece la orquesta del Titanic

El debate sobre los números de la Caja de Ahorros de Navarra está ya cerrado. De los tres últimos directores, dos apuntan hacia Enrique Goñi. Y él apunta a la globalización. Ahora la comisión enfila cómo se estructuró el sistema de pagos a los políticos. Los comparecientes se niegan a declarar, pero la ley les obliga.


Todo el mundo sabe que la CAN se hundió porque chocó con un iceberg. En la comisión de investigación sobre cómo desapareció, se han escuchado ya a los viejos capitanes que dejaron la caja en un estupendo nivel de forma y que responsabilizan a su sucesor de haber usado la entidad como un juguete hasta que la vaca no dio más leche. Y también, a ese joven capitán que jura y perjura que la culpa la tiene ese maldito bloque de hielo. Pero la comisión CAN no se creó para discutir sobre balances y facturas hasta el sopor. Su objetivo principal era escuchar el concierto de la orquesta del Titanic. La historia de cómo los prohombres navarros (y Yolanda Barcina) seguían engullendo ostras mientras la Caja iba camino del fondo del mar.

El señor José Antonio Asiáin vino a despertarnos con una escena de “Cazafantasmas 2”. En esa película de los 80, el puesto de los Cazafantasmas ubicado en Nueva York recibe de pronto el aviso de que por fin el Titanic había llegado a su destino siete décadas después de salir de Liverpool. «La CAN no ha desaparecido. Tenía doble naturaleza, entidad de crédito y entidad gestora de obra social, ha sido privada por ley de la primera actividad y se ha visto circunscrita a hacer la segunda», afirmó Asiáin. Ya ven, el barco jamás se hundió.

Pero Arantxa Izurdiaga (EH Bildu) demostró que el valido de Urralburu no tenía ocurrencias para todo. Se volvió olvidadizo. La abogada le citaba el acta de 2004 donde duplicó las dietas y él le pedía que por favor se la leyera. Y luego se la sabía de memorieta. Eso sí, hubo que arrancarle con tenazas los cargos reales que recibieron esos incrementos del 100%. «El presidente del Gobierno de Navarra era presidente de la entidad», dijo. Y al frente de la Comisión de Control estaba «la alcaldesa».

Cuando los políticos dejaron esos puestos en 2010, el importe por las dietas de cargos ejecutivos disminuyó. En cambio, se creó un órgano inútil donde se mantuvieron esos intactos las dietas suculentas: la Junta de Entidades Fundadoras. Y ese fue el chiringuito donde habían recaído Sanz y Barcina tras la «despolitización» de CAN.

La comisión por fin se asomaba al meollo con la declaración de Rández y Pascual. Estos dos secretarios con carné de UPN (bendita la foto que les cazó votando en unas primarias del partido) tenían la labor de justificar que los políticos sí que iban a las reuniones y que se hablaba de números y no de la alineación de Osasuna. Había que justificar los entre 57 y 83 euros por minuto que cobraban allí. Y Pascual, que es un hacha cambiando fechas a los documentos (eso lo sabe bien la Guardia Civil), resulta que se ha negado a declarar. Parece que la orquesta del Titanic no quiere seguir tocando. Y el auditorio reclama la Traviata. Ya se han activado los resortes de la Cámara para procesarles por desobediencia.