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Los demócratas buscan romper la mayoría republicana en el Congreso

El Partido Demócrata intentará, en las elecciones de medio mandato del próximo martes, romper la mayoría republicana al menos en la Cámara de Representantes de EEUU. Con nuevas figuras del ala más progresista entre sus candidatos, trata además de anticipar y buscar un liderazgo para las presidenciales de 2020. Mientras, los republicanos ponen a examen el mandato de Donald Trump, que multiplica sus mítines recurriendo al miedo a la inmigración.


Las elecciones de medio mandato que tendrán lugar el próximo martes en EEUU suponen una oportunidad para el Partido Demócrata de conseguir la mayoría en alguna de las cámaras del Congreso. Con menos posibilidades de imponerse en el tercio en juego de los cien escaños en el Senado, esperan lograr la mayoría que perdieron en 2016 en la Cámara de Representantes, con 435 escaños.

Además, se eligen treinta gobernadores y cientos de cargos públicos y estatales. Los demócratas confían en cumplir sus expectativas de la gran «ola azul» y, según los cálculos del diario “The New York Times”, tienen un 84% de posibilidades de hacerse con la Cámara de Representantes para lo que tendrán que arrebatar al menos 24 escaños a los republicanos. Florida, Arizona, Texas, Indiana, Missouri y Montana son algunos de los territorios en disputa.

Sin embargo, los republicanos tienen prácticamente asegurado mantener su control del Senado, para lo que el mismo diario les da un 82% de posibilidades.

Las demócratas lo intentarán con nuevas caras que se unirán a candidatos del establishment del partido. Las primarias han llevado a las elecciones a varias figuras del ala más progresista –o al menos de orígenes más diversos–, lo que parece reflejar una mayor implicación de los más jovenes, las minorías y las mujeres y la continuación de la vía abierta por el senador Bernie Sanders en su campaña presidencial. La afroamericana Ayanna Pressley, que venció a Mike Capuano en Massachusetts, o la popular Alexandria Ocasio-Cortez, que desplazó a Joseph Crowley, son dos de los ejemplos de esta tendencia. Con todo, el establishment mantiene su peso.

La renovación demócrata genera entusiasmo en el seno del partido, pero serán sus resultados los que demostrarán si movilizan a los votantes demócratas ocasionales y a los jóvenes.

En ello se juega el futuro del partido y posiblemente también un liderazgo de cara a la carrera presidencial. La senadora Elizabeth Warren ya adelantó en setiembre que piensa «muy en serio» competir por la Presidencia en 2020. Mientras, entre los candidatos republicanos compiten varias figuras que siguen el patrón de Trump.

Si los demócratas ponen a prueba sus posibilidades ante la presidenciales, para Donald Trump supone examinar la mitad de su mandato a la vez que el arranque de su campaña para 2020. Con un índice de aprobación del 44%, está recorriendo todo el país con hasta cuatro mítines por semana para apoyar a los candidatos republicanos. Steve Bannon, exasesor del presidente, ha denominado a estas elecciones «la primera reelección del presidente Trump».

Trump recurre al miedo

Por ello, los actos giran a su alrededor, y a los temas favoritos de Trump, que no duda en recurrir al discurso del miedo, ya sea a la inmigración o a los demócratas «socialistas», sin detenerse en discursos elevados.

Así, ha aprovechado la caravana de miles de inmigrantes centroamericanos que se dirige a EEUU para azuzar el miedo a una «invasión» en la que ha llegado a decir que viajaban «terroristas» de Oriente Medio.

«Es difícil de creer que, con miles de personas del sur de la frontera caminando sin impedimentos hacia nuestro país en forma de grandes caravanas, los demócratas no aprobasen leyes que permitan la protección de nuestro país. ¡Gran tema para los republicanos en las legislativas!», señaló el presidente en Twitter. «El Partido Demócrata está alentando a millones de inmigrantes ilegales a que rompan nuestras leyes, violen nuestras fronteras y arrollen nuestro país», afirmó Trump en uno de sus mítines. «Han girado tanto hacia la izquierda que el país terminará siendo Venezuela», aseguró en otro momento.

Y otro de sus argumentos favoritos es el insulto directo a los demócratas, «una mafia enfadada, despiadada y desquiciada que quiere aumentar los impuestos e «imponer el socialismo en el país». «El loco Bernie» (Sanders) o «Pocahontas» (la senadora Elizabeth Warren) son algunos de sus apelativos.

Tampoco ha faltado el recurso al miedo exterior, con insinuaciones sobre interferencias en las elecciones de Rusia o China. Con ello, trata a la vez de tapar los temas más comprometidos, como el nombramiento en el Tribunal Supremo del juez Brett Kavanaugh, acusado de agresiones sexuales; las críticas por incitar al odio que provocarían acciones como el envío por uno de sus simpatizantes de paquetes explosivos a figuras públicas demócratas o el tiroteo en una sinagoga que dejó 11 muertos en Pittsburgh; o incluso la propia trama rusa que investiga el juez especial Robert Mueller.

Con este tenso clima político y la expectación creada, los votos anticipados que se permiten en varios estados adelantan una participación récord para una elección de medio mandato.

 

La votación por el gobernador de Florida, un microcosmos de la política estadounidense

Un carismático demócrata negro contra un republicano blanco y antiinmigrantes: la carrera por la Gobernación de Florida es un microcosmos de la política estadounidense. Si gana Andrew Gillum, de 39 años, alcalde de la capital, Tallahassee, sería el primer gobernador negro de Florida. Sus fervientes seguidores encuentran su discurso tan inspirador como el de Bernie Sanders. Su rival republicano, el excongresista Ron DeSantis, de 40 años, está cortado con el mismo paño populista que Trump. Quiere poner límites al aborto, reducir impuestos y endurecer la política migratoria, y defiende la libre venta de armas. Dos outsiders en sus propios partidos, pero ambos se enfrentan a obstáculos. Una investigación del FBI por corrupción ensombrece la campaña de Gillum, mientras DeSantis es criticado por comentarios racistas. Las encuestas muestran un empate en un Estado clave en las presidenciales. Las propuestas de Gillum –aumentar impuestos a empresas, controlar la venta de armas e invertir en educación, salud pública y medio ambiente– apelan a los progresistas, mientras DeSantis también corteja a un electorado menos conservador. Y ambos buscan el voto hispano, casi la mitad de los 13 millones de electores.GARA