Un exresponsable carcelario dice que «es hora» de «plantear un programa» y acercar a los presos
El Colegio de Abogados de Bizkaia acoge una jornada sobre la política carcelaria con una mesa conformada por juristas y otra por políticos. En la primera, Virgilio Valero, que fue alto cargo de Instituciones Penitenciarias en la era Zapatero, ha considerado que «ha llegado la hora» de que la Administración «plantee un programa de intervención» con los presos vascos que conlleve el acercamiento.
Virgilio Valero pertenece al Cuerpo Superior de Técnicos de Instituciones Penitenciarias hace más de 20 años, y fue alto cargo de esa dirección general en la era de José Luis Rodríguez Zapatero y Mercedes Gallizo, además de director de prisión.
Ahora no tiene responsabilidades, pero sí un diagnóstico claro sobre la necesidad de que la Administración cambie de criterio y acometa un «programa de intervención y tratamiento» que conlleve mejorar la situación de los presos vascos, incluido su acercamiento, en base a su evolución individual. «Ha llegado la hora», ha considerado en esta jornada que se celebra en Bilbo.
El debate ha comenzado por la cuestión de los presos enfermos, sobre la que Valero ha dicho que «hay fórmulas» para resolverla, pero «hacen falta personas que quieran aplicar la legislación». Ha asegurado que cuando él tuvo responsabilidades en Instituciones Penitenciarias sí se produjeron excarcelaciones.
Pero minutos antes Amaia Izko, abogada de presos y presas vascas, había puesto el dedo en la llaga al apuntar que efectivamente entre 2008 y 2011 se concedió la prisión atenuada, mandando a casa a doce personas, pero después se paralizó e incluso se devolvió a prisión a alguno como Ibon Iparragirre.
En este ámbito concreto, Izko ha llamado la atención sobre el tema de los presos con enfermedades mentales: «Y es que ahí no se puede poner en negro sobre blanco un pronóstico de fallecimiento cercano. Pero en nuestro ámbito de trabajo hay nueve personas que se han quitado la vida en estos años. Y a veces no se han podido detectar nada porque estaban solos».
Otro letrado presente en la mesa, Txabi Etxebarria, ha denunciado cómo la polémica instrucción penitenciaria que dio paso a afirmar que solo se liberaría a quienes tuvieran una expectativa de dos meses de vida se basó en una trampa dialéctica: «La ley habla de peligro patente para la vida y esa directriz la convirtió en peligro inminente, que no es lo mismo».
En la mesa redonda ha participado también el jurista y exdiputado del PNV Emilio Olabarria, que entre otras muchas cosas ha manifestado su estupor y preocupación por la reciente sentencia de Estrasburgo que no anuló la trampa española para no descontar condenas cumplidas en otros estados.
En su opinión, «la doctrina Parot se ha recuperado por arte de birlibirloque, diciendo que este tribunal no es el competente para establecer la valoración del ajuste a los derechos humanos de las legislaciones estatales de cumplimiento de penas. Yo no sé qué quiere decir, ¿se avala la trasposición hecha en 2014 o no se avala? Es una sentencia perturbadora».