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El comercio ve fluir el euskara a ambos extremos del mostrador

Si algo está logrando Euskaraldia es acabar con muchos bloqueos mentales a la hora de expresarse en euskara. Una simple chapa de Ahobizi o Belarriprest sirve a muchos comerciantes en Bilbo para variar sus hábitos lingüísticos creando nuevas sinergías con sus clientes.


Euskaraldia está logrando superar barreras hasta ahora infranqueables en las relaciones en euskara. Así lo cree Iñaki Goikoetxea, un euskaldunberri al que le «resulta muy difícil hablar» pero que gracias al aval que le otorga su distintivo de Belarriprest ha conseguido emplear más el euskara en su negocio. «Me parece una iniciativa fabulosa», enfatiza.

«Al verme con la chapa, la gente se anima más a hablarme. Hay clientes habituales con los que he descubierto que me puedo comunicar y ellos conmigo», explica desde GoikoKiosko, el negocio que regenta en la calle Ronda. «La chapa –insiste satisfecho– te disculpa a la hora de arrancarte, aunque sea con dificultades. Te quita ese pudor respondiendo en castellano o chapurreando en euskara».

«Nosotras vivimos, trabajamos en euskara y nuestro entorno habla en euskara», destaca Bego Nerekan. La mayor parte de los clientes de la tienda de moda Gili Gili son euskaldunes, explica esta dependienta, «pero también en la gente que no habla en euskara notamos un esfuerzo en comunicarse».

Su compromiso con la causa que promueve Euskaraldia es firme, lo proclaman en el lema con el que decoran su escaparate en la calle Loteria: ‘‘Ahobizi. Bilbon euskaraz bizitzeko prest! Jantzi euskara! Anima zaitez!’’. «Vivimos y vestimos a la gente en euskara. Es nuestra forma de trabajar y vemos que la gente se implica y con Euskaraldia hemos notado más», expone Nerekan, precisando que perciben ese esfuerzo en personas que acuden con sus hijas y que emplean un euskara precario para expresarse en sus compras.

En un extremo de la plaza San Pedro, junto a la Escuela de Idiomas, está Deustuko Liburudenda, donde Ageda Gago está acostumbrada a expresarse en euskara con la mayor parte de los clientes. A través de Berbaizu Euskara Taldea y Deustuko Ikastola se implicó en la dinámica en la que ejerce el rol de Ahobizi.

También se ha comprometido Roberto Robles, de Ibiltari-Izargi Bidaiak. «Me parece importante que la gente que sabe euskara, que no es mi caso, se pueda expresar libremente. De esta forma, crear también la necesidad de escuchar y aprender», manifiesta. Considera que, «en su mayoría, la gente euskaldun se corta al entrar en un comercio y hablar directamente en euskara. Lo veo aquí en Deustu –explica–. Conozco cantidad de gente euskaldun que entra la mayor parte en castellano y una pequeña parte que lo hace en euskara».

«Yo siempre procuro, cuando me entran en euskara, dejar hablar. Normalmente vas a entender lo que te están pidiendo. Estás en un tema de viajes y no te van a hablar de política ni del Gobierno.... Entiendes perfectamente lo que te están planteando. Lógicamente, como mi nivel no es el suficiente, me paso al castellano», comenta Robles con su chapa de Belarriprest.

«Tengo muchas veces llamadas por teléfono de clientes guipuzcoanos que emplean el euskara, mi política es escuchar y si no he entendido algo bien lógicamente les respondo en castellano, porque me encuentro más cómodo», confiesa.

A Erlantz Astorkiza, algunos clientes que acuden a su óptica en Otxarkoaga se dirigen en euskara. Estos días, aquellos que no lo saben lo tienen más fácil al verle con la chapa Ahobizi en la solapa. Este barrio obrero no es tan euskaldun pero sus comerciantes se han querido implicar en el reto de lograr once días en euskara. Desde Optikari, el negocio que puso en marcha hace siete años, pretende hacer más fácil a los euskaldunberris que se expresen en ese idioma y él también hacerlo con naturalidad.

Gesto de complicidad

Ese guiño al euskara es el que lanzan desde la herboristería Leizuri, en Santutxu. Sandra García, euskalduberri, anima a los clientes a que empleen el euskara cuando acuden a este negocio. El mismo gesto de complicidad que desde Artekale, en el Casco Viejo, realizan Eugenia de Madrazo y Arkaitz Elorrieta desde Xirimiri Jostailu Denda. Ella invita a que se dirijan a ella en euskara y su compañero es euskaldun. «Con la chapa de Belarrisprest, ellos se dan cuenta que entiendo, que soy capaz de seguir una conversación aunque luego tenga que recurrir al castellano. Se rompen algunas barreras. Está bien conocer que la otra persona te entiende», incide De Madrazo.

También es euskaldunberri Cristina Illana, que insiste como otros comerciantes en la «complicidad» que generan las chapas y la importancia de darse a conocer. Ella lo percibe en su joyería de Errekalde, donde la asociación que agrupa a buena parte del comercio del barrio se ha implicado en Euskaraldia.

En Errekalde, asegura Fran Sanz, uno de los socios de la cooperativa Erreka Multimedia, sí se habla euskara y su participación en la dinámica pretende ayudar a su extensión. Uno de sus compañeros es capaz de expresarse con fluidez «más o menos» mientras él y otro lucen el distintivo de Belarriprest.

 

Bilboko dendariak, euskarari atea irekirik

«Ahobizi» batzuetan, «belarriprest» askotan, Euskaraldia baliatuz, Bilboko dendariek euskarari atea parez pare ireki diote. Erreportaje honetan bilduriko lekukotasunek frogatzen dute. «Txapa ikusita, nirekin euskaraz egitera animatzen da jendea», esan digu GoikoKiosko-ko Iñaki Goikoetxea euskaldun berriak. Izargi Bidaiak agentzian, hauxe erantsi du Roberto Roblesek, belarriprest bera ere: «Utziozu bezeroari euskaraz egiten, eskatzen dizuna ulertuko duzu normalean, nahiz eta gero erdaraz erantzun behar izan».