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El Papa exige un cambio claro a los obispos de EEUU tras encubrir casos de abuso sexual

El Papa ha reclamado a los obispos de Estados Unidos un cambio «claro y decidido» ante la actitud de encubrimiento de casos de abusos sexuales que, según advierte, han hecho que «la credibilidad de la Iglesia se haya visto fuertemente cuestionada y debilitada».

Comparecencia en Chicago de víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos católicos. (KAMIL KRZACZYNSKI / AFP)

«La actitud de encubrimiento, como sabemos, lejos de ayudar a resolver los conflictos, permitió que los mismos se perpetuasen e hirieran más profundamente el entramado de relaciones que hoy estamos llamados a curar y recomponer», ha declarado el Pontífice en una carta dirigida al presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense, Daniel DiNardo.

El Papa no ha mencionado el caso del excardenal estadounidense Theodore McCarrick, ni tampoco el informe de la Corte Suprema de Pensilvania, que reveló que más de 300 sacerdotes abusaron de niños durante las últimas siete décadas, pero ha manifestado que son «tiempos tormentosos» para la vida de tantas víctimas «que sufrieron en su carne el abuso de poder, de conciencia y sexual por parte de ministros ordenados, consagrados, consagradas y fieles laicos».

Así, afirma ser consciente de que esos «pecados y crímenes cometidos» y todas sus repercusiones a nivel eclesial, social y cultural «crearon una huella y herida honda en el corazón del pueblo fiel. Lo llenaron de perplejidad, desconcierto y confusión».

El Papa ha llamado a los obispos de EEUU a luchar contra la cultura del abuso con «una renovada y decidida actitud para resolver el conflicto», que no se resuelve con «decretos voluntaristas o estableciendo simplemente nuevas comisiones o mejorando los organigramas de trabajo» como si fueran jefes «de una agencia de recursos humanos».

Para el Pontífice, estos remedios «no logran asumir y abordar la realidad en su complejidad y corren el riesgo de terminar reduciéndolo todo a problemas organizativos», y les ha instado a a cambiar la «manera de rezar, de gestionar el poder y el dinero, de vivir la autoridad» y de relacionarse ente ellos y con el mundo.

«Sin este claro y decidido enfoque todo lo que se haga correrá el riesgo de estar teñido de autoreferencialidad, autopreservación y autodefensa y, por tanto, condenado a caer en saco roto. Será quizás un cuerpo bien estructurado y organizado, pero sin fuerza evangélica, ya que no ayudará a ser una Iglesia más creíble y testimonial», ha agregado.