Las defensas logran poner en cuestión un testimonio clave para las acusaciones
La secretaria judicial que aseguró no poder salir del departamento de Economía el 20 de setiembre, pieza clave en la acusación contra Cuixart y Sànchez, ha dibujado una escena apocalíptica a preguntas de las acusaciones, pero su testimonio se ha tambaleado con las preguntas de las defensas.
En realidad han sido dos las declaraciones de Montserrat Toro, la secretaria judicial que asegura no haber podido salir el 20 de setiembre del departamento de Economía debido a la violencia de miles de independentistas en la calle. A preguntas de las acusaciones, la testigo ha dibujado un escenario apocalíptico en el que llegó a pedir un helicóptero para poder salir de la sede. «Decían ‘no pasarán, no saldrán, votaremos’» ha asegurado sobre los gritos de «un mar de personas».
El relato ha dejado, sin embargo muchas aristas, que las defensas han aprovechado para poner en evidencia en sus interrogatorios. Ha empezado entonces otra declaración. Aunque se ha quejado de que nadie, tampoco los Mossos, le ayudaron, ha admitido que se le ofrecieron hasta tres formas de salir por la puerta, una de las cuales pasaba por formar un cordón por los Mossos.
Fue ella misma la que lo descartó: «Salir por la puerta era inadmisible» porque lo la de la calle «no era una opción segura», ha asegurado. Entonces se puso en marcha la opción del patio trasero. En su día habló de la azotea y de grandes muros a superar, pero hoy lo ha tenido que matizar todo: tuvo que superar un muro «de un metro», y lo hizo ayudada por ocho agentes de los Mossos.
En respuesta a las defensas también ha quedado claro que, aunque considera que fuera había un tumulto que no la dejaría salir, ella apenas lo vio con sus propios ojos, pues los agentes le «recomendaron» que no se asomase a las ventanas.
El ruido típico de un tumulto
De hecho, en respuestas titubeantes en las que han vuelto a salir a relucir unos «no recuerdo» ausentes en el interrogatorio de las acusaciones, la testigo ha asegurado que no escuchó la música procedente del escenario instalado en la concentración. Sin embargo, sí que escuchó «el ruido típico de un tumulto».
Es difícil saber a qué se refiere una persona cuando habla del ruido de un tumulto, pero cabe recordar que es una palabra clave, dado que el delito de sedición requiere la existencia de un «alzamiento tumultuario».
Más adelante, Del Toro –cuya imagen ha sido protegida por petición expresa– también ha asegurado que en un momento dado escuchó la voz de una mujer procedente de la calle, y ha mencionado que le pareció que podía ser la de Carme Forcadell. Se trata de algo a lo que no hizo referencia en su declaración del 17 de octubre de 2017 en la Audiencia Nacional, lo que ha llevado a la abogada de Forcadell, Olga Arderiu, a preguntarle cómo es posible que recuerde más cosas año y medio después que tan solo un mes después. Por descontado, también está acreditado que aquel día Forcadell no tomó la palabra públicamente ante el departamento de Economía.
Extralimitación en el registro y doble vara de medir
La abogada de Jordi Cuixart, Marina Roig, ha aprovechado el interrogatorio para poner de manifiesto que Del Toro se extralimitó durante el registro de la consejera de Economía, ya que la comitiva judicial no se limitó a registrar los cuatro despachos que tenía señalados en la orden. Esto, y no la presencia de manifestantes en la calle, hizo que el registro se alargase hasta largas horas de la noche, ha defendido Roig.
Asimismo, uno de los puntos destacables de la Declaración ha llegado con el abogado de Junqueras y Romeva, Andreu Van den Eynde, que ha empezado a preguntar a Del Toro si forma parte de grupos como “Unidad Nacional Española” en las redes sociales.
El presidente del tribunal, Manuel Marchena, sin embargo, ha salido al corte, asegurando que no se puede preguntar sobre filiaciones ideológicas. Sin embargo, nada ha dicho estas semanas cuando las acusaciones han preguntado tanto a acusados como a testigos sobre su asociación a entidades como Òmnium Cultural o ANC.