Un emotivo reencuentro tras una migración forzosa en el aeropuerto de Loiu
Diana Urrea relata en Twitter un emocionante encuentro entre una madre y sus dos hijos en el aeropuerto de Loiu.
La integrante de EH Bildu Diana Urrea presenciaba la pasada semana un emocionante encuentro en el aeropuerto de Loiu. Urrea se encontraba allí a la espera de que llegara su madre, procedente de Colombia, y junto a ella otra joven también de origen latino esperaba la llegada de sus hijos a los que hacía más de cinco años que no veía.
Urrea detalla en un hilo de Twitter la emoción que embarga a la mujer en cuanto ve a sus hijos llegar. La última vez que los abrazó el mayor contaba con tres años y el menor solo tenía meses.
Urrea decidió contar este encuentro en su muro de Twitter para hacer reflexionar sobre la situación que viven la personas, que como ella, tienen que abandonar su lugar de origen en busca de un futuro mejor. «Quería escribirlo para haceros reflexionar sobre tantas y tantas historias. Historias de personas que han migrado forzosamente por diferentes motivos, y no sólo tienen que cargar con sus propias penas, si no que además tienen que aguantar discursos racistas y xenófobos, sobre sus supuestos privilegios y las facilidades que tienen éstas», apunta en Twitter.
El hilo, que ha conseguido hacerse un hueco en la red social, acaba aclamando que en Euskal Herria «no sobran inmigrantes, sobran racistas».
Estaba esperándola en los ventanales desde donde se ven a las personas recoger sus maletas, y me saluda de modo cómplice una chica también con rasgos latinos, muy nerviosa, acompañada de su pareja.
— Diana Urrea (@DianaUrrea5) 2019(e)ko apirilaren 2(a)
Ella que dejar a sus dos hijos, el primero con 3 años, el segundo con pocos meses de nacido para buscar un futuro mejor para ella y para ellos.
— Diana Urrea (@DianaUrrea5) 2019(e)ko apirilaren 2(a)
Sus hijos se quedaron con la abuela (la madre de ella).
Cuando por fin llega el vuelo y empiezan a bajar pasajerxs. Ella estaba que no podía con los nervios y la emoción.
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Salimos a esperar en la puerta cuando, de repente, salen sus hijos y su madre.
Se tira al suelo toda la familia y se funden en un profundo abrazo. Buff...
Historias de personas que han migrado forzosamente por diferentes motivos, y no sólo tienen que cargar con sus propias penas, si no que además tienen que aguantar discursos racistas y xenófobos, sobre sus supuestos privilegios y las facilidades que tienen éstas.
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¡Y ya está bien!
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¡No sobran migrantes, sobran racistas! pic.twitter.com/30HXuKGFTf