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Una oleada de sabotajes eleva más la tensión en el Golfo Pérsico

Ryad y Abu Dhabi denuncian sabotajes contra sus barcos petroleros y el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, viajó de urgencia a la capital comunitaria. La tensión se dispara.


Las satrapías de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) han denunciado misteriosos actos de sabotaje contra varios navíos petroleros en el estrecho de Ormuz, lo que ha disparado la tensión en una de las zonas más calientes del planeta.

A primera hora de ayer, el régimen saudí denunció actos de sabotaje contra dos de sus navíos en la zona económica exclusiva (ZEE) de los Emiratos Árabes Unidos, a lo largo de las costas del emirato de Fujairah, mientras estaban a punto de penetrar en el Golfo de Arabia.

El ministro saudí de Energía, Jalid Al-Falih, señaló que los sabotajes no causaron heridos ni provocaron marea negra alguna, pero sí «daños significativos en las estructuras de los dos navíos». Uno de ellos se dirigía a la terminal saudí de Ras Tanura para ser cargado con petróleo con destino a clientes estadounidenses.

El pasado domingo, y tras un desmentido inicial, el régimen emiratí denunció actos de sabotaje contra cuatro navíos comerciales de distintas nacionalidades. Varias webs pro-iraníes y prorrusas habían informado previamente de varias explosiones en el puerto de Fujairah y aseguraron que entre siete y diez tanqueros estaban en llamas mientras aviones estadounidenses y franceses sobrevolaban el área.

El puerto de Fujairah, que da nombre a uno de los siete emiratos que componen los EAU, es la única terminal del régimen situada sobre las costas del Mar de Arabia, en plena boca del estrecho de Ormuz, por donde pasan la mayor parte de las exportaciones de petróleo del Golfo.

Esa terminal y el oleoducto desde el mismo puerto son los suministradores del petróleo de Abu Dhabi, emirato capital de EUA que aberga la mayoría de las reservas petrolíferas de esta unión de siete satrapías.

Estrecho de Ormuz

Irán ha advertido reiteradas veces que podría cerrar uno de los pasos más estratégicos del mundo, crucial para la navegación mundial, no solo petrolera, en respuesta a la creciente hostilidad de EEUU, que está intentando por todos los medios que Teherán no pueda exportar su petróleo, principal fuente de riqueza del país.

Washington, que prácticamente todos los días añade un nuevo paquete de sanciones para ahogar a la economía iraní, anunció el viernes pasado el envío a la zona de un navío de guerra, el USS Arlington, que transporta vehículos, sobre todo anfibios, y de una batería de misiles Patriot, que se suman al reciente despliegue del portaaviones USS Abraham Lincoln y de cazabombarderos B-52.

Irán ha respondido congelando algunos de los compromisos nucleares que asumió con la firma en 2015 del Acuerdo de Viena con el entonces presidente de EEUU, Barack Obama, acuerdo del que se ha desmarcado su sucesor, Donald Trump.

Teherán se desmcarca

Irán se desmarcó de los sabotajes y evocó una conspiración, aludiendo a «complots de malhechores y terceras partes para perturbar la seguridad regional». El presidente de la comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento iraní, Heshmatolah Falahatpisheh, apuntó implícitamente a Israel al evocar «un sabotaje por parte de terceros cuyos intereses están protegidos cuando la región es insegura».

Pompeo, en Bruselas

El domingo por la noche, el Departamento de Estado de EEUU informó de que su titular, Mike Pompeo, anuló su viaje a Moscú para evacuar consultas con sus aliados europeos en Bruselas en el marco de una reuión ordinaria de ministros de Exteriores de los Veintiocho.

El jefe de la diplomacia británica, Jeremy Hunt, señaló sin ambages que «estamos muy inquietos por el riesgo de que se produzca un conflicto por accidente en medio de la escalada de tensiones en la zona».

Su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, fue incluso más explícito al señalar que «la posición americana de aumentar las presiones y las sancionaes no nos conviene». El ministro de Exteriores alemán, Heiko Mass, abundó en que «tenemos mucha necesidad de hablar sobre la cuestión de Irán»

Gran Bretaña, Estado francés y Alemania son los tres signatarios europeos junto con Rusia, China y EEUU del acuerdo nuclear de 2015 y consensuaron su posición antes de la llegada de Pompeo a Bruselas.

Pero Irán les pide compromisos reales y no solo verbales para salvar el malogrado acuerdo.

 

Más sanciones de EEUU, ahora contra la exportación de metales

EEUU han dado otra vuelta te tuerca a su «presión máxima» contra Irán al anunciar sanciones a sus exportaciones de metales. No obstante, los responsables locales del sector aseguran que sus beneficios están menos expuestos que los del petróleo.

La Casa Blanca ha impuesto a Teherán nuevas sanciones contra «los sectores

del hierro, acero, aluminio y cobre», asegurando que representan la segunda fuente de ingresos en divisa extranjera de Irán y el 10% de sus exportaciones.

«Nada nuevo» para el sector minero, minimiza Mojtaba Fereydouni, especialista en industria. «Nosotros siempre estamos bajo sanciones. A veces menos, otras más».

«En agosto, los fabricantes de acero vieron ya cómo les bloquearon sus importaciones de materias primas y sus intercambios de productos siderúrgicos y, pese a ello, las exportaciones han aumentado», añade el analista.

Las cifras oficiales muestran que durante el ejercicio marzo 2018-marzo 2019 las exportaciones se incrementaron en un 20% para alcanzar los 6.700 millones de dólares. El acero representa el 67% de las exportaciones, el cobre el 15% y el aluminio tan solo el 3%.

En comparación, las expoprtaciones de petróleo iraní reportaron 30.000 millones de dólares en el mismo período.

Contrariamente al petróleo, el comercio iraní de metales está relativamente descentralizado y depende mayormente de contratos con pequeñas y medianas empresas (PME) extranjeras, lo que limita la vulnerabilidad a las sanciones.

«Nuestros principales socios en materia de exportación de metales son nuestros vecinos: Irak, Afganistán y, más recientemente, Siria y Omán», señala Fereydouni.

Amir Sabbag, responsable de Imidro, un holding estatal, reconoce que las sanciones pueden llevar al alza los costes de transporte, pero añade que esos costes pueden ser absorbidos por los mayores márgenes de ganancia.

Finalmente, el hecho de que los beneficios se queden en el exterior para permitir la importación de materias primas impide que sean intervenidos por las sanciones en el sistema bancario. GARA